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martes, 18 de enero de 2011

ESPÉRAME


Así de improviso se oyó un !espérame! que con sigilo entró por la puerta entreabierta de mi alma, esa palabra mágica y nueva.
!Espérame! ¿A quién? ¿Dónde? ¿Cuándo? mil preguntas surgieron de improviso, intuyendo que el giro sin giros de mi vida iba a cambiar.

El espérame imperioso, grave, sin vueltas, venía de muy lejos en mi búsqueda.

Es que la vida no nos señala, no nos hace preveer, que por ese instante signado por mil preguntas y respuestas nos veríamos marcados por unas situaciones imprevistas e impredecibles y que el amor nos estaba llamando con gritos de desesperación.

El ¡espérame! en ecos repetitivos de estrella en estrella cruzó el vasto océano y se acercó.
El ¡espérame! nos estrujó el corazón y sus gotas cual lluvia de besos cambio hasta el andar que se hizo lento, rítmico, cadencioso y la risa se oyó mas clara, repetitiva, con luces doradas en las pupilas de los ojos.

La ansiedad del espérame nos se hizo esperar y tarde muy tarde en la noche la respuesta se disolvió en un resplandor de luciérnagas brillantes.
!Sí! espero a ese alguien que con prisas y deseos me ha de encontrar.
Y en una alfombra tejida con hilos de seda de mil colores, el espérame me hizo ir por caminos sin límites, atravesar obstáculos, frenar necedades, hasta que por fin segura y valiente acudió al llamado que se sentía más cerca.

¡Ah! !Espérame! es que nadie encontró palabra más juguetona, más dulce, más traviesa, que nos hizo virar la vida y sentirla más cerca.

¡Espérame! sí, ya estamos juntos, los espíritus se tocan, las mentes se hablan y los pensamientos raudos y veloces corren de uno al otro diciéndose querencias y mil cosas locas...! Qué felicidad saber el uno y el otro que los dos existen! y se entrecruzan los caminos con donaires de príncipe y princesa...