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¿Qué quieres de mí?


¿Qué quieres de mí?
que no soy nada,
que no soy nadie,
tan solo un hálito de aire puro y diáfano
envuelta en una crisálida
transparente y traslúcida
donde respiro y vivo
escribiendo mis poesías de amor.

¿Qué quieres de mí?
Soy tan solo abecedario,
alfabetos,
poemas,
estrofas,
que danzan
y en mi cabeza hacen bailar
todo a mi alrededor
entre poesías
de amor dulce,
tiernas,
únicas,
para ti.

Mi cuerpo baila
salteando las letras,
las rodea,
las zigzaguea
porque escribo
para ti,
mi amado y dulce amante.

¿Qué quieres de mí?
Todos los que me rodean
me miran con mil ojos distintos,
tachonados
unos, de estrellas,
otros, de luces,
otros, como búhos nocturnos.

Me quieres deshacer en mil o más
trozos de azogues y espejuelos
para que mis poesías
recorran en pedazos
mis trozos de amor.

No soy mar,
no soy cielo,
no soy nube,
sólo soy un algo insólito
que se siente liviana,
frágil,
triste y alegre a la vez.

Me voy sin darme cuenta a otros mundos
donde me llaman
entre susurros de amor,
entre caricias de palabras
que me hacen sentir
mariposa,
libélula,
colibrí,
entre el espejo mundo
de fantasía
donde floto, sin par,
entre mis poesías,
tuyas.
nuestras,
amor mío.

¿Qué quieres de mí?
Un trozo de mi alma,
un aliento de delicias de mi cuerpo,
un recuerdo de mi mente,
un pálpito y mi fuego.

¿Qué quieres de mí?
mis intactos besos de amor,
gozan la virginal delicia
de no haber sido vistos
por ningún mirar.

Los recados de aves y frondas
feliz la corriente llevan.
Deprisa, deprisa va
lo que es el mensaje
de lo que quieres de mí.

Espero y desespero


Espero.
En las noches silenciosas y oscuras,
 pienso en ti que te has ido a hurtadillas
entre secreteos malsanos y tristes
 a otros amores que te buscaban sin cesar.
Me olvidaste,
yo no te olvidé,
recuerdo cada instante de nuestro estar juntos,
amándonos con tal intensidad
que el día se volvía de noche y la noche día.

Desespero.
Sí,
 desespero por no haberte podido decirte
 ¡adiós!,
todo sucedió en silencios prolongados y dolorosos,
 sin una palabra aún fingida de falsos sentimientos,
dejándome adolorida y triste,
 mi corazón sangrante y las estrellas fugaces lo traspasaban
 llevándome a ese mar interminable de lágrimas tristes.

Espero.
Siempre te llevaré dentro de mí,
 recordaré los dolores y las alegrías
 mientras el mundo se me hace nada,
 te busco en mis recuerdos mientras te amo en mi soledad
y acuno las canciones
 que me cantabas despacito haciéndome sentir amada.

Desespero.
Y sueño que todas las noches vienes a poseerme
 y te pido que me digas donde acaba el hilo negro
y donde empieza el blanco
y para olvidarte aprieto los dos hilos con las manos
 en espera de que el negro se vuelva blanco
 y tú desaparezcas de mi vida
y poder reponerme de este dolor sofocante que me asfixia
y no me permite amar otra vez
sanado mis heridas aún sangrantes.

Espero.
Mientras espero nuevas ilusiones,
esperanzas,
amores nuevos,
escribo versos,
poesías,
prosas que desgarran mi alma,
 en intentos imprecisos,
 versos que simulan estrofas,
como el primer verso que tú inspiraste,
pero sin ti,
 mi numen vaga por altos horizontes
 porque tú eres la poesía que se perdió.

Desesperó.
Amor,
entre la magia y el misterio de la vida,
vuelo hacia ese pasado del cual ya estamos alejados,
deseo parar el tiempo,
me fundo con la oscuridad y no la veo,
 te imagino conmigo buscándome.

Espero.
Ya no con anhelos e ilusiones que vuelvas a mí,
 sólo espero con infinita paciencia
 que poco a poco te olvide,
te vayas de mí y así poder amar otra vez
con calidez de alma pura
y podré mirar el cielo llevando dentro de mí el silencio del mar,
el fragor de la tierra, la música del aire.

Mi pensamiento me llevará lejos,
 hacia litorales desconocidos, horizontes iluminados.
Percibiré el leve crujido de la naturaleza que me rodea,
 amaré y buscaré la paz
 como única esperanza y fuerza en mi vida
y te encontraré a ti,
la estrella que brillaba en el cielo para mí,
 la que yo no veía pese a que la noche era clara
y traía la luz a mi alma con un amor verdadero y único.

Sorpresa inesperada


Sorpresa inesperada,
¿qué viene por el sendero blanco
como papeles de rocío,
revoloteando el aire hacia mi?
Buscan mi nombre,
hurgan entre miles de huecos
de arcones con cerrojos
y llaves entreveradas en un ovillo metálico
que es imposible desatar.

Sorpresa inesperada,
como en un combate
con carcaj en nubes urdidas,
sueño que despierto
entre murmullos desnudos
donde la luz en mis pupilas congrega
la sangre en los sentidos y una tibia memoria
sin contornos descubre lo que esperaba ansiosa.

Sorpresa inesperada,
se mueve la distancia hacia ella
como alas batientes detrás de mi alma,
inútil que te busque y te persiga,
vendrás por el aire burilada
por el talón de arcángeles invictos.

Sorpresa inesperada,
mi corazón tiembla,
la duda me inunda,
¿es que acaso llegará a mí,
a pesar de todas las murallas que me envuelven
y me aprisionan en castillos de cristal?

Un miedo tibio padece lentamente mi alma
pero la esperanza lo cubre con mantos verdes
haciendo que el aire húmedo
me lleve a cielos de alamedas de cristal,
esperando en paz y sosiego.

Sorpresa inesperada,
se acerca despacio,
sin prisa,
sobornando las dudas que me acechan
que me quitan el hechizo de mis sueños.

¿Será verdad que me encuentra lo que más espero?
Mis manos se agitan,
angustiándose en el aire
en un largo alumbrar del movimiento.

Cae el pulso agitado de la sangre
sobre el plato sonoro del silencio,
quema la llama hirsuta de mi frente,
un ave de marfil en primer vuelo.

Sorpresa inesperada,
¿Vendrás a mí?
¿Me encontrarás en el instante preciso
en el que más te necesito?
Crece en mí,
una hiedra pálida de dudas,
ahogando en desazón el pensamiento
y deteniendo las horas de la espera
la ramazón elástica del viento.

¿Cuál es la sorpresa inesperada?
La que agita mi alma,
la que levanta la estirpe de mis cantos
y mi sangre convoca con apetencia
haciendo brotar de mi interior
las palabras con sonidos,
las frases de amor,
la que despiertan mis sentimientos más íntimos,
los secretos guardados con celo y artimañas
para que nadie los encuentre en el nunca jamás.

Sorpresa inesperada,
te reclamo,
te nombro para que me halles
y me sumerjas fija en este mundo
entre alegrías y cantos,
hacia mi interior donde el deseo reverdece.

Queda la incógnita,
lo no sabido,
lo imposible de anunciar,
el misterio no develado,
el ruego no escuchado,
la quietud inmóvil,
la soledad sin amor.

Sorpresa inesperada,
eres el solar de mi vida,
el deseo consumado aún sin serlo,
coronas los vientos serenados de mi vida
y haces surgir los cánticos unánimes
de mi frágil existencia.

Ya se acerca,
notas suben en números concordes,
el mañana me espera y con sones de oro
te proclamo dueña y señora del existir
en esta vida donde la sorpresa inesperada
nos conduce a dichas sin sonrojos
corriendo por la cifra de mi nombre
hacia el cuenco sellado de mi vida.