Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 7 de marzo de 2013
Luz inesperada
Luz
inesperada, las voces del mundo han levantado sus soles en el interminable
laberinto de la tierra y nadie ha podido aún encontrar la esencialidad del
existir porque habita en el invisible corazón de la eternidad.
Más
allá de las palabras, de los sentidos y las ideas, en el territorio oculto de
tiempos escurridizos, en los mares infinitos, se acuna la fuerza de las
esperanzas agitando su melodía de fuegos, en las manos del arco iris.
Luz
inesperada, corre libre donde habitan las sombras y en estos instantes el amor
sueña en su soledad y las cruces desnudas diluyen su lenguaje de espumas
recibiendo la sencilla vibración de los corazones puros.
El
amor con su luz inesperada, cae en cataratas silentes, día a día por las curvas
sencillas del viento, desplazando su caudal de perfumes en el tiempo, sin más
banderas que el acento claro de la paz.
El
amor es el secreto de los siglos en receso y abraza en silencio nuestros mundos
profundos y luminosos.
Luz
inesperada, que ilumina la transparencia de nuestros sueños y hace serpentear
nuestro camino de sombras traspasando con la profundidad insondable del océano
como la claridad del Sol en las montañas, con la fuerza suprema de vientos
huracanados.
Luz
inesperada, eres como una blanca llama en mi alma despierta que te espera
siempre con la alegría de cielos infinitos, porque sólo por Amor peregrinamos
juntos hacia la dicha divina e inmortal.
Luz
inesperada, que derrama alegrías, dichas, entra dulcemente por almas dormidas,
sacúdelas suavemente por las alas, agita como trigales grandes campos de
esperanzas, haz que el amor como el nuestro ni este día, ni esta noche, se
acaben nunca.
Luz
inesperada, da ilusión a las bandadas
del porvenir en las manos de arrebatos y de calmas.
Milagro
de la luz, la sombra nace pero choca en silencio contra las montañas, se
desploma sin peso sobre el suelo desvelando a las tiernas hierbas delicadas,
llegó el alba…
Luz
inesperada, única, con música celestial en una breve brisa armoniosa entre
arpas ancladas, violonchelos dormidos, oboes apagados.
El
paisaje se ilumina, el Amor inunda el todo hasta el horizonte lejano creciente
en un espacio sin frontera, ese amor ya sin ti, me amará siempre.
Luz
inesperada, eres la emoción de la sorpresa, iluminaste nuestro mundo tan dorado
que ni el sol se encendió en ese instante, diste a nuestro amor el despertar
del gran besar nocturno.
¡Ya la luz! ¡Luz inesperada! Dejamos atrás lo
sufrido y sólo se nos revela transparentemente lo gozado en un trémulo
presentarse jubiloso.
En armonía con el viento
En
armonía con el viento, los dos creamos la más pura armonía de reflejos en
raudas ondas que flotan en el aire como una canción de amor.
Mis
lágrimas trepan por la lluvia y el sol y mis estrofas, mis palabras, son mis
letras de papel.
Busco
en el viento, poemas que involucren todo nuestro amor en cualquier rincón del
mundo con el alma siempre colmada de un amor sincero y puro.
En
armonía con el viento, nuestros corazones saben guardar en el tiempo todos
nuestros secretos de cada momento vivido sin penas ni lamentos como raíces y
puentes de la vida en crecimiento.
¡Qué
gozo que no sean nunca iguales las cosas que son las mismas! ¡Toda, toda la
vida es única! Si el vasto tiempo entero, río oscuro, se escapa por las manos
nos deja prendas inmarcesibles llamadas días, horas, en que fuimos felices.
En
armonía con el viento, nosotros los amantes, nos prometemos los siempres con
almas y con bocas, seguros de no acabar el amor que sentimos, el que llega a
tocar el techo de la eternidad.
Amor
al viento, en armonía de susurros soy pasajera de tus sueños, tus abrazos son
mis viajes sin retorno, una mirada, un gesto y se desarman las voluntades de mi
cuerpo.
En
armonía con el viento, canto las odas de mi existencia.
Una
sonrisa, una palabra y mis versos se someten a tus besos.
Quiero
alcanzarte en mi penumbra, quiero posarme en la dulzura de tu calma.
Soy
amante del viento y en las altas llanuras de su éter, te busco en el rocío de
agua que al amanecer me baña, navegando por mi cuerpo en silencio en una tarde
de invierno.
Por
las curvas sencillas del viento, desplazando su caudal de perfumes en el
tiempo, en armonía con el rocío cósmico en los atardeceres espirituales abraza
al son de canciones de amor nuestros mundos profundos y luminosos.
Quiero
volar con el ritmo armonioso del viento, hacia ti, hacia las alturas del amor,
quiero elevarme contigo más allá de las cumbres terrenales hasta el reino de la
paz, donde nuestra dicha no pueda ser perturbada jamás, unidos por siempre en
amor inmortal.
En
armonía con el viento, viajan las nubes, las sacude con sus viajeras manos y
nuestros corazones laten al unísono sobre nuestro silencio enamorado, zumbando
entre los árboles, orquestal y divino, entre acordes de canciones, risas y cantos, llevando la hojarasca marchita lejos,
muy lejos como sustancia sin peso y fuegos inclinados.
En las alas de tu cielo
En
las alas de tu cielo, como una flor no lejos de la noche, mi cuerpo mudo se
abre a la urgencia del rocío. Me has hecho volver a la memoria de mi cuerpo, a
comprender lo que dice mi voz, a que flores amarillas constelen por doquier mi
círculo de tierra azul y que el agua tiemble llena de enredaderas marchitas.
En
las alas de tu cielo, vuelo hacia ti, buscándote y toda mi alma siente su curso
como las estrellas que vivieron en valles floridos de la tierra y besaron tus
labios amados.
En
las alas de tu cielo, en la inmensidad, aún bajo la luna triste y taciturna,
vago en pálida soledad como vagabunda del cielo y de la tierra, con la perenne
inquietud de encontrarte y encerrarme en tus cálidos brazos.
En
las alas de tu cielo, no me dejes en el profundo vacío donde languidece de sed
el alma mía, esperando saciar mis ansias dormidas.
Ahora,
sintiéndote mío, la noche se astilla de estrellas y mi alma se inunda de música
celestial.
Eres
el sustento de mis alas y yo para ti, las alas de tu vuelo, sé que sin ti,
caería en un abismo hondo y sin retorno.
En
las alas de tu cielo, la luz nos separa y alargando nuestras manos no se
alcanza el cuerpo de la dicha, sólo se palpan soledades nuevas, ofertas de la
luz.
Y
la distancia en vuelo es distancia, son leguas, años, cielos, es la luz lejana.
Y
vuelo hacia ti, pisando horas y horas para que nuestro encuentro gane al fin
del día, la orilla oscura en que cesan las pruebas de estar sola.
En
las alas de tu vuelo el querer se anida en la tiniebla y pienso que con decir
un te quiero la felicidad contestaría con amor y luz en nuestras almas.
Tú
eres las alas de mi fantasía, has retornado a tu cielo y apenas te has
marchado, yo ya te espero.
Todos
tus movimientos, pasos, latidos, ansias, quietud aunque arrastrar te quieran
hacia una soledad celestial o terrestre, no te saben llevar de lo que estás
queriendo, te vas pero en pleno vuelo te acercas, pronto, más tarde, luego.
Ahora
tus alas te llevan a tu cielo pero tu corazón late en todas las vagas sombras,
tenues que en la alta noche estrellan el azul del silencio, todas suenan a
ecos.
Mi
alma te espera, tú lo sabes y vienes solo hacia mí, en ese largo rodeo de
vuelos que das para volver.
Invadiendo mi silencio
Invadiendo
mi silencio, tú el que intentas murmurar constantemente tus palabras sentidas
de amor no dejando que me encuentre a solas conmigo misma para borrar de mi
mundo interior, antiguas desolaciones.
Quiero
mi silencio mudo incluso hasta el viento que toca mi oído, ni el eco que se
asoma a burlar mi voz.
Hoy
necesito soledad, el cielo está oscuro, la luna se ha ido, las flores no tienen
la esencia de ayer.
Las
aves volaron dejando su nido, me siento sola, pero sé que tú vendrás al grito
desesperado de ¡vuelve a mí, no me abandones, necesito tu amor!
Invadiendo
mi silencio, estoy en penumbras con todo mi hastío y en cada suspiro lloro una
oración que clamo en silencio porque sé que todo fue pasado y que tú vendrás a
mí, dejando en tinieblas, dolores ya idos.
Invade
el silencio todos mis espacios, mi vida marchita navega sin ti, en un triste
andar se mueren mis pasos, te buscan sin tregua para que me traigas al Hoy
donde tú me esperas.
Invadiendo
mi silencio, sin ningún encuentro, sé mi amor, vigía de esta silenciosa que
quiere regresar de su viaje interminable en el desierto de su alma y que su
corazón, de la mano dulce de la brisa, llegue hasta ti.
En
la caricia de tu voz, yo era el umbral de tu presencia, yo estaba en la sombra
de tu nombre, yo habitaba en ti, pero en mi mundo de silencio, no te encuentro
y un profundo dolor invade mi corazón.
No
me dejes estar en el completo olvido, hazme llegar sólo una caricia leve, el
recuerdo de una sonrisa, la mano dulce de la brisa y acércate con ternura a mi
mundo de silencio.
Invadiendo
mi silencio, tú, sin prisa, despacio, lentamente, te vas adentrando en mi mundo
para hacerme beber la fuente de la vida, aquella que dejé sin casi darme
cuenta.
¡Ven!
¡Entra en mi alma y hazla renacer! Que poco a poco tu magia invada mi ser
despertando sus deseos de gozar y amar y así lograrás detener el tiempo
entrando al silencio de mi alma para vivir contigo suspiros leves y caricias
cercanas.
No
quiero que seas en mi mundo de silencio un simple reflejo en mi imaginación y
que al despertar mis ojos no te lloren.
Invadiendo
mi silencio con tu presencia en mi cuerpo para darme la flor del amor de la
vida que hoy desvela mis pensamientos con silencio de olvido.
Rescataste mi vida
Rescataste
mi vida, tú, el único, mi númen, mi inspiración divina que no me dejaste caer,
ni doler, me envolviste en piedras verdes de la noche oscura y me devolviste a
la vida serena y calma.
Como
vigía de mis poemas hiciste de mi alma un canto arrepentido, sin temores, dudas
ni falsedades y me llevaste a mirar mi entorno con inocencia como si nunca
hubiera sido herida ni lastimada.
Rescataste
mi vida, quiero mirar tu rostro amado para que se aleje de mi para siempre el
miedo del engaño como un pájaro al borde filoso de la noche.
Ahora,
en éste mi otoño, me hace sentir como una niña de tiza rosada en un muro muy
viejo que súbitamente lo borró la lluvia.
Rescataste
mi vida, que ahora mi corazón se abre como el retoño de una flor.
Todos
los gestos de mi cuerpo y de mi voz, hacen de mi la ofrenda, el ramo que
florece, el viento en el umbral.
La
noche es de los dos, se dispersó la niebla y mi memoria es la sed de tenerte
junto a mí, en mi fondo, en mi recuerdo.
Al
negro sol del silencio tus palabras doran mi vida, por eso escribo, no estoy
sola, hay alguien aquí que tiembla.
Rescataste
mi vida, voy en busca de quien soy, peregrina de mí, voy a la que duerme en un
país al viento.
Rescataste
mi vida, disipaste la niebla verde de mis labios y del frío gris de mis ojos y
mi voz, ahora, a tu lado, canta con amor tierno y dulce.
Arcano
sueño, ahora, ya, no más aparecerá el antepasado de mi triste sonrisa y hay
candados pero no llaves y hay pesares pero no lágrimas.
A
ti te debo todo lo que soy ahora, tengo mañanas luminosas, no más noches
sufrientes.
Rescataste
mi vida, mis manos enamoradas del viento acarician tu amado rostro aún ausente
y desde mis espejos, guardo, en mi cofre de memoria todo el olvido del ayer.
Te
has llevado mis angustias, mis miedos temblorosos, mis delirios hondos, ahora
por ti baila la luz en mi sonrisa, mis manos palpitantes se desnudas y te
buscan para que me enseñes a vivir junto a ti.
Rescataste
mi vida, y mis brazos insisten en alcanzar al mundo y la danza salvaje de la
alegría inunda mi corazón.
Mis
esperanzas se renuevan, mi existir es ahora un pájaro en alto vuelo hacia un
horizonte sin fin y el soplo de la luz inunda mi mente cuando escribo las
palabras de amor que me hacen sobrevolar como una dinastía de soles.
Recuerdo y sueño
Recuerdo
(Tu
presencia erguida y enhiesta a mi lado, sintiéndote cerca, murmurando,
pausadamente palabras dulces de amar)
Sueño
(Contigo
siempre, danzando juntos una danza sin fin iluminados por la luz temblorosa de
las luciérnagas que nos cubrían creando nuestro mundo propio)
Recuerdo
(Tu
mirada cálida, soslayando susceptiblemente mi cuerpo todo, invadiendo,
deliciosamente, mi alma que se abre toda para ti)
Sueño
(Con
tus brazos, rodeándome como lazos de tejido con ternura y con tus caricias
anhelantes y briosas)
Recuerdo
(Tu
voz grave, profunda que inundaba con amor mi mundo interior, produciéndome un
gran regocijo pleno)
Sueño
(Con
nuestro lecho puro de hierbas frescas y mantos de flores nacidas como brotes
con gotas de agua en el profundo vergel)
Recuerdo
(Tus
dedos largos que con suavidad y ternura recorrían los caminos del amor a través
de la pasión que nos unía)
Sueño
(Con
nuestros amaneceres juntos en armonía con el viento entre luces inesperadas sin
fantasmas de dudas)
Recuerdo
(Tus
labios, que, húmedos y tibios, recorrían sin tocarme mis temblores ansiosos de
que tú me alcanzaras y me envolvieras con tu cuerpo amado)
Sueño
(Con
nuestros silencios que nos unían en un siempre, entre melodías armoniosas y
perfectas)
Recuerdo
(Tu
rostro amado, grave y sereno que con mis manos lo recorría como un sendero
único y secreto)
Sueño
(Con
nuestros viajes por lugares mágicos donde vivíamos alegrías sin par)
Recuerdo
(Cuando
recorrías mi alma trazando, con tibieza, el mapa de mis rutas con ansias de
conocerme toda)
Sueño
(Con
tu imagen esfumada que desde lejos, del más allá, viene hacia mí entre brisas
de soles olvidados)
Recuerdo
(La
forma en que me amabas y entre placeres y gozos nuestro existir transcurría)
Sin
un instante de duda, de desdén o de abandono, sin una necesidad de gratitud,
sin un olvido, sin dejar de sentirme tuya, siempre.