Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 22 de octubre de 2012
Invadiendo mi silencio
Invadiendo mi silencio, tú el que intentas murmurar
constantemente tus palabras sentidas de amor no dejando que me encuentre a
solas conmigo misma para borrar de mi mundo interior, antiguas desolaciones.
Quiero mi silencio mudo incluso hasta el viento que toca mi
oído, ni el eco que se asoma a burlar mi voz.
Hoy necesito soledad, el cielo está oscuro, la luna se ha
ido, las flores no tienen la esencia de ayer.
Las aves volaron dejando su nido, me siento sola, pero sé
que tú vendrás al grito desesperado de ¡vuelve a mí, no me abandones, necesito
tu amor!
Invadiendo mi silencio, estoy en penumbras con todo mi
hastío y en cada suspiro lloro una oración que clamo en silencio porque sé que
todo fue pasado y que tú vendrás a mí, dejando en tinieblas, dolores ya idos.
Invade el silencio todos mis espacios, mi vida marchita
navega sin ti, en un triste andar se mueren mis pasos, te buscan sin tregua
para que me traigas al Hoy donde tú me esperas.
Invadiendo mi silencio, sin ningún encuentro, sé mi amor,
vigía de esta silenciosa que quiere regresar de su viaje interminable en el
desierto de su alma y que su corazón, de la mano dulce de la brisa, llegue
hasta ti.
En la caricia de tu voz, yo era el umbral de tu presencia,
yo estaba en la sombra de tu nombre, yo habitaba en ti, pero en mi mundo de
silencio, no te encuentro y un profundo dolor invade mi corazón.
No me dejes estar en el completo olvido, hazme llegar sólo
una caricia leve, el recuerdo de una sonrisa, la mano dulce de la brisa y acércate
con ternura a mi mundo de silencio.
Invadiendo mi silencio, tú, sin prisa, despacio, lentamente,
te vas adentrando en mi mundo para hacerme beber la fuente de la vida, aquella
que dejé sin casi darme cuenta.
¡Ven! ¡Entra en mi alma y hazla renacer! Que poco a poco tu
magia invada mi ser despertando sus deseos de gozar y amar y así lograrás
detener el tiempo entrando al silencio de mi alma para vivir contigo suspiros
leves y caricias cercanas.
No quiero que seas en mi mundo de silencio un simple reflejo
en mi imaginación y que al despertar mis ojos no te lloren.
Invadiendo mi silencio con tu presencia en mi cuerpo para
darme la flor del amor de la vida que hoy desvela mis pensamientos con silencio
de olvido.
Ecos de besos no dados
Ecos de besos no dados, resuenan
en mi alma como alas rotas de aflicción
y deseos reprimidos, esos instantes que no se olvidan, tan vacíos, devueltos
por las sombras, tan vacíos, rechazados por el tiempo.
Ecos de besos no dados, ese
instante que pudo ser tierno y pleno de gozo, pasó despacio por mi lado y mi
cuerpo desnudo, desnudo de sangre de alas, sin ojos para recordarte, sin labios
para recoger el zumo de tus mieles, se perdió en el canto de los helados
campanarios.
Los suspiros del mar me
humedecieron las únicas palabras y los besos no dados por los que vale vivir.
Ecos de besos no dados, fue tan
solo un instante breve de la nada acurrucado en una eterna espera en la cueva
del destino, sin manos para decir nunca, sin labios para besar los tuyos.
Ecos de besos no dados, como
dueños del silencio, son como una tribu de palabras mutiladas y de tibiezas no
recibidas, se elevan entre montañas hacia las nubes, lejos, muy lejos, en una
partición de sol en pequeños soles negros.
Hay en la espera del beso un
rumor a lilas rompiéndose en la lluvia gris del alba.
Ecos de besos no dados, soy como
una viajera, mujer poeta, que ha dejado su cuerpo junto a la luz y ha cantado
la tristeza de lo que nace.
Mi alma sin tus besos se
estremece toda, volcándose en la madre de las tinieblas.
Entre hilo e hilo de su tejido de
espera encierra el anhelo del beso no dado, guardado como tesoro en el mundo
para mí perdido entero sin ti.
Ecos de besos no dados que
pasarán entre el frío, el viento, la lluvia, el trueno, resonando por un minuto
de vida breve en los confines del mundo, danzando como palabras de amor en
paraísos no encontrados, que saltan de estrella a estrella, de sombra en
sombra.
Voy por galerías donde vagan los
besos que no encuentran mis labios, esperándolos, sabiendo que no llegarán a
mí.
Todo sonido en eco tuyo me lo
convierte el alma que te espera y ahora en esta hora inocente me siento en el
umbral de mi mirada como sonámbula en una cornisa de niebla esperando despertar
como flor que se abre al viento en un camino de espejos donde los besos son
dados como encantamiento creciendo solos en la noche pálida, enlazando fuegos
de silencio, ingenios en espejos de triste transparencia.
Rescataste mi vida
Rescataste mi vida, tú, el único, mi numen mi inspiración
divina que no me dejaste caer, ni doler, me envolviste en piedras verdes de la
noche oscura y me devolviste a la vida serena y calma.
Como vigía de mis poemas hiciste de mi alma un canto
arrepentido, sin temores, dudas ni falsedades y me llevaste a mirar mi entorno
con inocencia como si nunca hubiera sido herida ni lastimada.
Rescataste mi vida, quiero mirar tu rostro amado para que se
aleje de mi para siempre el miedo del engaño como un pájaro al borde filoso de
la noche.
Ahora, en éste mi otoño, me hace sentir como una niña de
tiza rosada en un muro muy viejo que súbitamente lo borró la lluvia.
Rescataste mi vida, que ahora mi corazón se abre como el
retoño de una flor.
Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz, hacen de mi la
ofrenda, el ramo que florece, el viento en el umbral.
La noche es de los dos, se dispersó la niebla y mi memoria
es la sed de tenerte junto a mí, en mi fondo, en mi recuerdo.
Al negro sol del silencio tus palabras doran mi vida, por
eso escribo, no estoy sola, hay alguien aquí que tiembla.
Rescataste mi vida, voy en busca de quien soy, peregrina de
mí, voy a la que duerme en un país al viento.
Rescataste mi vida, disipaste la niebla verde de mis labios
y del frío gris de mis ojos y mi voz, ahora, a tu lado, canta con amor tierno y
dulce.
Arcano sueño, ahora, ya, no más aparecerá el antepasado de
mi triste sonrisa y hay candados pero no llaves y hay pesares pero no lágrimas.
A ti te debo todo lo que soy ahora, tengo mañanas luminosas,
no más noches sufrientes.
Rescataste mi vida, mis manos enamoradas del viento
acarician tu amado rostro aún ausente y desde mis espejos, guardo, en mi cofre
de memoria todo el olvido del ayer.
Te has llevado mis angustias, mis miedos temblorosos, mis
delirios hondos, ahora por ti baila la luz en mi sonrisa, mis manos palpitantes
se desnudas y te buscan para que me enseñes a vivir junto a ti.
Rescataste mi vida, y mis brazos insisten en alcanzar al
mundo y la danza salvaje de la alegría inunda mi corazón.
Mis esperanzas se renuevan, mi existir es ahora un pájaro en
alto vuelo hacia un horizonte sin fin y el soplo de la luz inunda mi mente
cuando escribo las palabras de amor que me hacen sobrevolar como una dinastía
de soles.