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jueves, 9 de agosto de 2012

Entre dos luces


Entre dos luces nos reflejamos tú y yo en espejos de azogue y de cristal, nuestras imágenes fulguran cual estrellas en la cima de los cielos con la tierra.
Quisiera estar tendida en tu corazón, envuelta en tus brazos, mi rostro bañado por tu mirada.
¡Cuánta felicidad nos baña uniendo nuestros cuerpos y espíritus entre dos luces que nos bañan con sus fulgor de amor!
Antes nos encontrábamos torpes, a oscuras, tanteándonos entre tinieblas, ahora entre dos luces, la tuya y la mía, la dicha nos escoge, nos declara capaces de creación alegre y nuestras dos vidas viviendo abrazadas labran el gran proyecto de la pasión del alma.
Entre dos luces, diferentes las dos, bellísimas, visibles tan sólo por nosotros, nos iluminan nuestras imágenes misteriosas de tibiezas.
¡Qué alegría saber que en cada hora algo que esta viviendo nos espera!
Cuando la Tierra se inunda con la aurora la felicidad se nutre en cada rayo, la luz que llega a estrenarle a la vida nueva que cada día le acrece su plural.
Entre dos luces, nuestras almas se acarician y la del sumo mediodía nos da claridad, toda hueca, de tan clara nos enseña a ceñirnos entre abrazos dulces que no son ya más misterios.
¡Qué sensación tan profunda arrancas de mi espíritu cuando estás en mí, con tu luz que me permite saborear la paz de tu amor!
Al desnudar tu luz en mis pupilas se congrega la sangre en los sentidos y una tibia memoria sin contornos se apacienta en tus valles y entre lirios.
Entre dos luces, la tuya y la mía, tu nombre y mi nombre recogidos en nuestras bocas sin color en la música del viento, tal leve en extensión que sufren nuestros labios al amparar su son tan breve tiempo.
Mantendremos con aguas encendidas por las fieles veredas de nuestros pechos el medido esplendor de nuestras luces y así desgarraremos sobre la playa la cifra exacta de nuestros nombres y el cuenco sellado con gracia de nuestro amor eterno.
Entre dos luces, sofocados, hambrientos de querer vernos más, de estar más cerca, como firme hiedra de amor plantada en el suelo regada por mil estrellas.
Nos amamos como somos, nos ofrecemos amor incondicional, sin apremios, nos brindamos esperanzas de vida, somos como la brisa del mar reflejada en el cielo rojizo.
Entre dos luces, como espejos de agua estaremos juntos, siempre juntos corriendo la vida sin apremio.