Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 27 de febrero de 2017
Susurros
Susurros,
leves,
misteriosos,
acariciantes,
que llegan a lo profundo de mi alma.
¿Qué trasmiten?
¿Por qué aparecieron en mi vida?
Me inspiran ansias de que estén siempre cerca
aunque en mi mundo interior
llegan palabras sin sentido,
sí con sentimientos de amor.
Susurros,
apenas audibles,
sus colores brillantes iluminan mi mente,
los necesito,
son parte de mí,
me estremecen,
me acarician por dentro,
me hacen cosquillas
y mi corazón late más aprisa.
Murmullos sinceros
que inspiran instantes de felicidad,
puros y mágicos,
no existe el tiempo ni la distancia.
Susurros que como bocanadas de aire
diáfano penetran en mi cuerpo,
se traslucen en mi piel,
en mi sonrisa espontánea y única.
Son como gota a gota
que caen bajo un sol radiante
iluminando ampliamente
y con rítmicos latidos mi corazón
de agua y miel.
Musitas a mi oído
como si estuvieras escondido detrás de mí,
entre sombras claras y crepúsculos ardientes.
Susurros encantados como temblores
de alas que me buscan y se posan despacio,
muy despacio en
mi espíritu.
Y entre esos balbuceos de siempre,
en tiempos sorpresivos,
constantes, lentos,
a veces dadores de armonía,
a veces
dispensadores
de amores pero nunca los mismos.
Me hacen estremecer entre músicas
de cascabeles y
cristales como pájaros colgados,
con olores inefables,
frutales,
a uvas cortadas o a café recién molido.
Susurros inquietos,
a veces suaves,
a veces calmos
pero siempre con un mensaje de amor,
como una caricia que me lleva a esperarlos
con ansias de besos,
ternuras.
Rumorean cerca de mí,
me llegan como de lejos,
como viento entre tallos de mimbre
o entre nenúfares flotando en el agua,
me cercan,
me rodean,
bordan en mi interior cuartetas
que sólo yo podré escuchar.
Susurros dulces,
¡no se detengan!
cual extrañas partituras contrapuntean
en mi alma deseos inconfesables,
íntimos,
muy íntimos y río de felicidad
cuando oigo su mágica brisa
en las madrugadas albas de mis despertares
ansiosos de tenerlos cerca de mí.
Son los susurros de amor
que me inspiran a volcar en mi poesía
todo lo que siento siempre,
desde lejos,
siempre desde cerca.
Líricas de respiración
como notas azules en mi corazón,
melodías que resbalan en mi sangre
como visiones de ti que se posan en una mirada fija
en la vida de dos muy nuestra.
Soy mujer
Soy
mujer,
vulnerable,
sensible,
que
oculta y dormida
me
escondí del amor
por un
tiempo muy largo,
días,
tal vez
años,
con
temores ocultos
a ser
lastimada y herida.
Soy
mujer
y ahora
soy libre como el viento,
para
amar, para soñar,
para
elevarme hasta el cielo si quisiera
porque
nadie decide mis sentimientos,
nadie
le pone alto a mis devaneos.
Amo el
amor
y canto
mis palabras dulces
que
como desafiantes jinetes del aire
se
vuelcan en páginas de colores
como
prosas de amor
inventando
nuevos mundos
desde
las frases tiernas
y
llevando a las alturas
como
aves peregrinas
las
lágrimas que se van con ellas.
Soy
mujer,
me
invento en la cumbre
adivinada
entre árboles retorcidos
buscando
el retorno de la sonrisa.
Sigo
las huellas de mis pasos
en
soledades mías,
muy
mías,
quiero
estar allí contigo
pero
tengo miedo de amar
y debo
estar acá.
El amor
nunca perdona
a
quienes saben amar.
Se
cobra su tributo,
le pago
sin demora,
con el
dolor de la distancia,
antes…
y
ahora.
Soy
mujer
y desde
lejos te miro
con mis
ojos cenicientos de cristal
y me
duele muy dentro.
Soy
mujer
y no
quiero encontrarte ahora
que soy
libre,
me
ahogarías,
me
arrancarías el aliento
en cada
abrazo,
me
desarmarías el alma
en cada
beso.
Nos
uniríamos
en el
fino aliento de la aurora,
entre
claridades que perforarían nubes
y
volaríamos entre frondas salvajes,
sintiéndonos
juntos,
muy
juntos.
Soy
mujer
que en
este hoy clama por ser amada
y desea
que hagas allí,
en tu
corazón,
una
imagen viva y radiante,
feliz y
colmada en arrullos de amor
que
despacito iría hacia ti,
entre
besos de pasión y deseo.
Soy
mujer
y a
pesar de que el amor
me
llevará a sufrir
quiero
en este instante
que
nuestros ojos,
en el
fuego de la tarde
nos
lleven a vivir con alegrías plenas,
bajo
cinceles embebidos
de
nuestro sentir noble y puro.
Soy
mujer poeta,
soy la
flor que deshoja cada amanecer,
llevo
conmigo todos los aromas,
la
dulzura de la miel,
el
calor en una noche de amor,
mi
sueño eterno,
mi
leyenda de otoño en serenata.
Soy
mujer
que ama
más allá del tiempo
y la
distancia que te busca
en los
días de tormenta,
en la
placidez del agua
que en
mi piel revolotea al sentirte
mío
para siempre
sin
angustias ni pesares.
Soy ese amor secreto
Soy ese
amor secreto,
estás
en mi
como
una sombra
de
mariposa fresca,
como
una ciega luz
que me
lleva al camino
para
saborear la paz serena
de tu
amor.
Necesito
todo de ti,
soy ese
amor secreto,
a
oscuras,
soy un
fantasma en tu vida
que
siempre se desvanece con el día.
Me
desarmo como una nube
deshilachada
en penas.
Soy ese
amor secreto,
me
duele el alma,
anida
el trueno
cuando
tú no estás a mi lado,
cerca,
muy
cerca.
Añoro
en el silencio
la
mojada sonrisa de tus labios
y el
retirado bronce de tu cuerpo.
Mi
deseo tiembla.
Soy ese
amor secreto,
es tu
silencio,
silencio
vivo,
bullicioso
de recuerdos,
de
manos de papel
que se
deslizaban por mi,
levemente
y con ternura.
Tu piel
brota entre mis dedos
antes
de que la realidad
llegue
a mis manos.
Realidad
de no tenerte,
en las
luces y en las sombras,
la
rueda de mi existencia
cotidiana
que se pierde
en una
nada del aliento de amar.
Soy ese
amor secreto
que se
ahoga en tu silencio
para
escuchar la imagen juguetona
de tu
voz que guardo entre mis dedos
como
una flor de música y cristal.
Te pido
que vengas a mí,
búscame
con ansias,
aún
avanzando en tinieblas,
casi a
ciegas.
En el
sendero de mi vida triste
hubo
una flor,
cuando
empezaba a percibir su aroma,
se
esfumó,
así
vivía mi alma triste y sola,
así
vivía mi amor
hasta
descubrir
que
todo eso borró al querer.
Soy ese
amor secreto,
no eres
el sol pero
iluminas
mi vida.
Amor no
es sentir lo que quieres
sino
sentirlo sin querer.
La peor
soledad
es
cuando se cierra el corazón
al amor
y al deseo,
si
obscuras nubes invaden tu ánimo
y una
lágrima empapa tu mirar
solo
llámame,
allí
estaré.
Soy ese
amor secreto,
estoy
sola,
te
tengo a ti en mi mente
y te
estoy conociendo
aunque
me acompañe tu silencio.
Soy ese
amor secreto,
aquí
estoy con la desgarradora
soledad
de tu recuerdo…
te
siento,
estás
en mi
como
una luz de fuego
y
tormenta.