Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 4 de junio de 2013
Invisibles en el Paraíso
Invisibles
en el Paraíso.
Nuestro lugar secretísimo donde nadie
nunca nos encontrará, nadie y es allí donde te siento cada día rozándome
sutilmente con todo tu amor que es como una mariposa que vuela en el aire de la
mañana, como el viento suave que roza mis cabellos.
Nos amamos sin prejuicios ni condiciones,
sin esperas ni reservas, sin egoísmos ni sombras, sin cadenas ni sumisiones, el
mundo real para nosotros no existe.
Invisibles
en el Paraíso.
Nos amamos con la profundidad insondable
del océano, con la claridad del Sol en las montañas con la fuerza suprema de
vientos huracanados.
Nuestras almas se buscan tras toda
emoción.
Invisibles
en el Paraíso.
Frente a nosotros enmudece el mar, la
arena, el cielo y la mirada y desde la lejanía se sienten ecos, palabras, voces
que suenan clamando por la claridad y el amor.
¡Paz! ¡Vida! Nacidos para la vida y el
amor fuimos creados.
Invisibles
en el Paraíso.
Cogidos de la mano, con pasos errabundos
y lentos, emprendemos nuestro camino solitario y hemos subido al cielo, a las
estrellas luminosas, en la inmensa noche azul llena de temblorosos ojos.
Lengua del Paraíso, sones primeros,
vírgenes, entre tanteo de los labios en el aire del mundo para que estrenemos
los besos, los abrazos, los nombres de los gozos primigenios que nuevos son
para el júbilo nuestro.
Invisibles
en el Paraíso.
Que en los tiempos del alma, allí, en el
más antiguo nos encontremos sin buscarnos, sin seguir huellas ni en nuestra
memoria, ni en ningún signo nos guiaremos, nos veremos percibiéndonos nítidamente
entre la niebla gris que poco a poco se fue abriendo para que nos viéramos y
nos amáramos por siempre.
Invisibles
en el Paraíso.
Y así, lo que tú eres cuando yo te lo
digo no podrá serlo nadie, nadie podrá decírtelo.
Nuestras almas están juntas, tú me
sientes en la tuya, yo te siento en la mía sin poder entenderlo, sin saberlo
nosotros mismos.
Invisibles
en el Paraíso.
Nuestro aire está lleno de esperanzas en
vuelo, las encontramos y las traspasamos con nuestras alas tiernas y con un
soplo imperceptible nos decimos ¡Te amo!
Alma errante
Alma
errante.
Volando en el horizonte
de la noche misteriosa y oscura, acariciando el día luminoso, va por los
caminos solitarios, va desasistida, de puerta en puerta, entrando por ventanas
entreabiertas, de ojo en ojos, errabunda y frágil, vagabunda, profundizando
abismos.
Alma
errante.
Por inercia ella cruza
lentamente, sin ánimo el sendero, con la esperanza de hallar un cuerpo que a
ella la habite.
Cualquier oreo la
conmueve, cualquier paja a ella la irrita, está hecha de retazos, de
cicatrices, de heridas punzantes.
Alma que anhela anhelos
que invisible te deslizas deseando que otros te mojen de miradas tus pupilas
solitarias.
Alma
errante.
Perdida en el sueño,
dormida vas por la vida, fantaseando en tus míseras miserias volando entre la
neblina.
Barco naufragando
siempre en mares que no la invitan por eso navegante y sola vas deshojando
margaritas.
Alma
errante.
Triste y meditabunda en
el vaivén de las horas, en la brisa que musita en el canto del silencio, en la
soledad del día.
Alma
errante.
Buscas el círculo que
incluye los lugares, mares, estrellas, cielos, árboles, flores, puede ser
pequeño, grande infinito según el alma
que quieres habitarlo.
Alma
errante.
En lo triste de la
noche, entre la densa neblina, golpeada por la lluvia interminable, envuelta en
el mar salado, en lágrimas se destila.
Hasta que se vuelve un
cauce, un torbellino de brisa, una nota en el vacío, un eco que no termina, un
silencio atormentado, un pentagrama vacío.
Alma
errante.
Anda entristecida con la
esperanza de darle reposo a su travesía.
Un alma que anda
buscando en otra alma hallar vida.
Escala las altas
montañas, espera a que otras miradas surjan para verla de cerca y descubran qué
oculta su interior que sólo es amor y luz.
Alma
errante.
Desgarrante e infeliz,
ten paciencia, clama por la paz y la felicidad y alguien con ligereza
encontrará tu mensaje en el bosque, en el cielo, en el este por donde sale el
sol y con delicadeza te cubrirá en tu tierra herida a fin de que puedas renacer
de prisa y encontrar por fin lo que tanto tiempo necesitaste para ser feliz.
Alma
errante.
Distante, ya casi la
última, sal de tu gran mundo a oscuras y trémula y vacilante ve en un gran
vuelo irreal en búsqueda de la verdad, labra tu vida, camina deslizándote para
renovarte y vivir de vuelta a ti, aumentada en tus dones sin fin.
Cierra las preguntas,
húndete en tu querer, llenándolo de síes, de gozos, de algarabías y no vueles
por el aire como las mariposas o las nubes flotantes, busca donde te espera el
amor total de otra alma errante.
Espero y desespero
Espero.
En las noches
silenciosas y oscuras, pienso en ti que te has ido a hurtadillas entre
secreteos malsanos y tristes a otros amores que te buscaban sin cesar.
Me olvidaste, yo no te
olvidé, recuerdo cada instante de nuestro estar juntos, amándonos con tal intensidad
que el día se volvía de noche y la noche día.
Desespero.
Sí, desespero por no
haberte podido decirte ¡adiós!, todo sucedió en silencios prolongados y
dolorosos, sin una palabra aún fingida de falsos sentimientos, dejándome
adolorida y triste, mi corazón sangrante y las estrellas fugaces lo traspasaban
llevándome a ese mar interminable de lágrimas tristes.
Espero.
Siempre te llevaré
dentro de mí, recordaré los dolores y las alegrías mientras el mundo se me hace
nada, te busco en mis recuerdos mientras te amo en mi soledad y acuno las
canciones que me cantabas despacito haciéndome sentir amada.
Desespero.
Y sueño que todas las
noches vienes a poseerme y te pido que me digas donde acaba el hilo negro y
donde empieza el blanco y para olvidarte aprieto los dos hilos con las manos en
espera de que el negro se vuelva blanco y tú desaparezcas de mi vida y poder
reponerme de este dolor sofocante que me asfixia y no me permite amar otra vez
sanado mis heridas aún sangrantes.
Espero.
Mientras espero nuevas
ilusiones, esperanzas, amores nuevos, escribo versos, poesías, prosas que
desgarran mi alma, en intentos imprecisos, versos que simulan estrofas, como el
primer verso que tú inspiraste, pero sin ti, mi numen vaga por altos horizontes
porque tú eres la poesía que se perdió.
Desesperó.
Amor, entre la magia y
el misterio de la vida, vuelo hacia ese pasado del cual ya estamos alejados,
deseo parar el tiempo, me fundo con la oscuridad y no la veo, te imagino
conmigo buscándome.
Espero.
Ya no con anhelos e
ilusiones que vuelvas a mí, sólo espero con infinita paciencia que poco a poco
te olvide, te vayas de mí y así poder amar otra vez con calidez de alma pura y
podré mirar el cielo llevando dentro de mí el silencio del mar, el fragor de la
tierra, la música del aire.
Mi
pensamiento me llevará lejos, hacia litorales desconocidos, horizontes
iluminados.
Percibiré
el leve crujido de la naturaleza que me rodea, amaré y buscaré la paz como
única esperanza y fuerza en mi vida y te encontraré a ti, la estrella que
brillaba en el cielo para mí, la que yo no veía pese a que la noche era clara y
traía la luz a mi alma con un amor verdadero y único.