Páginas

martes, 21 de diciembre de 2010

NAUFRAGA

Naufraga, en un mar de cielos abiertos y de soledades que me acompañan en mi propia pena.
Las lágrimas saladas, de agua de rio y mar, llevan mi voz delgada a través del ancho mundo, por los aires, en un idioma sin labios.
Naufraga, en un sueño de una larga despedida de ti, me voy flotando, marchando sobre el mundo sin poder pisarlo porque no tengo un sitio donde recalar.
Naufraga, sin amor, nadadora de noche, nadadora entre olas y tinieblas, avanzo contra la doble resistencia sorda de oscuridad y mar, de mundo oscuro.
Se rompen a mi alrededor las densas ondas anchas de la noche, buscando con afán la claridad que me lleve al amor, al verdadero, al único, y brazada por brazada levantando un espumar altísimo en el cielo, espumas de luceros, de estrellas que salpican mi rostro, con un tumulto de constelaciones de mundos.
Naufraga, con inocencia desnuda, desafío mares de siglos, siglos de tinieblas, buscándote a ti mi amante, traspasando el mar, la noche, las conformidades, para ser tuya en la playa del día que alborea, naciendo en la nueva aurora que nos espera.
Naufraga de un mar ahora con riberas y horizontes porque tu ausencia infinita de ti, ahora es presencia cálida y apasionada, eres mi barco que esperaba, eres ahora mi sostén, mi apoyo, me has asido en esta blanda tiniebla y me has hecho tuya naufragando mi pena entre tu mirada donde la luz de aura me inunda por doquier entretejiendo juntos este amor que nació entre los dos