Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 28 de enero de 2019
Estoy Triste
Estoy triste, aturdida,
melancólica,
escuchando la lluvia a
través de mi ventana.
Añoro al amor que aún no
me ha tocado,
¿Existirá para mi algún
día?
No lo sé, mi esperanza es
como el agua que atraviesa arroyos, ríos y mares.
Ahora, enamorada del amor,
tú, el que espero, eres el milagro que me produce dolor apasionado, valiente y
audaz, sueños.
Estoy triste porque mi
lecho está vacío
y el gran aire que me
envuelve, también limpio, sin señales de que tú vendrás hacia mí.
La soledad me invade de
lágrimas saladas que como un gran mar en mi pecho se derrama.
Todo lo esperado no llega,
las esperanzas se truncan, entre luces distantes,
azar sin respuesta.
¡Qué desilusión tan leve y
sutil, sin color, tan vaga como las sombras!
Mi tristeza me la ha
robado la noche, era mía, era bien mía, pensaba decirla en versos,
darle forma como dan las
lagrimas, forma tibia al dolor de adentro…
Pero, el papel esperó en
vano, mis poemas de amor, quedaron dentro de mi alma guardados hasta que te
encuentre.
Y mi tristeza se va lejos,
en las estrellas altas, en esas brisas frescas.
“Si
algún día te descubriera
todos
mis cantos olvidaría
y
mis versos mi gloria coronaria”
Llueven mis ojos
Llueven mis ojos,
la lluvia desgrana
el gris celeste de mi mirada.
Mi angustia se prende
en cada gota pordiosera
que me regala el recuerdo
de tus ojos plomizos y aleteantes
sin lluvia que los apague.
Tú eres para mí,
el fino aliento de la aurora
y un abrazo de sentimientos mansos.
Llueven mis ojos,
eres en mis días de tormenta
la claridad ladina que perfora nubes,
la placidez del agua que en mi piel revolotea.
Y toda esa cosquilla
que se mueve por mi sangre
te llama
y te siente mío
para siempre.
Llueven mis ojos,
tú no estás conmigo.
No somos del aire que perdura.
Somos tiempo,
raíces ocultas, encanto ajeno.
Bosques poblados de pinos y eucaliptus,
entre cuyas hojas
mi mano se despide,
extendiendo las palmas al horizonte.
Estoy triste, llueven mis ojos,
estoy en una sombra apesadumbrada y oscura.
Formas efímeras de hierba
con las que mi mano convoca
las alas del otoño
te busco,
te deseo,
con todo mi cuerpo atormentado y sin luz.
“Frente al papel en blanco
armo un rompecabezas de palabras
por colores y formas
separo las piezas
y acerco sus bordes
ya el poema reposa
quieto y en silencio.
La poesía está en todas partes
y no se deja ver”
Mientras espero
Mientras espero, el cielo se oscurece,
truenos, relámpagos
y un rayo que siempre fulgura,
llora un llanto de tempestad.
¿Qué espero?
La luz que ilumine mi alma
como una saeta brillante
que atraviese mi espíritu sin armonía,
de amor solamente.
Escribo poemas como poeta solitaria y adolorida
por su corazón roto en mil pedazos
sin lianas que lo sostengan.
Los versos se deben corregir ya que aprendí de las aves sus trinos,
de los rumores de los ríos su canto puro
y del zumbido de las abejas su unión
y su búsqueda de la belleza de las flores.
Mientras espero ¡Qué paseo de noche con tu ausencia a mi lado!
Me acompaña el sentir que no vienes conmigo.
Los espejos, el agua, se creen que voy sola,
se lo creen los ojos de sirenas de los cielos aun chorreando estrellas.
Y empiezan a encenderse las preguntas.
Las hay distantes,
quietas, inmensas, mudas, silabeantes,
inmóviles, como astros que preguntan
desde la profundidad de mi alma
siempre lo mismo.
¿Cómo eres?
¿Qué sientes?
Otras fugaces y menudas querrían saber cosas leves de ti
y exactas, como es tu mirar, tu lugar en el mundo
en el cual me esperarías.
Mientras espero, claridades me envuelven,
sé que estás ahí, lejos, distante, pero que existes y piensas en mí
Tú tienes el sueño cercado por interrogaciones mías.
Perdóname, no lo puedo evitar,
la esperanza de encontrarte en este mundo o en otro orbe
es más fuerte que yo.
mientras espero, el tiempo desteje con saña como aguja de acero
mis ilusiones,
mis esperanzas,
mis anhelos,
de verte aunque sea una sola vez,
tal vez en esta vida o en otra,
no importa,
mi sueño volverá hacia ti y se me volará de las manos
“Con mis cándidas interrogantes
acabase la pertinaz espera.
Todo muy nimio
pero suficiente para decirte
poco o nada”