Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 21 de junio de 2017
Hoy Tú No Estás
Hoy tú
no estás,
en mi
presente
no te
veo
y mi
corazón se estruja,
la sangre palpita despacito
y por mis mejillas
caen
las lágrimas
que
nacen
de mi
alma dolorida.
Me paro
en el
recuerdo
para
poder hablarte
y me
descubro
andando
caminos ya recorridos,
momentos
que vivimos,
irrepetibles horas
que no
fueron eternas
y se
llevó la aurora.
Hoy tú
no estás,
es una
espera larga
y el
pasado sin tiempo
se
escurre entre las manos
dejándome
de nuevo
con mi
dolor a solas,
un eco
de palabras
y tus
ojos
que me
acarician el alma
como
vuelo de alondras.
Hoy tú
no estás
con
paciencia,
calma,
con el
viento
te
seguiré buscando
en las
hojas del jazmín,
entre las olas del mar,
en las
canciones,
en las
esquinas,
en los
pliegues de mi piel,
en el
silencio que me mata.
Hoy tú
no estás
y la
espera en mi alma es tuya,
en el
sabor de tu deseo,
en mis
lágrimas
que
ansían encontrarte
en
poemas olvidados.
Hoy
cansada
te seguiré buscando
atenta,
expectante,
anhelante
en mis sueños de hoy,
mañana,
mi amor
de
nuevo esperaré
tu
presencia a mi lado
y
pensaré que susurras en mis oídos
diciéndome
que me
amas.
Te
busco
y
siempre tú apareces,
miradas,
suspiros…
¡ay
amor de mil amores,
amarte
será una profecía!
Y
guardaré este amor
muy
secretamente
porque
buscarte
será
siempre tenerte
muy
cerca de mí.
Hoy tú
no estás custodiando
el
hechizo de mis sueños
y entre
el follaje de tu prado
y en el
fresco temblor
de su
rocío,
creo
verte
y mis
ansias se colman
de
alegría y repaso
la
ciudad,
exploro
el río
e
indago por el mar
por mí
cantado.
Hoy tú
no estás
en el
verde levantado
del
árbol
dónde
pierdo mi albedrío,
ni en
el viento caliente del estío,
ni en
la orilla del mar enamorado.
Hoy tú
no estás
y la
espera es larga
y
sombría
pero
con el ruido de mi aliento
te
seguiré pensando
en mi
silencio,
mis pupilas se encenderán
temblando
y mis
labios
en una
llama angustiante
y
quejumbrosa
te
seguirán llamando.
Iré por
tibios rincones,
abriré mis puertas
para
que el sol te ilumine
y te
indique
el camino
hacia mi querer.
Hoy tú
no estás,
te esperé con ansias
en mi
larga noche,
inmóvil
contemplé las estrellas,
grité
con fuerza tu nombre
y sólo
una luz azul
bañó mi rostro.
Lágrimas al viento
¿Por
qué sólo yo sé
lo que
calla mi silencio
y lo
que guardan mis recuerdos?
¿Cuál
es la causa
de que
mantos de lloviznas,
de
lágrimas,
inunden
mi rostro
y el
viento las reciba
desde mis mejillas?
¿Tú
sabes del vacío
que
dejaste dentro de mi ser
sin
sentirte a mi lado,
entre
tus brazos?
¿Acompañan
la inmensidad, las ansias
o tengo tan sólo junto a mí
la
música que me recuerda a tu presencia?
¿A
dónde te llevaste las lágrimas
que bañaron mi cuerpo
en
espigas del sol recién abierto?
¿En
cuál aguacero, de qué tierra lejana
me
estaré derramando
para
abrir surcos nuevos?
¿O si
acaso, cansada de tu ausencia,
mis
lágrimas al viento
se
estarán congelando
en
cristales de hielo?
¿Por
qué tú fuiste el único hombre
que
besaste mi alma al besar mi cuerpo?
¿Qué
frescura me mueve
a
quedarme en el alba
en la
que tú, despacio, sin prisa,
te
alejaste de mi lado?
¿Cómo
mueren los últimos recuerdos
que me
ataban al tren del pasado?
¿Dónde
están mis lágrimas tristes
que
nacían de mi alma
al no
sentirme más amada?
¿Cuándo
sentiré que llegaré a tu alma
y que tú, en el horizonte nuestro,
desdibujado
por mis lágrimas,
tú me estarás esperando?
¿Sabes
tú
cuando
se unirán nuestras risas,
más
blancas que el blanco
y cual
milagro en la luz de una lágrima,
se
besarán tu llanto y mi llanto?
¿Por
qué mi alma se eleva
en un viaje alado
saltando claridades
recogiendo
el sol en los tejados
y
dejando tristezas y llantos
en
nubes ligeras que surcan el aire?
¿Cómo
iniciar el camino del olvido,
de
nuestro amor ya pasado,
buscando
otro sendero, suave,
que me
lleve, sin remover los recuerdos
a otros
brazos que ansiosos me esperan?
¿Cuándo
se abrirán las cortinas
de mis lágrimas al viento,
dejando que mis ojos
se unan
a otros ojos
en todas
las pupilas del espacio?
¿Cómo
anudaré mis emociones
para que la sonrisa
traiga
a mis manos la alegría
y la
esperanza de una nueva vida?
No
quiero más gritos de lágrimas al viento,
me suelto a la pureza
de un
amor sin ropajes,
seguiré
mis ansias
como el
sol en los pétalos,
vida
del hoy y del mañana,
en un batir de inquietas fuentes,
en un
inmenso río,
corriendo
hacia la paz y el amor perdido.
La Desconocida
La
desconocida,
la que
desapareció tras sus huellas,
a su
lugar escondido y misterioso.
¿Quién
es ella,
la
innombrable, la sin nombre,
la que
huye del mundo
disipándose
en las tinieblas
vagas y
temblorosas?
¿A
dónde se dirige
con su
paso cansino y torpe?
¿Por
qué sus hombros se inclinan
hacia el suelo
y sus
ojos no se vuelven a mirar el cielo?
La
desconocida,
la que
un día se sintió vencida,
la que no encontraba escape
de su
laberinto de amor,
que no
comprendía nada por tener tanto temor.
Vuelve
sin pronunciar palabra alguna,
es
aquella, la que viste llorar,
en su
mirada se ve que no cree en nada,
su
corazón de tanto sufrir
se
tornó de hierro fuerte.
¿Cuál
fue la razón de su cambio,
de su
soberbia figura
ahora
cabizbaja y apocada?
La
desconocida,
la que
sólo conoce la noche,
con sus
ropajes oscuros,
negros
y grises,
su
rostro oculto
con un
manto de enredaderas mustias,
se
acerca despacio,
con su paso cansino,
buscando
lo que dejó atrás,
sus amores ahora ya ocultos,
su
felicidad perdida
en mil
vericuetos hondos y secretos.
Su alma
fría la atormenta
con
hondos dolores
de
nostalgias ya idas.
Camina
sin saber adonde dirigirse
y a
veces, fugazmente,
en un
breve instante,
distingue
una luz que la lleva
a su
destino perdido
del
cual ya no tiene memoria.
Se
desliza entre dos mundos,
regresa
del submundo
donde estaba sumergida
para
encontrar su yo perdido.
La
desconocida,
para
salvar su mundo
y
limpiarlo de espadas
viene
en busca de la antigua luz,
de la
lámpara olvidada,
envuelta
en la noche cruel
de sus
pensamientos.
En una
túnica de lentos llantos,
donde
nadie la ve,
se
envuelve en sus ropajes
y
camina sin cesar,
asoman
a sus ojos
recuerdos
de amores pasados
y sus
brazos se mueven
como
ramas del agua
y entre
sus dedos largos
aprieta
sus puños,
su
bastón como báculo
la guía
hacia el sendero que busca,
que se
le escapa y se aleja
de la
luz avizorada entre el aire
y los
sones en que arden las cañas.
¡Aprieta
su cuerpo envejecido y leve!
¡Qué hambre
de soles a su frente asalta!
¡Aprieta
y no sueltes, palmera alta,
con
hojas secas y raídas,
que el
alma y la carne
se van
con la vida yerta y desolada!
La
desconocida, de sus dolidos huesos
y la
raíz de su pasado se va consumiendo.
¡Álzate
de tus escombros,
que la
vida vale
vivirla
con amor y esperanza!
¡Espera
el nacimiento del nuevo día
desde
el polvo de tus muertos,
déjalos
ir a los vientos entregados!
¡Quítate
ahora, desconocida,
los disfraces oscuros del ayer,
de los
días amargos
y recupera
la vida
que
quedó flotando bajo tus párpados!
¡Vive,
respira, canta,
nada de
fuera debe preocupar tus sentidos!
¡Todo
se pierde en nieblas de humo
y de
incienso!
No
recuerdes nada de tus tristes
y
pasadas jornadas,
vive el presente,
la fuente
de la eterna luz,
el futuro mañana
caminará
hacia ti.