Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 3 de febrero de 2020
Otoño en mi vida
Otoño en mi vida con sus
instrumentos, con su orquesta de lluvia y súbitas claridades traes el amor
esperado,
el que no tendrá olvido,
el que mi alma siempre
reclamó
¡Ven a mí aún en mi otoño!
Mis palabras van hacia a ti,
palabras que duermen en la
mano de la página.
El tiempo, oscuro visitante
que como breve luz perdura
no nos alejará nunca,
estaremos esperándonos siempre
en un pequeño fulgor de
esperanza.
Otoño en mi vida que contigo
me acerco al crepúsculo
donde el sol entre luces
brillantes nos acuna,
estamos juntos, lo sé ahora
que sabemos en lo que el amor nos convierte en un fuego que nunca se extingue,
transitando juntos estaciones
de la vida.
Y al querer avanzar bajo la
bóveda oscura y húmeda de lluvias, miedos y silencios hunden mi alma retardando
mis pasos
para llegar a ti y ser tuya
por siempre.
Y en una lejana algarabía del
fantasma de tu ausencia
siento que tus manos desde la
lejanía se refunden en los pliegues de mi cuerpo, mis pechos erguidos brotan
con urgencia
por el olor de tu piel y mis
labios provocados por ráfagas de besos necesitan tu presencia a mi lado .
Otoño en mi vida pero en mi
alma juventud y alegría
por sentirte junto a mí, en
mi recuerdo,
nunca serás olvido.
Te extraño y aún más cuando
llueve ya que busco refugio en mi misma para sentir que ocupas el lugar más
sensible de mi cuerpo
con manos, ojos y labios.
Y afuera la llovizna que
antes erizó mi piel se desliza por dentro,
dejándome en un mar de
lágrimas por no tenerte conmigo.
Tú desde lejos haces que
vibren las cuerdas que afinó tu violín en mi cuerpo y alma.
¿Por qué llegaste a mí en
esta etapa de mi vida?.
Tú el amor lejano,
inasequible pero entrañable por siempre.
“ Mírame partir
como un duende,
con los pies al revés
que no desea irse”
Lagrimas de Júbilo
Lágrimas de Júbilo invaden mi pecho como un manto salobre, traslúcido,
inquieto, dejándome en paz conmigo misma.
Mi silencio placido enardece al saber que tú quizás, Hoy, mañana,
quizás en este instante te acerques a mí y entre tus brazos me entregues todo
tu amor con mil te quieros.
Llegas como un barreno rápido y ardiente, horadando la noche y de
repente a punto de ser luz, te apareces aquí en nuestro nido de amor que te
esperaba ansioso, cálido y pleno de dulzuras leves y besos tristes, apasionados
y locos.
Lágrimas de júbilo que diseñan el paisaje a la distancia.
Vienes hacia mí sin impaciencia desde la llanura distante,
no te inmuta el fragor de los aludes,
ni el aire desafiante de la altura.
Atraviesas caminos solitarios prendiendo en mi pecho una golondrina que
en un aire leve sobrevuela mis lágrimas de alegría llevándolas a las alturas de
un infinito orbe.
Por un instante que mendiga otro, creí verte llegar hacia mí, mi júbilo
se enderezó, las rectas se cruzaban pero la eternidad en su mirar recala, es
frágil,
quiébrese con un férreo tañino de campanas.
Temblamos los dos y tiembla el aire en agitada espera.
Se nos empaña la voz
Se nos quiebran las alas,
quedamos los dos exánimes mirándonos desde lejos sin derramar ni una
sola lágrima de júbilo.
¿Es que todo se trastoca para unirnos en un por siempre?
Lágrimas de júbilo,
¿Por qué el destino o el azar
deben echar raíces en el erial de nuestro mapa de la vida?
Y ¿Por qué los designios de los ángeles al rozarnos se apagan?
Son cándidas interrogantes que en mis poemas de amor se asoman, se
inmiscuyen, son nimios presagios tan sólo lo suficientes para decir mucho, poco
o nada.
Mi alma sobrevolaba el aire ingrávido,
sobre el gris del otoño como una fresca pincelada blanca.
Iba y venía con alegría
misteriosa,
hollando de memoria el tedio de la espera cotidiana ajena a la honda
espera que en mi pecho
el tiempo riguroso sazonaba.
Y él llegó con su gris monótona sombra resurgiendo de la nada
¡Oh prodigio!
¡Oh milagro!
¡Oh cuántas lágrimas de júbilo!
Entre caprichosas señales y algún rojo encendido y algún verde sedante,
entre símbolos y escalas estabas entre mis brazos.
¡Al fin juntos, gracias al amor y al poema!
“En
el bosque de sombras
abre
un lucero
y
el ruiseñor alerta
presto
reclama al ángel del amor”
Mundo ideal
Es
tan sólo con pensarte que yo puedo volar muy lejos conmigo.
Quiero
llevarte bien alto, lejos,
para
que busquemos un mundo ideal
donde
solo juntos hagamos nuestros sueños realidad.
¿Sabes
qué?
Te
has convertido en aire que respiro,
en
la luz que mi vida ilumina.
En
esa canción que quiero cantar contigo.
Eres
todo para mí,
mi
sueño,
mi
ilusión.
Un
mundo ideal contigo es donde haya siempre
un
romance cada vez que estemos juntos.
¡Cómo
decirte que te quiero mío y me quiero tuya!
aún
para eso que se llama eternidad.
En
el mundo ideal ven conmigo,
tiende
tus manos,
tiende
tu cuerpo hacia el mío.
Los
dos buscamos un color,
una
fecha,
un
pecho,
un
sol.
Descansaremos
juntos,
seremos
una sola alma,
un
solo cuerpo.
El
mundo ideal hace latir mi corazón
con
vivencias armónicas y emocionantes
ya que en él estás junto a mí,
amándome
con sólo mirarme.
Es
un modo sagaz,
de
agradecer ofrendas soterradas.
Alquimia
secular de los jardines del alma,
que
trueca los signos del eco
Y
del silencio turbio y apagado
donde
la luz poco a poco nos inunda en alturas infinitas.
En
el mundo ideal nos dormiremos al fin en nuestro sueño,
ávidamente
entre nuestros cuerpos se encontrarán
el
reposo,
la
paz,
el
gozo,
la
felicidad plena.
Y
afanosamente en nuestro lecho tibio de amor
otra
vez será la corporeidad plena
donde
el amor inventa sus encantos fortuitos,
gratificantes,
plenos
de nostalgia,
de
soliloquios,
de
mágicos y tiernos encuentros
“Ayer acaricié
el pétalo de tu sombra.
¡Qué extraño fue!”