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Vivir amando

Vivir amando
sólo hay que vivir la vida
que te conduce entre alturas del mundo
sin sentir la fatiga
de haber subido como recompensa
de vivir amando.

Mi ser en prosa,
en velocísimo viento
atraviesa la vida en
segundo, minutos, horas,
sin que se caigan o destruyan
todo lo que deseamos.

Nuestros esfuerzos
que cuestan a veces sollozos
a veces risas que como rosas secas
te alfombran el paso
convirtiendo los días en peligros en llamas
al vivirlos con toda intensidad.

Y entre galardones de éxitos,
triunfos, amores milagrosos,
prologamos el hecho máximo de amar
con la pena y el pecho.

Conquistando en afanosas lides,
entre gozos parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos,
a la gran disyunción,
que está esperando
hermana de la muerte
o muerte misma.

Vivir amando,
medalla que merece recibirse,
cada beso perfecto,
aparta el tiempo,
lo echa hacia atrás,
para ensanchar el mundo breve
donde pude besarse todavía.

Va en el llegar,
ni en el hallazgo,
tiene el amor su cima,
es en la resistencia a separarnos
en donde se le siente,
desnudo, altísimo, temblando.

Murmullos en la noche

Murmullos en la noche,
colmada de cálidas palabras
encendiendo velas donde el viento
sacude negra soledad.

Ayer en la noche,
entre los silbidos del viento
acaricié el pétalo de tu sombra.
¡Qué extraño fue!

Murmullos en la noche,
los dos quietos,
abrazados en un solo cuerpo,
sentimos en oleadas
de viento y agua
que la esperanza viene a nosotros.

Murmullos en la noche,
somos dos,
sólo dos,
con miedo a ser uno.

Miedo a amar y a dejarse amar
miedo a pasión desbocada,
 miedos a besos furtivos y deseados,
miedo a vivir entrelazados
bajo las ramas confundidas y anhelantes
de los ligustros.
Miedo de ser naturaleza,
viva,
en la naturaleza.

Murmullos en la noche,
delirios alucinantes
de saborear la paz
serena de tu amor
y cada mañana tu aliento
de cigarra anida
mis ojos abiertos
en la penumbra quieta.

Murmullos en la noche,
que mi alma juglaresca escucha
como fondo apabullado,
son murmullos que
como arrullos de horas muertas
nos nombran,
para unirnos con mil ojos
confundidos de caricias
en un viento indiferente
que juguetea con nuestros cuerpos
plenos de amor.

Murmullos en la noche,
quiero que tú
 con tus palabras y gemidos de amor
aturdas todos mis sentidos.

Comúlgate conmigo,
apagan los murmullos que deliran
desboca los temores indefensos
y sólo
¡ámame!
y será, entonces, el mundo nuestro.

¡Ámame!
Seré la sal de tu camino
y el verde de tu sombra acogedora,
seré tu cuerpo de perfumes
y aromas dulces,
brazos de estatuas,
esculpidas por la pasión fresca

de mis formas tuyas.

Lujuria de amor

Lujuria de amor
entre dos seres que viven amándose,
entre dos cuerpos desnudos
en uno sólo,
enlazados por enredaderas del amor.

Se buscan,
se inundan de caricias aterciopeladas,
sensuales,
sus bocas como aledaños de amor
no dejan de buscarse.

Lujuria de amor
éxtasis, pasión, gozo, placer,
instantes que se viven
como almas encendidas
y cuerpos en llamas.

Mi sed de tí
me ahoga,
reclamándote a cada instante.

Te necesito
junto a mí.
Nuestra pasión de locura,
nos lleva al frenesí
del placer procaz y ardiente.

Nos enroscamos
entre sábanas sedientas de amor
y tu cuerpo,
viril y fuerte
aprisiona mis muslos
y descubren el suelo
por mi pie desnudo.

La sangre corre veloz por las venas
en una recorrida total
por nuestros cuerpos
donde los orgasmos
se suceden unos tras otros.

Tu lengua inquieta y veloz
va a dejar su aliento
en mi monte puro y virgen
que lo espera ansioso.

Mis pezones se excitan,
mi cuerpo se balancea,
baila al compás del amor sensual,
mis senos son tuyos,
¡ámalos!
como si fueran fuente de placer intenso.

Quiero mi nombre recogido en tu boca
para calmar la sed

de mis labios que ansían tus besos.