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Al son del fuego


 Un gnomo
con pasión de adelantado
en su corcel de vidrio
rosa y muselina
sorteó los parapetos de mi rutina,
asaltó mis defensas de virginidad
y me retuvo en tus cálidos brazos.
                                                                                                          
Sentí tu querer en mi boca
y mi sed no se apaga,
dejaste fuego en mí
para que en cada beso
quisiera beber entera tu alma.

Al son del fuego
se siente la sangre
corriendo por mis entrañas,
quisiera ser el aire
que todo entero te abraza.

Al son del fuego del amor
estamos unidos
somos un cuerpo
que solo se agita y se estremece
entre quejidos y suspiros.

Son las líneas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias,
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Al son del fuego,
canciones de amor me colman
y sin siquiera saber el por qué
como ninfas tus manos recorren
cada poro de mi piel con luz cenital
en una perfecta geometría.

Al son del fuego
tu acompasada respiración
es melodía en mi cuerpo deseoso de ti,
de tenderme a tu lado
dejando una huella indeleble
que el tiempo no esfume.

¿Por qué llegaste a mí?
No lo entiendo,
nos miramos
y ya nos amamos.

Este amor perdurará
hasta la hora de los cielos,
estaremos viviendo
un Paraíso sólo nuestro.

Llévame a la claridad de lo incognoscible,
Paisaje dulce y sensual
con vocablos tuyos,
nuevos para mí.

Tómame con todo tu ser,
envuelta en tus brazos.

Al son del fuego,
ven a mis brazos,
suelta esa felicidad indescifrable
con su misión de fuego puro
nos abrazaremos sin movernos
y así haremos temblar
el témpano del mundo
por vez primera.

Sueños nuestros
eternamente duraderos,
de dos seres
que han encontrado el nido del amor
en este mundo que nos rehuía
con tu palabra última
-       ¡Adiós!

Ayer encadenaste la noche a tu silencio
pero el primer rayo de sol en tus ojos
me hirió
con su ciega evidencia
de que me amas.

No te irás a la nada secreta
ultraterrena,
nunca más…



Lo no esperado


 Lo no esperado,
la sorpresa inexplicable que inunda mi piel,
todo mi cuerpo haciéndolo volar
por cielos altos y lejanos entre nubes flotantes
acercándome a horizontes luminosos y cercanos.

¿Cuál es el motivo de que en este presento intenso,
lo no inesperado nos invada con brisas suaves,
toques imperceptibles,
momentos inolvidables,
horas, minutos,
segundos,
con una paz indescriptible pensando siempre en el vivir,
enamorada de la vida?

Lo no esperado,
en un silencio calmo y persuasivo,
el aire diáfano y puro se detiene un instante,
toda la quietud del mundo
apareció súbitamente y la humanidad toda,
alma con alma,
se unió en un abrazo fraterno
para iniciar el gran cambio que poco a poco
se inició para hacer desaparecer la violencia,
el desdén,
el desamor,
el materialismo con tan sólo fines de lucro.

Lo no esperado,
superando los miedos,
los fracasos,
las decepciones,
surge lo mejor del ser humano escondido
en lo profundo del corazón,
la indispensable solidaridad,
la necesaria condolencia,
la plena esperanza,
la clamada ilusión,
para que el existir sea una fuente de amor y paz.

Lo no esperado,
no lo dejes ir,
acógelo en tus brazos,
en tu mente,
disfrútalo, saboréalo,
deléitate con lo nuevo que te envuelve,
dejando atrás el pasado
con mantos de lluvia dulce y descansa
en un pleno bienestar con bálsamos de amor
que existen pero que sin darnos cuenta
por la vorágine de la vida real
que no nos deja percibir su aroma,
su sabor,
su dulzura.

Lo no esperado irrumpe a veces despacio,
levemente,
otras veces con rapidez nos cerca
y nos hace sentir que el amor
nos está esperando siempre,
juntas las almas en la distancia,
en caminos paralelos,
jamás juntos en el mundo real
pero sí con total comunicación interior
sin dejar de pensar unos en los otros
en cada momento especial de nuestro existir.

Nos amamos en el ayer
y nos amaremos en el Hoy
y en el mañana,
porque lo inesperado llega y nos une.

Lo no esperado,
la felicidad,
esa mágica palabra,
que siempre se esconde,
se escurre,
se evade,
apareció en este lapso
como una sorpresa indecisa.

Estoy en paz,
me siento libre,
completa conmigo misma.
Mis suspiros profundos y lentos
se suceden uno tras otro
en lentos y deliciosos respiros
de amor a la vida.

La noche triste





La noche triste,
 quejumbrosa,
galopa entre las oscuras nubes
tras un rayo,
 un trueno,
dejando en el horizonte
cenizas de penas.

La noche galopa dando brincos,
luces de estrellas
en sus cascos negros.

Me interno en ella,
el miedo me rodea,
busco entre luces
alguna luz que me guíe
hacia el sendero,
ese, el que vi en sueños,
que entre árboles ralos
me llevaba hacia la luz.

La noche triste,
 entre golpes de resplandores rojos,
crepusculares,
da vida, sin quererlo,
a pequeños brotes de bambú,
de caléndulas,
de siempre hermosas amapolas,
dando a mi alma
resquicios de calma,
de serenidad,
de fe.

La noche triste
sigue en su galope sin fin,
levanta al cruzar mares,
cielos,
 horizontes,
un sinfín de sueños truncos,
rotos, resquebrajados
por brujas malvadas
y duendes traviesos.

Es un potro salvaje y negro
con crines al viento,
con cascos de plata
y arneses de estrellas.

Galopa en extensa llanura
donde en los confines del tiempo
su trotar eterno descansa
cuando aparece la esclarecida aurora
con sus haces dorados
de atrapante misterio.

Entonces, ese potro
hondo y negro
se desvanece poco a poco
para seguir renaciendo.

La noche triste
envuelta en niebla
da sinsabores a mi corazón.

Una sutil muselina rodea
la luna.

La suave luz de opalina
 esmerila la laguna.

La noche de negra esclavina
se desgarra en espinas de tunas.

Una luz peregrina reina
en alba bruma.