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Sin libertad


Sin libertad,
¿a dónde irás?
Te la quitaron y tú la ofreciste
como en bandeja de oro
con pétalos de rosas al mejor postor.

La vida entre tambores
que andan por tu sangre
no merece ser vivida,
trasmitiendo la maldad,
los celos,
la envidia,
la ignorancia.

Sin libertad
vives en un submundo profundo,
la luz no te ilumina
como en una galera encadenado
y tu mente divaga
en recuerdos ingratos
y hablas sin pensar
que hieres y lastimas.

¡Basta ya!,
medita contigo mismo,
reencuéntrate y haz que el amor,
el verdadero te envuelva
en una túnica de lentos llantos.

Sin libertad,
mudo levanta tus brazos
y clama por paz y paciencia
como si pudieras salir
de entre los escombros
de pesadumbres
y bajezas en las que estás sumergido.

Yo tengo mi rostro feliz,
mis libres brazos
y todo cuanto tengo,
es Amor,
lo más sagrado
que a raudales sale de mi pecho
aún a pesar de que crean
que no tengo cualidades
de ser humano sensible,
de que soy pérfida y arpía.

Viven en la equivocación del no saber,
del no vivir intensamente,
de tener un corazón duro
como un roquedal
o roto en cenizas.

Sin libertad,
no piensas,
no razonas,
eres intolerante
y te vas desgastando
con el tiempo,
dando valor a lo mísero
y pequeño por conveniencia propia.

¿Sabes  lo que significa
valorar a alguien?
¿Sabes defender lo querible?
¿Proteges a quién te quiere?
No, eres calculador
en tu cueva sin amor,
no das ya más valor
a las cualidades,
sólo te interesa
lo superficial y fútil,
no lo verdadero y único.

Sin libertad
aún cuando creas tenerla vivirás
sin lo más preciado de este mundo,
el amor incondicional.

¡Qué solo quedarás
sin espigas de amor en tus brazos!
Todo cuanto en la vida quieres gozar
no te pertenece a ti,
es de los otros,
los que te rodean
en un mar de la nada,
en un valle de las sombras
donde el frío te rodeará
y la felicidad huirá de ti,
sin nada en tus frías manos,
aún cuando creas tener todo.

Tenías inteligencia y coraje,
piel y pechos duros para sufrir
y vencer los golpes,
los ultrajes,
los manejos de gente necia
y no supiste abandonar
lo que creías necesario
y llegaste  al final.

¡Cuán poca fuerza la tuya! ,
entre el polvo
pero con necesidades materiales cubiertas,
permitiste que invadieran tu libertad
y quedaste desnudo y solo.

No supiste ni pudiste valorar
lo que te conducía al sendero
luminoso de la felicidad.

Besos esquivos


Besos esquivos,
entre tu verdad más honda y yo
me ponen siempre tus caricias leves.

Tu boca es mi única ley,
tu boca de dulces y miel.

Tu boca que sin prisa besa
y me apasiona
es la cárcel de fuego de tu aliento
que enciende mi boca
y hace que mi cuerpo se desborde
en un sentimiento puro y callado
que se pierde en mis adentros
para estallar en tu cuerpo
y gritárselo a tus sentidos
para que así terminemos unidos
en un grito de pasión
que sólo escucha nuestra piel.

Besos esquivos,
quisiera yo,
amado,
tus besos esquivos de aliento
de cerezas elocuentes,
de labios frescos,
almíbar,
ciertamente,
quisiera yo tu beso fugitivo.

Tus besos son de noche
aún más ávidos y ardientes
y nuestros labios cavan en la aurora
un espacio del gran besar nocturno.

Un beso no esquivo te pido a ti,
mi amado amante,
para el fuego que viene
en mis entrañas encendido,
por tu boca mi ruego escucha
para que mi razón de vivir
no grite por sosiego
y mi corazón clame
por otro latido
al sentir tu beso ausente.

Besos esquivos,
los busco,
los persigo,
surgen en mis poemas de amor
para que viajen hasta tu alma
y despierten en ti
la dulce estrella de la pasión,
ojos de luna,
corazón suave y tierno
que me dará sus besos de miel
y así las venas de tus sentimientos
se abrirán como un jardín florido.

Mi dulce amor,
espero tus besos esquivos,
sin ellos la vida no tiene sentido,
te has convertido
en mis poemas eternos,
mi luz,
mi inspiración…
Cuánta lucha y dolor…
Lágrimas,
poemas,
desafiando la razón
y resistiendo distancias
y tiempos.

Hoy pintamos poemas,
plasmados de besos,
adornados de abrazos,
caricias, susurros, fuego…
No hace falta pluma o papel
pues nuestros cuerpos hoy…
se convirtieron en lienzos...

Besos esquivos,
ya no más,
hay besos que pronuncian
por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada,
hay besos que se dan con la memoria.

Quiero besos silenciosos,
no esquivos,
sí nobles,
sinceros,
no enigmáticos,
sí besos que se dan
sólo las almas verdaderas
y sentidas.

Quiero besos
que arrebaten mis sentidos,
misteriosos,
que dejen en mi alma
mil sueños errantes y perdidos,
besos perfumados,
tibios que palpiten en íntimos anhelos
ya que parecen azucenas por sublimes.

¡No más besos esquivos!
Quiero besos que en mis labios
dejen huellas como un campo de sol
surcado por un amor verdadero y único.

El secreto íntimo


El secreto íntimo,
mi secreto escondido
entre hilos de seda y entretejido
con recuerdos cobijados
con un manto de ilusión.

El secreto íntimo
guardado entre ocultos lugares
del corazón,
nadie podrá saber
nunca lo que esconde,
ansias de amar,
anhelos de vivir,
felicidades transparentes
entre luces multicolores.

El secreto,
mi secreto
¿quién podrá resquebrajar
el capullo donde está envuelto
y encontrarse con el existir de mi vida?

Sólo podrá ser quién me ame
con ese único amor perfecto
que descubra las fibras
más íntimas de mi ser.

El secreto íntimo
no es un solitario enigma,
es una red de intrincadas formas,
de infinitos límites,
de inescrutables contenidos
donde mi alma guarda
lo más íntimo de mi ser.

El secreto,
mi secreto
es el que en mi mundo interior vaga,
se acurruca en lugares cálidos
para vislumbrar la verdad
de lo oculto en mi ser.

Mi yo interior lo escudriña,
lo analiza,
quiere saber el por qué de su existencia
¿qué es lo que guarda tan celosamente?
¿fantasías ocultas?
¿verdades a medias?
¿amores desvanecidos?,
¿reprimidos?

El secreto,
único, irrepetible,
propio, sólo mío,
donde duermen el amor
y el deseo escondidos anhelando
que en un resonar de campanas al vuelo,
encuentren lo que están esperando,
el ser conocido,
el aire tibio de una noche
de amor y desvarío.

El secreto,
entre agobios y tristezas
inundado de llanto
y de quejas de dolores quiere
escaparse de su escondrijo
húmedo y tubio
y encontrar el aroma perfumado
que sólo un alma noble y pura
lo pueda recibir.

El secreto íntimo,
te siento rozándome invisible,
sutilmente impalpable,
en mi mundo interior
y aunque sé que siempre
te he llevado conmigo eres lo único,
lo solitario  entre todas mis emociones.

Quiero que vengas tú,
el amor esperado
para compartir
en nuestros instantes juntos
este secreto tan íntimo
y tan celosamente
guardado para que cantemos juntos
con la voz del alma
el himno del amor eterno,
sin subterfugios,
sin huidas,
sin heridas.

El secreto íntimo,
compartido al fin
con un presentimiento
es como una hoja medio desprendida
que ya la agita sin llegar el viento,
hoja temblorosa y conmovida.

Mis ansias,
mi angustia y mi tristeza
desparecerán buscando en la dura realidad
de la vida la belleza del vivir.