Hoy te siento, aquí cerca de mí. La ternura de tus caricias y tu mirada es una franja azul y verde entre el
cielo y el agua.
Es una estela dejada en
la piel.
Tu ternura es energía
transformada en besos. Es un ave coqueteando con las olas. Es una hoja
balanceada por el viento. Es un rosal floreciendo.
Tu ternura la percibo en
el abrazo cálido y sensual, en el poder escribirte a través de ella las
poesías, las palabras que nacen del alma para ti.
Hoy te siento en el gesto
delicado que sale del alma, en la forma en que me llamas.
La ternura es el suspiro
del amor.
Hoy te siento a través de
tu calma con que has sabido llenar mi alma y hasta el menor de mis pensamientos
inspirando hoy cada letra de cada poema que te escribo.
Es bella y verdadera tu
esencia, le escribo a lo que tu presencia en todo mi existir genera.
Cuando un día mis poemas
lleguen a ti entenderás que te amé así, por no saber amar de otra manera.
Percibo tu ternura y mi corazón infinito como el cielo se convierte en volcán
cuya hirviente lava, llega hasta el alma, es como un dulce poema que alegro mi
triste razón, eres una luz en mi alma me alumbra en todos los caminos de mi
vida.
Hoy te siento en una
noche muy obscura, noche de eclipse de luna, la estrellas a mi alrededor tiñen
el cielo de color.
Tiemblo de amor cuando se
anuncia la inminente llegada de mi amante, a quien espero despacio igual que un
fruto colgado sobre el fresco de la grana.
Y viene hacia mi
desprendido y risueño, eterno signo de bondad y ternura y nos encontramos en el
cenit, yo inocente y pura, él noble y único.
Hoy te siento. Desde
lejos, ya en el umbral del encuentro y mi voz leve como un hilo que sale de su
noche, trémula lo llama ¡Ven!
¡Te espero! ¿Desde dónde?
Es entre ondas sucesivas de
un querer al otro, de ternura leve, luminosa por el sol, purísima y diáfana, de
blancura total y mi trémula espera avanza soñando, se acerca y las almas se
reconocen radiantes en el camino que las esperaba y en el papel amanecen unas
palabras ¡Amor,
hoy te siento!