Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 19 de agosto de 2019
Danza circular
Danza
circular,
bailo la vida,
siendo
lo que soy,
una y
otra vez,
me
renuevo
con las
estaciones del Universo
y mi
cuerpo es el cuerpo
de todo lo que es.
Yo soy
la que soy,
una con
el gran Sol,
soy esa
esencia que nunca morirá…
a pesar
de desangrarme por el camino,
viajando
los senderos
que
eligió mi corazón.
Danza
circular,
rítmica,
audaz a veces,
sensual
otra, lenta o vibrante,
pero
siempre plena
aún
bailando conmigo misma
pero dedicada a ti, mi amor.
Danza
circular,
la bailo
de madrugada
con la
espiral de la luz…
bailo
hasta que el fuego sagrado
de la noche se enciende,
me
libero y me desapego de todo,
apego
con la música del cielo…
¡Ven,
acércate, baila conmigo
la
hermosa danza de la vida!
Danza
circular,
apasiona
el aire y vuelve
leve la sed del amor,
nacen
los versos
entre
caligrafías de perlas
en un mar de pasión
irradiando
encantamientos
y
concediendo dones
como la
dulzura de la miel,
la caricia del musgo,
el
fuego del mar.
Danza
circular,
entre arabescos
de luz,
entre
nervaduras del cielo
y
abrazos de agua.
Danza
circular,
arremolina
sentimientos
y me
deja en un espacio único,
mágico,
irreal,
imantando el alma
con
geometrías vegetales
y tules
de plata
enredados
en mi piel.
Danza
circular,
es
contigo que estoy, amor,
disolviendo
la fragua
de la
pena que quema,
movimientos con resplandores,
sin los
siete velos,
sí con
estrellas migratorias
en
arterias doradas,
palpitando
árboles
y cuerpos enramados
en
remolinos y ascensiones.
Danza
circular,
la
música nos envuelve
entre capullos
concediéndonos
el don de amar
y se
mueven resplandores
como
vuelos de arcángeles sin espadas.
Mis
pasos son pasos de una danza,
bailo poesías
entre
colores y movimientos,
fogosos e intensos,
creando
espumas, nubecillas,
jardines
celestes, corolas blancas.
Danza
circular,
que
comienza antes de que llegue el día,
labradora,
la aurora se levanta
entre estrellas rezagadas
que con
sus luces
recorren
los cielos
por el mar que aún va a sembrarlas.
Estalla
la danza
entre
mil sones redondos
de eterna magia y esplendores,
estallan
en los espacios claros,
cubriendo
de mitos
que la
luz guarda.
Danza
circular,
eterna
y sentida,
todo baila,
brazos,
manos, pies y dedos
y hasta
los ojos y labios
tiemblan
en rítmicos parpadeos
y
balbuceos de amor
y
cubren su verdad guardada
en lo
profundo de su seno
con latidos
gozosos
y palpitantes albores.
Infinita Ingenuidad
Infinita
ingenuidad,
mi alma
está anegada
de
inocencia
en una
poética fe en el mañana
y
aunque el viento me envuelva
en
mantos invisibles,
intangibles,
mi
candorosa esperanza
de
vivir el amor verdadero,
ése,
el
sentido.
Necesito
mañanas
sin
torvas neblinas
del
silencio
estando tú conmigo
como
una sombra
de
mariposas frescas,
tibias,
que
orillaban el vuelo
y yo
confiada hacía
que el
sol enredara
sus
hilos con el viento.
Infinita
ingenuidad,
bendita
eres
porque abres mi alma
al amor sincero.
Sí,
soy
crédula y cándida
porque
feliz,
enamorada
de la vida,
mi alma
canta
y
mientras el río me arrulla
en mis
sueños enamorados
de las sombras frescas
siento
tus pasos
venir a
mí,
tú,
mi
amante fiel.
Infinita
ingenuidad,
bienaventurada seas,
no me
abandones nunca
porque creo
que
cabalgando
en
vientos de perfume y oro
llegas a mí
con tus
caricias suaves
como
pétalos de rosas,
ellas
me atan
a la
sombra de tu fuego
y en la
sal
de tus
palabras.
Allí
entre
tus brazos
enredé
mi alma
para
siempre.
Soy
soñadora,
apasionada
y
acaricio el silencio
de tu
ausencia
porque
desde otra lejanía,
siento el sayal de tus manos
y tus
brazos
como
caricias desbocadas
que en galopes de metal
y oro
llegan
a mi cuerpo nostalgioso,
así
brota mi alma parca,
allí bulle
mi amor
pleno.
Infinita
ingenuidad,
¿a
dónde me conduces?,
¿a qué lugar escondido me llevas?,
siento que candorosa y virgen
me
arrancas en cada brazo
un suspiro
y
desarmas mi alma
en cada
beso.
Todo
está intacto
en tu
inocencia pura,
eres mi
música blanca
que
enciende mi inspiración
y hace
nacer
como
hilos invisibles
mis
poemas de amor,
frases
que encienden
mis limpias noches de ilusión
y de
deseos guardados.
Infinita
ingenuidad,
manso
camino
perfumado
de azahares,
de
lilas
y de
azucenas
donde tu aroma
me
envuelve suavemente
llevándome a altas cimas
de
goces buscados.
Ser
sincera
me
conduce al reflejo
donde se dibuja mi alma.
Allí
donde una imagen más
de las que tienes
me
harán vivir en un rincón
de tu
presente.
Infinita
ingenuidad,
siento
tus alas
y nubes
de música en mis manos,
siento que todo en mí
quiere
volar,
me
llevas en brazos
a un
mundo
que
aturde mis sentidos
y me
ofreces amor,
tu amor.
Comúlgate
conmigo
en mi
pureza
y haz
de mi vida
un
lugar mágico
donde
el amor vibre
y
palpite
como
tierno pájaro
tembloroso,
inocente
y puro.
Ausencias de amor
Ausencias
de amor
Que
oprimen y fustigan
el corazón
haciendo
que la sangre
corra
más aprisa
entre
venas entrelazadas
como
tejidos
con
formas delicadas
y
posibles
entre espacios sin soledades.
Ausencias
de amor.
Que
como explosiva fuerza liberadora
nos
lleva
a la
realidad de querer
que el
anhelo de amar
nos
arrastre a ese mundo alado,
invisible
en el
que hay que abrirse
con el
alma y las manos.
Ausencias
de amor.
¿Dónde
se esconden?
¿En qué
espacios del más allá
como
espadas de aire
nos
somete en nuestro pecho de aire?
Ausencias
de amor.
Denme a
beber la poesía
en el
raudal de inspiración
del fragor de lucha
en el día y en la noche
meditación duradera.
Ausencias
de amor.
Que
como rayos
siempre fulguran llorando
un
llanto de tempestad,
pon en mis versos el tesoro
de las alboradas de plata,
de los mediodías de oro
y de las tardes de escarlata.
Ausencias
de amor.
Inspiren
mis versos
de los rumores de los ríos
y del zumbido del camoatí
y de las tradiciones
que
narra el viento al ombú secular.
Ausencias
de amor.
Guardados
en mi alma
entre
pedazos refulgentes
con mi pasión total
para sentirlos de a poco vibrar
en mi cuerpo,
esperándote llegar.
Ausencias
de amor.
Silencio
azul,
asi
oscura noche,
en las
etéreas alas
que
descienden por diáfanas escalas
hasta
fuentes con ritmos sin fin
donde
el amor
nos inspira la llama sin heridas,
aliviada de dolores
y
resquemores.
Ausencias
de amor.
Te
necesito a mi lado
en la
soledad de mis días
para
reconfortarme
y dejar
libres
mis
necesidades
de
tenerte junto a mí.
Ausencias
de amor.
No
quiero
que la
ausencia de tu amor perdido
adormezca mis pasiones
y mis
anhelos
y el
recogimiento
me
lleve
a que la voz de mi campana
con
lentitud
las
notas del ángelus desgrane.
Ausencias
de amor.
No
quiero sombras
que
aneguen mi espíritu,
sino risas,
cantos,
amor,
despertando de la nada
entre vibrantes notas altisonantes,
besándome
mi cuerpo todo
entre sueños alados
que en
mis versos gira.
Ausencias
de amor.
Surgen
en luminoso arrobamiento,
son caricias deseadas,
besos suaves
como
miel recién probada,
abrazos
temblorosos
que
todo mi cuerpo ansía,
es la
felicidad inminente,
de
posesión lenta,
al fin del paraíso.