Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 3 de diciembre de 2012
Amante de mis sueños
Amante de
mis sueños, me despiertas desconcertada y perdida como en un velo súbito, al
soñar que estoy entre tus brazos,
acariciada y mimada con tus ojos y me estremezco de impaciencia por no tenerte
a mi lado.
Amante de
mis sueños, sin que lo sepa nadie, ni tú siquiera, me lo digo a mí misma:¡te
quiero! y te quiero junto a mí.
Me lo dicen
mis papeles ya no en blanco, las letras, las palabras, las poesías, que se
entremezclan y hacen nacer los te quiero, delirantes y ansiosos.
Amante de
mis sueños, en los secretos de la noche, mi música me invade y te tengo
conmigo.
Viérteme en
mi alma y en mi cuerpo el cáliz de tu
esencia.
Amante de mis sueños a gritos o en susurros me
digo los te quiero y en mis espejos no
es mi faz lo que veo, es mi querer.
¡Qué pesar
el no tenerte y poder desgranar en tu pecho mi ternura!
¿Cómo voy a
vivir sin estar los dos flotando en el paraíso
del amor?
Amante de
mis sueños, mi vida necesita la huella de tu amor que encienda el torrente de
caricias como un vendaval de viento y arena.
Amante de
mis sueños, voy inventando estrellas
tras el imposible de tenerte conmigo, buscando el lento encanto de tus deseadas
caricias que inventarás en mi cuerpo, aún dormido para ellas y un sendero de
fuego me llevará hacia ti.
Amante de
mis sueños, inventemos nuestro amor de la nada hagamos un todo, descubramos en
qué lugar del espacio estamos para que en visiones apasionadas percibamos el
deleite que podría ser el estar juntos, en escuchar nuestras voces, en
sentirnos uno al otro en caricias no terminadas recién iniciadas y en lento
encanto, sin ansias, descubrirnos en los amaneceres y crepúsculos.
Amante de
mis sueños, ya espero el gozo de
sentirte porque la vida es única y debemos vivirla en el tiempo vasto sin que
se nos escape sin saberlo.
Amante de
mis sueños prometámonos los siempres ¡con almas, abrazos y pálpitos de amor.
Fecunda semilla
Fecunda semilla que guardas en tus entrañas la secreta
lumbre que creará la vida en su principio sin fin.
Soy abono removido que aguarda la llegada de la semilla,
como un instante suspendido en lo Eterno.
Fecunda semilla que llega a dar los carismas divinos de la
luz en los sembrados del alma.
Fecunda semilla dejas dentro de mí vida tu aliento para con su soplo me conduzcan a trigales maduros
que harán senda cultivada en mi destino.
Fecunda semilla, germen de mi alma vas formando con musical
gracia verdes y olorosas márgenes de mi vida signando surcos por los que se
deslizarán mis días.
Pródiga semilla, inagotable fuente de vida que al nacer tus
raíces suben las imágenes clarificadas de los sueños cumplidos y anhelados por
vivir.
Y en el silencio verde de tu germen mana la luz que nos irá
llevando en el transcurrir de los días a los instantes suspendidos en lo Eterno
cuando se mezclan en nuestras vidas los
amores esperados y las penas desconocidas.
Fecunda semilla que harás nacer en mi alma alegrías y
tristezas conjugadas en un trinar de pájaros y cantos de esperanza sin temores
a espadas del miedo y de la duda.
Generosa semilla espero que tú me conduzcas a un mundo
pletórico de amores verdaderos y profundos, a horizontes y paisajes que deslumbren mis ojos y quiera
vivirlos en la felicidad que se proclama jubilosa.
Fecunda semilla en mi vida dame el cielo límpido y puro contra vientos y lluvias que se levanten en
mi mundo interior que tú has creado con amor y sonrisas frescas y quita de mi
camino espinas punzantes y llantos
lastimeros.
Fecunda semilla déjame ir a lugares soñados, inolvidables en
el largo camino de mi vida haciendo
crecer el árbol de la esperanza todo el tiempo para seguir viviendo.
Ausencia de amor
Ausencias de amor
Que oprimen y fustigan el corazón haciendo que la sangre corra
más aprisa entre venas entrelazadas como tejidos con formas delicadas y
posibles entre espacios sin soledades.
Ausencias de amor.
Que como explosiva fuerza liberadora nos lleva a la realidad
de querer que el anhelo de amar nos arrastre a ese mundo alado, invisible en el
que hay que abrirse con el alma y las manos.
Ausencias de amor.
¿Dónde se esconden? ¿En qué espacios del más allá como
espadas de aire nos somete en nuestro pecho de aire?
Ausencias de amor.
Denme a beber la poesía en el raudal de inspiración del
fragor de lucha en el día y en la noche meditación duradera.
Ausencias de amor.
Que como rayos siempre fulguran llorando un llanto de
tempestad, pon en mis versos el tesoro de las alboradas de plata, de los
mediodías de oro y de las tardes de escarlata.
Ausencias de amor.
Inspiren mis versos de los rumores de los ríos y del zumbido
del camoatí y de las tradiciones que narra el viento al ombú secular.
Ausencias de amor.
Guardados en mi alma entre pedazos refulgentes con mi pasión
total para sentirlos de a poco vibrar en mi cuerpo, esperándote llegar.
Ausencias de amor.
Silencio azul, casi oscura noche, en las etéreas alas que
descienden por diáfanas escalas hasta fuentes con ritmos sin fin donde el amor
nos inspira la llama sin heridas, aliviada de dolores y resquemores.
Ausencias de amor.
Te necesito a mi lado en la soledad de mis días para
reconfortarme y dejar libres mis necesidades de tenerte junto a mí.
Ausencias de amor.
No quiero que la ausencia de tu amor perdido me adormezca
mis pasiones y mis anhelos y el recogimiento me lleve a que la voz de mi
campana con lentitud las notas del ángelus desgrane.
Ausencias de amor.
No quiero sombras que aneguen mi espíritu, sino risas,
cantos, amor, despertando de la nada entre vibrantes notas altisonantes,
besándome mi cuerpo todo entre sueños alados que en mis versos gira.
Ausencias de amor.
Surgen en
luminoso arrobamiento, son caricias deseadas, besos suaves como miel recién
probada, abrazos temblorosos que todo mi cuerpo ansía, es la felicidad
inminente, de posesión lenta, al fin del paraíso.