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viernes, 28 de octubre de 2011

Caminos cruzados


Caminos cruzados, en la distancia esfumada nos encontramos en la vera del sendero de la vida, entre escaramuzas del destino que nos lleva a estar juntos.
 Caminos cruzados, cuando la tarde apaga sus colores y los astros encienden sus lumbreras y se duermen las alas y las flores, nosotros, los solitarios surgimos de improviso, frente a frente y nuestras miradas se iluminan llenas de luz y armonía.
 Caminos cruzados, de sendas desconocidas de la vida, nos entrelazan en instantes preciados de nuestro vivir. ¡Oh alegría de alegrías! Nos miramos en ese lugar preciado en la brevedad del tiempo.
 Entre tú y yo nos unió el amor, allí, Atenea, escondida entre el vergel florido nos llevó a estos caminos cruzados para que se levantaran las leves tinieblas y nuestras miradas se encontraran.
 Caminos cruzados en un hoy de nuestra vida, en diagonales zigzagueantes y oblicuos senderos a través de umbrías soledades nuestras vidas se enlazaron en segundos milagrosos, anhelantes ambos de amar aunque sea un instante en nuestro tiempo del Hoy.
 Caminos cruzados, entre rosedales floridos, arcos de glicinas, enredaderas de azaleas, nos abrazamos entre besos leves y caricias suaves.
 Y las palabras surgieron de nuestras almas, los pensamientos se hicieron ecos de amor, entre ventiscas suaves, el azul del cielo nos acogió en nuestro amoroso encuentro.
 Caminos cruzados, sin piedras ni aristas, sin trabas, sí con pastos tiernos y suaves como brotes de tréboles renacidos para que al estar juntos nos sintamos en el Edén.
 ¡No importa cuánto tiempo estemos juntos, muy juntos, sí que nuestras almas vuelen en la fresca brisa del estar juntos!
 Caminos cruzados, amor a destiempo que nos sorprendió a mitad del camino.
 Este amor que florece como lirio en primavera, pero que poco a poco se va esfumando como niebla en el otoño de nuestra vida. Este amor que se estrella en la calma de tus mares y palpita como brasa en el calor de mi hoguera.
 Caminos cruzados, con amor a destiempo es lluvia en el desierto, sol en la aurora, canto de sirenas, miel sobre la hiedra.
 Nos abrazamos con gozo y pasión en el gramillar y la noche vertió sus luces sobre nuestros cuerpos, salpicándonos con el verdor del sendero y el perfumado chal de las blancas azucenas.
 Estamos juntos por fin, recorremos los caminos, unimos nuestros sueños en uno sólo, en una continua nube de música mágica.