Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Páginas
▼
jueves, 23 de abril de 2020
Ya no te amo
Ya no te amo,
te dejé de
amar
hace tiempo,
pero no me
había dado cuenta
de que realmente era así.
Ya no te amo,
la vida es
como un sueño;
uno vive sin
saber
a dónde está
el sendero
que nos
conducirá a la verdadera
felicidad del
existir.
Escribo
poemas
que me dan
todo lo que necesito,
esa calma,
esa paz,
ese amor,
que me
brindan además
calidez humana.
No siento
frialdad ni desasosiego
cuando estoy
en paz,
escribo para
tí,
mi amado
ausente,
al que ya no
amo más.
Escribo para todos
porque los
poemas son para todos,
al estar
enamorada de la vida.
Ellos me
conducen a otro mundo,
a ese mundo
que no es real,
es la
irrealidad de horizonte sin fin,
de cielos
azules,
de nubes
lejanas
y esa
eternidad,
mis poemas me conducen a la vida plena,
sin ellos ya
no querría vivir más.
Moriré sin
poemas
porque es lo
único que me conduce
a vivir en
paz,
porque la
muerte
me rondará muy cerca,
muy cerca,
buscándome,
para
llevarme.
Ya no te amo,
necesito el
amor
de alguien
que me comprenda,
que sienta mi
ternura,
mi
sensibilidad,
mi cariño,
mi inocencia,
mi
credulidad.
Todo lo que
soy
para los
demás es aparente,
aparento que
soy una mujer fuerte,
la guerrera,
me dicen los
poetas del mundo.
Pero soy una
mujer débil,
que en este
mundo
necesita a
alguien verdadero
para no caer
en el abismo
de la desesperación
y los que me
sostienen
son mis
poemas,
porque a ti ya no te amo.
Quiero un
final con luz,
encontrando
la claridad
sin buscar a
ciegas
el hallazgo
de sentirme
inundada de
goce y placer
entre
monosílabos,
frases,
poemas.
No quiero
preguntas
que solo ecos
respondan,
necesito la
entrega total,
a la búsqueda
del signo
que la flor
ni la piedra
me quieren
entregar.
Llegar a
tensión de ser completa
entre poemas
de amor.
Vehemente Amor
Vehemente
amor,
apasionado,
te amo
intensamente,
me
debía bastar con lo que ya me has dado
y pido
más y más,
cada
beso tuyo
me pide
otro para cumplirse a sí mismo
ya que
tú nunca podrás
dar
otra cosa de ti más perfecta.
Se
cierran mis ojos esperándote,
límpida,
impetuosa
como la voz primera
porque tu entrega es reconquista de ti,
vuelves a mí en cada momento
entusiasta,
fogoso,
buscando mis más íntimos secretos.
Vehemente
amor, efusivo,
totalmente
entregado
a este querer de dos,
por eso
no te expliques tu amor,
ni me lo expliques,
obedecerlo basta.
Me
hundo en tu querer,
llenándolo
de sí es de gozos,
de
pasiones, de deseos sin fin.
Tu forma de querer
es dejarme que te quiera.
El sí
con que te me rindes
en el
silencio.
Tus
besos
son
ofrecerme los labios
para que los bese yo.
Vehemente
amor,
estoy
abrazada a tí
sin
preguntarte nada,
de
miedo a que no sea verdad
que tú
vives y quieres.
Estoy
abrazada a ti,
sin
mirar y sin tocarte,
no vaya
a ser que descubra
con
preguntas, con caricias,
ese
soledad inmensa
de
quererte sólo yo.
Vehemente
amor,
el
firmamento resplandece
cuando
me acunas en tus brazos
y me
llevas las manos a tu pecho,
amor, que desnudándote
caminas
sobre el muro
que
cerca mi silencio.
Mi piel
se enciende
con
rubores de deseo
y floto
sobre el agua
que
mana mis recónditos adentros.
Sacúdanse
las bases de mi sangre
para que aparezca tu nombre contra el cielo.
Vehemente
amor,
te necesito a mi lado,
cerca muy cerca,
mi
cuerpo enredado en el tuyo
en un aire estremecido de ternura
y
bajado de altísimas esferas.
Tú eres
para mí
viola
de amor que toca
con sus
notas
cada
fibra de mi cuerpo todo
cincelado
en nácar verde
y
perfil modelado en blanda cera.
Apoyada
en el calor de tus hombros,
enlazo
las cimas de lo cielos en la tierra.
Creces
hacia dentro de mis dedos
y al
roce y al llamado de tus ojos
se alza
de mi sangre
un efusivo abrazo
que te
cobija muy dentro mío.
Vehemente
amor,
no
quiero que te vuelvas recuerdo,
sombra
esquiva entre mis brazos,
quiero
tu ardiente cuerpo
que me
entregas entre tus brazos.
Eres mi
felicidad,
mi
dicha toda,
dentro
de mi te llevo
porque
digo tu nombre.
¡Ven y
tú llegas despacio y quedo!
¡Ven a
mis brazos abiertos!
¡Ven
con tu amor que me ata
y me
desata en cada lujuria
de tu
mirada errante
con tu
alas que me envuelven toda,
con tus
labios de amantes
ardorosos
y tiernos!
Seré tu
pasión,
tendrás que amarme
con tu
brazos redentores.
Vehemente
amor,
¡cómo decirte que te quiero mío
y me
quiero tuya
por toda la eternidad!
Entre tú y mil mares
Entre
tú y mil mares
se alza
en el aire
nuestro
reencuentro irreal,
mágico,
como un
interminable túnel de amor.
¿Cómo
me vas a explicar
la
dicha de pensar que estamos juntos?,
si no
sabemos
cuándo
ni cómo,
dónde,
nos
veremos alguna vez
en un
instante mágico.
La
distancia nos idealiza,
nos
desdibuja,
nos
enaltece,
nos
une.
En
nuestros ojos,
visiones,
visiones
y no
miradas
nos
separan mil mares,
distancias
sin datos,
ni
signos.
No
percibíamos lugares,
colores,
tamaños,
sólo
percibíamos nuestra unión,
fusionada
con esa fuerza
estruendosa
que es
el amor.
Tan
sorprendida
y
anhelante,
estaba
yo,
sintiendo,
que mi
mirada
en el
aire,
al
vuelo,
te
soñaba
y me
soñaba la tuya.
Palabras
sueltas,
palabras,
deleite
en incoherencias,
no eran
nada más
que
signos de cosas,
voces
puras,
voces
para no ser olvidadas.
Entre
tú y mil mares,
naciste
al son de mis deseos,
te
necesito aún en la lejanía,
e
inquieta la vigilia de mis ojos
van en
busca de tu imagen
entre
los mil mares
que nos
separan.
Naciste
al son de mis deseos,
entre
la cima de los cielos
con la
tierra
y el
llamado de tu mente,
se
alzaba,
de mi
sangre
en este
poema.
Entre
tú y mil mares,
las
estrellas brillan
para
nosotros
y entre
temblores de ansias
nuestros
incorpóreos cuerpos
se
abrazan entre hálitos
de amor
completo
y total.
Te
siento llegar
en mis
solares,
entre
nubes altas y calmas,
te
conozco por tu aroma,
tu leve
presencia,
y te
proclamo
mi
único y verdadero amor.
Entre
tú y mil mares,
estoy
más unida a tí
que si
estuviéramos juntos.
Vive mi
mirada en tus ojos,
mi
inquietud primera,
recién
amanecida
en tus
pestañas cerradas
y poco
a poco
se
asoman a mi pecho,
tus
sentidos,
y
tiembla mi cuerpo
aunque
mil mares nos separen
porque
el secreto de nombrarte
en
silencio,
me da
amor y vida.