Lentamente tus ojos me guiaron hacia el abrazo que creí
sincero, tus manos inquietas recorrieron mi cuerpo, me dijeron ¡te quiero!.
Expectante a la entrega de un beso yo te dije ¡te amo!
Lentamente el amor fue hacia ti y regresó hacia mi en un
juego de manos, nos dimos cariño sinfín.
Pude percibir la esencia que me dio tu piel fresca y
empapada de ti.
Lentamente un día, me entregaste tus sueños lejanos, un día
de otoño, un día sin fin.
Mi piel te recibió
queriendo contenerte aunque pude saber que no era así, que te ibas de mi vida,
que te ibas lentamente y aún así, amándote, te olvidaste de mí y tus besos se
fueron a otro lado navegando en los mares de otros ojos.
Lentamente me voy a otros lares buscando el reposo que tú me
arrebataste, porque quiero encontrar otra dicha, otro amor que me haga sentir
que este ser aún puede vivir aunque tenga que olvidarse de ti…
Lentamente entraste en mi vida, lentamente en silencioso
inicio que se notaba apenas por tiernas diferencias con la nada.
Y lentamente fuiste voz desnuda, inconfundible, única,
inolvidable que puede confundirse con mirada.
Voz tuya que sólo son cuerdas dónde tocas tu eterna melodía.
Siempre de a poco me llegó tu voz, tiempo y tiempo, historia
interminable, sin historias como esa que el rocío cuenta a las flores.
Lentamente tú, que fuiste silencio y voz ya estás atrás, muy lejos, camino recorrido
porque tu final llegó.
Lentamente se vio que tú eras lo que eres, sólo voz y canto.
Pero lentamente por gracia tuya nacieron mis poemas, ya no
soy silencio y puedo cantarle al cielo que lo entiende todo.
Lentamente tu cantar se ha ido distante, tan lejos, miedo me
viene de no poder resignarme a este descenso de no estar contigo…