Al cielo me deslizo contigo entre tus brazos, quiero ser en tu
vida algo más que un instante, algo más que una sombra y algo más que un afán;
que una vehemencia, un ansia.
Al cielo me deslizo y dejo en ti una huella imborrable, un
recuerdo constante y una sola verdad palpitando con temor a abandono. Ser en todo y por todo
complemento de ti.
Al cielo me deslizo y me hundo muy despacio en el paraíso cierto
para ser tuya llegando a ti hollando nubes, rasgando velocidades de luz de
estrellas, decidida escogiendo cuerpo, sitio y hora.
Al cielo me deslizo con los ojos bien abiertos esperando la dicha
franqueando todo lo imposible puertas, rejas y cornisas a mi paso, con un gran
temblor de víspera y de alba.
Lo fácil en el alma es lo que tiembla al sentir llegar el amor
porque para que llegue hay que ir esperándolo bien desnudos, tensas las fuerzas
vírgenes dormidas en el ser.
Al cielo me deslizo con una sed infinita de caricias y besos,
quiero ser en tu vida una pena de ausencia, un dolor de distancia, un ansia de
amar, algo más que una imagen y algo más que el ensueño que venciendo caminos
llega y se detiene ya.
Al cielo me deslizo quiero ser el fin y el principio, la tiniebla
y la luz, la tierra y el cielo y en tu vida anidar diciéndote en mi verso: tú
que tienes la palabra exacta y los silencios largos.
Al cielo me deslizo junto a ti, con las señas de la playa, entre
auroras con espumas con nubes en los ocasos, para entregarme a tu resplandor dorado
sintiendo las dichas de lo que es este milagro.
Al cielo me deslizo y nuestro amor va por el aire de los ojos,
entre el vivir y el recuerdo, suelto, flotando para que esté mejor guardado el
recuerdo del ayer y del mañana.