Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 20 de febrero de 2013
Prefiero la noche
Prefiero
la noche, son las horas en las que amustian las nubes vespertinas, sobre la
azul altura del vasto firmamento.
Asómanse
los astros, cuyas luces divinas como miradas pesan sobre mi pensamiento.
Y
es mi hora, en las que entre la voz lejana de la campana que con lentitud las
notas del Ángelus desgrana, a mis hojas en blanco los versos de amor anidados
en mi corazón se vuelcan sin cesar, con prisa para que no sean olvidados.
Prefiero
la noche, porque mi fantasía con audacia inquieta sin cesar te busca.
¡Oh,
poesía!, en la nocturna soledad secreta.
Muchas
veces, misteriosa poesía, frases de amor dolido, manchan mis páginas albas en
el tedio de las noches acíbaras y vuelan por todas mis visiones de armonía que
se ocultan cuando el cielo aclara.
Prefiero
la noche, en ella te busca mi cansada fantasía y mis sueños se tienden como
aves raras cuyas alas exploran hasta horizontes lejanos y oscuros tanteando tu
imagen, la única imborrable, para mí por siempre.
Como
solitaria misteriosa, vago volando bajo el cielo y sobre el mar en la noche
profunda y estrellada, tratando de percibir tu figura que añoro y tu dulcísimo
firmamento y en instantes como un sueño que se esfuma creo entreverla en un
revuelo de la espuma o en los astros del Universo.
Prefiero
la noche, porque la Luna me acompaña con su fulgor, blanco y brillante.
Mi
corazón puede correr a regiones ignotas apareciendo en el pentagrama vacío de
mi alma las notas que buscaba y no encontraba y que inútilmente yo clamaba para
inundarla de amor como en un agitado río entre tupido follaje.
Prefiero
la noche, con la Luna como nota errante que parece que extravió su cantar pero
aún así con su luz agonizante sigo, en mi perenne búsqueda de aquel a quien no
puedo hallar, mi ideal no encontrado.
Prefiero
la noche, porque mis versos me aroman el alma y los busco en los sones de liras
que van brotando entre pasos de visiones que conmigo los van buscando.
En
algunos momentos no responden, no aparecen en ningún lugar de mi mundo interno
y entonces me inquieto.
¿En
qué lejanías mi númen se esconde?
¿Bajo
qué estrella se guarece?
Vuelve
a mí, en esta noche mía, nuestra, ven con el viento, las brisas, los astros del
firmamento.
Prefiero
la noche, quedarme un instante suspendida en lo Eterno e ir como el viento,
nómade del existir transitando por la expansión del Universo.
Una mirada furtiva
Una
mirada furtiva, huidiza, escalofriante, que me deja anonadada, en temblores que
provocan en mi alma desazones sin fin.
Entre
los dos el silencio se alarga y crece.
Sentidos
que laten los embates que el tiempo desafía entre cenizas y ruinas que en una
larga agonía, se duermen en un escondite secreto.
Una
mirada furtiva que hace que cierre mis ojos para no sentir que te he perdido
para siempre, no siento el cercado de tus brazos ni veo tu fuego que en los
fuegos arde.
Te
llamo hasta quebrar mi voz, por eso me derramo en llantos y sangra mi corazón.
Una
mirada furtiva, cautelosa, siguiendo en pos mío como una aparición fantasmal
para no dejarme encontrar el camino hacia mi espiritualidad toda, conmigo
misma.
Así,
en movimientos lentos como alas de aves en un rítmico volar mis sueños se
elevan a cielos infinitos para perderme lejos y no sentir sobre mis hombros
cansados tu mirada furtiva, sigilosa, cuando tú y yo en pequeñas pláticas
hacían nacer mis suspiros de desesperación.
¿Por
qué mis suspiros renacen y vuelven entrecortados y estremecidos desde el fondo
de mi alma cuando estamos juntos?
Hay
algo en mi cuerpo que viene de un tiempo lejano, es una querencia, un ansia de
volverte a ver, a verte, de seguir contemplando tu antigua mirada brillante, a
veces triste, nunca disimulada, ni solapada.
¿Por
qué amor mío, tu antigua mirada no es la misma en mi presente mirando?
Me
reconozco y la extraño.
¿Dónde
está?, ¿Vivo en ella? ¿O ella en mí?
Mirada
furtiva, cae sobre mí como una fuerza que me invade y enajena mis sentidos.
¡Vete
ya de mi vida! ¡No te quiero frente a mí, me desespero!
Sin
sintonía, mi cuerpo se marchita, mi mente se obstruye, mi corazón se agita.
Quiero
sentirme capaz de ser mi propio apoyo, de ser mi tránsito en esta vida mía.
Mirada
furtiva, oculta en tus ojos negros, me lleva al submundo del resto de la
Creación.
¡Déjame
vivir libre, con sentimientos claros y preciados!
No
deseo sentir ningún vínculo con tu vida, ¡Haz la tuya!
Tengo
sed de visiones nuevas, las que me proyectan a un nuevo mundo, azules tenues
que me llevan a azules perfectos, lejos de tu mirada furtiva, ajena a mí, en un
callado empuje que me eleve por aires alados a horizontes plenos de luz y de
amor.
Dame
mi libertad, mi espacio abierto en campos de amapolas y alelíes entre bandadas
de visiones con mis ojos cerrados que me llevan a mis lugares íntimos y
secretos.
Mensajes de amor
Mensajes
de amor, quiero ahora, en esta hora inocente sentarme en el umbral de tu mirada
y despertar cada día entre tus brazos respirando como una flor que se abre al
viento.
Lucero
de la mañana entrégame tu luz para seguir tus pasos vida mía y darte todo mi
amor, dame tus manos, iremos juntos a gritar fuertemente un te quiero mientras
la luna muestra su luz que ilumina el mar en todo su esplendor.
Mensajes
de amor, los pienso para volcarlos en páginas vírgenes, que se enlazan, se
entrecruzan, mirándote con toda mi ternura y ansias de estar a tu lado.
Escucho
el resonar del agua que cae en mi sueño dibujando en mis ojos mi mirada
enamorada.
Nos
hemos encontrado, fue un chispazo incandescente de materia convertida en
victoria gozosa de los dos en prodigioso pacto.
Mensajes
de amor, son para ti, mi amado amante.
Enamorados
de vivir, amándonos en un paraíso nuestro, claro donde se cruzan luces y
sombras entre besos, goces y pasiones que movilizan brisas tiernas y cubren con
verdes esperanzas los vergeles que súbitamente dibujan diestramente arabescos
celestes con luceros.
El
silencio es la atmósfera que el amor necesita para que nuestras almas brillen.
El
tiempo no existe en nuestras vidas ya que nos lleva a nuestra auténtica
realidad y a nuestro destino buscado.
Mensajes
de amor, aún desde tu ausencia no te he olvidado, aún te sigo amando y al son
de mis deseos como viola de amor, el ángel que nos protege y nos lleva
persiguiéndonos, elevándonos en el aire disipando para siempre las neblinas que
envolvían tristemente nuestro cielo mientras las estrellas ríen y guiñan
resplandeciendo en un cálido cielo.
Mensajes
de amor, como suspiros cuando la tarde apaga sus colores y los astros encienden
sus lumbreras y se duermen las aves y las flores.
Mensajes
de amor, de dos almas flotando en movimientos lentos como alas de aves en un
rítmico volar de dulces sueños, felices sones en nuestra plática amorosa.
Mensajes de amor, van hacia ti por los aires desde
horizontes lejanos para que nos unamos entre frases, palabras, pensamientos en
un lazo estrecho y envolvente de caricias, pasiones, anhelos.
Mensajes sin destino
Mensajes sin destino, flechas en el aire, poemas de
amor que he ocultado en un lugar secretísimo para no ser encontrados ya que
sólo por ti están inspirados.
Son frutos nacidos del amor intenso que por ti
siento ni están apegados a ningún estilo.
Fluyen del río del tiempo, se empapan escondidos en
sus aguas y la flauta que los acompaña haciéndolos vibrar en mi interior se
vuelve poco a poco reticente y opaca.
Mensajes sin destino, ayer quise gritar en una alud
de palabras las prosas de amor guardadas para abrir causes nuevos y derribar
murallas, pero no pude, fue un imposible deseo.
Ayer mis ojos acertaban distancias y como un
remolino dos brazos giraban desbrozando malezas.
Mensajes sin destino, piernas y corazón con los
versos de amor apuraban su marcha ora explorando amores, ora andando comarcas,
buscándote sin cesar para entregarte mis mensajes de amor.
A todos pedía por ti y algún sueño prometía mi
flauta, no el sueño que se sueña, sí el sueño que se arranca de la tierra
renuente.
Un mar de letras impresas te quieren encontrar son
frases de amor que sólo para ti las escribí y en las que me interné con todo mi
amor y el fragor de llegar a tus brazos en una marejada leal y pura.
A veces te busco en el jardín florecido que me
llama cuando en rosas, jazmines y geranios estalla o verdea, modoso en la paz
de su grama.
Mensajes sin destino, los envío cantando bajito sin
ahondar las pisadas con un dejo de gozo para que lleguen a ti mi amor amante.
No quiero penas ni dolores, sí sueños a mis
espaldas para que absorban mis tormentas y tan sólo compartir contigo mi
bienamado mis bonanzas y mis prosas de amor.
La flauta está en su estuche y la espalda en su
vaina porque espero que mis mensajes sin destino lleguen pronto a tu noche como
un libro fiel que cuenta mi espera ansiosa
y vibrante.
Mensajes sin destino, van por un mar terso, sin
oleaje, en un mundo como de sueño en un eterno recomenzar para que se oculten,
no queden o se pierdan en la nada.
Mensajes sin destino, viajan en el silencio, en el
viaje completo de proezas musicales en los confines del paisaje.
En mi voraz silencio grito mis mensajes para que se
alcen hasta el cielo en una gama de colores en las que las palabras se
entienden una vez más a sí mismas.
Mensajes de amor, no se oculten ni en un veraz
espejo muestren las palabras de amor que mi numen siempre inspiró.
Magia de un día
Magia de un día, mi amor tu eres magia, en cada
instante de mi vida en mi cielo resplandeces y son tus ojos que me iluminan con
un fulgor de estrellas que me cautivan y me ocultan sin quererlo en tu mirada.
Magia tiene tu voz, tu dulce acento, el cual lo
escucho dormida y aún despierta que me dice dulcemente con el viento, me
confiesa y me repite: “que me amas”.
Mis pinceles más leales se han propuesto apresar tu
verdadero rostro: desentrañar las esenciales líneas donde tu fuero el aire
acata y el aurea alba, espiar el múltiple venero donde emerge a raudales toda
la luz que quiero para tu piel, tus ojos cenitales.
Magia de un día, en la que la recta se espírala, la
curva se endereza y por la emoción y el sentimiento sin acertar el rumbo ni la
escala, la alta luz tropieza o en su ímpetu resbala.
Magia de un día, estás a mi lado, entre mis brazos,
cubriendo mi cuerpo con calor y caricias.
¿Cómo apresar la sosegada llama que te entibia los
ojos?
¿O el frenesí que tu mirar proclama cuando se
incendia prodigo de rojo?
¿Cómo apresar la tímida piel que en tus mejillas
convoca?
¿O la mañana
asomada a tu boca?
Magia de un día, mi afiebrada plata se anubla
enamorada.
Se pierde en la enigmática y secreta zona de la
alborada donde digo carmín, azul, violeta y al nombrarlos se esfuman en airada,
fantástica pirueta.
Magia de un día, en tu silencio eres un volcán que
se activa aquí en mi pecho, cuando llegas y desciendes a mi lecho y en tu
ternura me abrazas.
Mágico es este momento cuando respiro tu aliento y
mi alma se entremezcla con la tuya para volar por los cielos y marcar el
universo entre suspiros, siendo uno, envuelto en hilos, envuelto en hilos de
plata.
Magia de un día, con este nuestro amor que no se
acaba nunca porque prolongando de que uno y uno sean dos ya que el amor es el
retraso milagroso de su término mismo.
Con los besos, con la pena y el pecho se conquistan
en afanosas lides entre gozos parecidos a juegos, días, tierras, cielos
abiertos, espacios fabulosos, a la gran disyunción que está esperando hermana
de la muerta o muerte misma.
Magia del beso perfecto, aparta el tiempo, échalo
hacia atrás, ensancha el mundo breve donde puede besarse todavía.
Ni en el llegar, ni en el hallazgo tiene el amor su
cima: es en la resistencia a separarse en donde se le siente, desnudo,
altísimo, temblando.
Magia de un día que se va en una despedida larga,
clara, con lo más seguro que es el adiós…
Perdida en el tiempo
Perdida
en el tiempo, mi memoria se pierde en pasados ignotos, perdidos en el olvido,
en ayer de ayeres, de siglos escondidos.
¡En
este hoy mío, cuánto ayer se vive!
Me
encuentro envuelta en poblados de antiquísimos regresos y ahora aquí, frente a
ti, toda arrobada aprendo lo que soy, soy un momento de tu larga mirada que me
acaricia, desde ayer, desde hoy, desde mañana, paralela del tiempo.
El
tiempo no existe, aunque exista la templanza y la experiencia de nuestras vidas
pues cada resurgir de nuestro nacimiento es la consagración de nuevos
acontecimientos que nos llevarán a nuestra auténtica realidad y destino.
Perdida
en el tiempo, en una interminable búsqueda de la verdad, de la esperanza,
necesito escuchar el resonar del agua para que caigan en mi sueño del Hoy las
palabras de amor sobre las hojas que las esperan, dibujando en mis ojos mi
mirada enamorada.
Perdida
en el tiempo, que me transporta a fantasmas impacientes, a la nada olvidada, a
dudas disipadas, a realidades que aparecen en la luz del amanecer que nos
muestra la verdad y el color del ayer.
Parece
perderse en sueños durante el día para volver a caer el sol recordándonos que
el mundo podrá cambiar lo exterior a nosotros pero nuestra realidad interior
exacta y pura nos acompañará siempre.
El
tiempo ya no es tiempo, el tiempo es oro, pasando las horas, los días, luchan
los nombres con las cifras, lo exacto triunfa de lo incalculable, las palabras
vencidas se pierden en el infinito.
Perdida
en el tiempo, te busco a ti, el amor inconfesado entre mañanas sin neblinas ni
misterios astrales.
Por
el aire revuelan gemebundas voces apocalípticas y rozan nuestras frentes alas
venidas de tiempos lejanos como profecías de regresos de ilusiones perdidas.
¿Qué
haces alma mía perdida en el tiempo?
¿Vives
en el pulso lento del existir sin tregua?
¿O
en las grietas de ayeres pasados, que vencen al futuro cercano?
¿O
presientes las celadas, traiciones, mentiras que te aguardan?
Perdida
en el tiempo, te busco donde tú habitas escondido en el corazón del mundo y
viajo lenta en el espacio mirando el lugar donde tú descansas.
¡No
me dejes, no me dejes que me pierda en el tiempo de la nada!
Necesito
vislumbrar desde lejos tu lámpara encendida entre las tranquilas sombras para
saber que existes y estás presente en este perdido tiempo de mi existir
verdadero el que tú sólo comprendes y me salvas de olvidos y tristezas.