Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 20 de abril de 2014
Caminante silenciosa
Caminante
silenciosa,
mi
paso leve, despacio,
viajando
por la vida
va
buscando el Amor que
anhelo
tanto.
No
me anuncian lúbricas ceremonias
ni
sordas campanas
de
ancestrales reflejos.
Mi
ruta es la música salvaje de los pájaros
que
sueltan a los aires
mi
bondad en revuelo.
Caminante
silenciosa,
en
búsqueda, con sed ávida
y
perenne del amante único,
y
que también me busca sin denuedo.
Con
gran esfuerzo tendida en playa firme
grita
mi corazón vacío,
en
la nave del mundo.
Caminante
silenciosa,
elegante,
sobria,
aparenta
calma,
pero en su interior
bullen
mil sentimientos
de
nostalgias y desesperación
porque
el amor no llega.
¡A
veces, la vida me quiere estallar
en
canciones de angustia inesperada!
Hay
una sola puerta abierta
en
mi camino silencioso,
¿A
dónde va mi vida,
desconocida
de sonrisas?
Busco
su rastro,
como
si el cosmos se hubiese concentrado
en
su energía
y
hasta ella fuese
mi
emoción hecha pedazos
de
mariposas destrozadas.
Caminante
silenciosa,
con
mi emoción que rueda ahora
por
una de esas islas salvajes
de
dolor y pena.
Me
he sentido llegar allí,
donde
se mueren las canciones felices
y
el dolor se da cita
con
la pintura transparente del cielo.
Sangra
el dolor del atardecer
caído
a mis espaldas,
la
pena del crepúsculo que quizás
no
podré encontrar el Amor
y
seré como una margarita
pálida
en el bosque.
Y
de pronto, mi caminar se detiene,
porque
vislumbro
vuelo
de lirios estirando colinas,
llanto
de arroyos enloqueciendo brisas,
furia
de estrellas en un azul cielo,
El
amor se acerca,
trae
aroma de alelíes,
de
azahares,
de
junquillos,
trae
un paisaje de un inmenso mar,
casi
riachuelo.
Lo
siento llegar,
mi
corazón vibra, tiembla,
y
mil poesías danzan en mi mente,
son
para él, el esperado,
el
que en una cita eterna
trae
el beso enamorado.
En
el pecho del viento
van
diciendo los lirios
que
en el horizonte del mar
dos
auroras se besan.
Más
allá de tus ojos,
mis
crepúsculos sueñan
bañarse
en tus luces.
Mi
caminar en silencio
se
hace más rápido,
va
hacia ti
sobre
un inmenso azul de sueños y alas.
El aroma de la noche
El aroma de la noche,
con un perfume de yerba buena y a pinos,
con olores refinados que se despertarán
en el campo a la mañana.
A veces rumoroso se aproxima
y a veces alejándose se apaga.
Con inocente ritmo todo el paisaje canta.
Es la hora del amor
y al vernos juntos un espejo azulado,
un arcoíris se enciende.
El olor de la esperanza,
siempre es el más deseado
pues es la sal de la vida,
la que yo siempre he soñado.
Todo el paisaje canta.
La luz en los renuevos
y en las nubes se enciende.
El aroma de la noche
se nos acerca más
por el vagabundo viento entre las ramas.
Todo el pastizal con flores húmedas de fragancia
nos inundan en nuestro tibio lecho
ebrios de dicha y amor encendido.
Me gusta el aroma apasionante de la noche,
fragancia melancólica
de magia escondida.
Inquieta y penetrante
como nuestro deseo y pasión.
Tan puro y tan denso…
como un vino de amores.
El aroma de la noche
nos conduce entre susurros,
murmullos de amor,
perfumes de magnolias,
azucenas, amapolas,
que nos tienden juntos,
en un nido de paz.
El canto de la aurora se asoma
como una claridad triunfante,
vuelve en la nave de la noche blanca
y él se hace más denso cuanto más aclara.
Huye y ajusta el corazón
su rítmico latir a la cadencia
que inspirada con un millón de notas
nos subyuga y en un millón de arpegios
nos levante cuando al comenzar a brillar
la aurora todo el paisaje canta.
El aroma de la noche,
misterioso, vibrante,
subyugante,
un naranjal en flor nos acuna
y tú aprietas mis deseos
bajo las estrellas rutilantes,
calientas mi piel con tu pasión al viento.
Fluye el río del tiempo,
nos empapamos en sus aguas,
se nos encoge la voz,
nuestras miradas se endulzan.
Se nos agranda el corazón,
la piernas se acalambran,
se estremecen nuestros brazos
y se yerguen nuestras espaldas.
El aroma de la noche,
límpido, calmo,
cálido y el aire hiende en pos de la campana,
averigua del río los cristales,
perfumes, luces,
formas y sonidos azuzan
y apaciguan nuestros sentidos en un riesgoso
y repetido juego de amor hasta lo imposible.
Detrás, en la noche,
la espesa niebla del misterio y más allá,
ocultos en nuestro recóndito lugar,
un dios mudo,
sordo y ciego nos contempla.
Cuando el cielo se afina al conjuro
de un sutil cosquilleo de flautas
y la última estrella remisa abandona
su puesto de guardia,
no perdemos tú y yo
en el abrazo final de esta noche nuestra
y nos seguiremos amando siempre.
Espejismo
Espejismo,
tú eres un espejismo en mi vida,
eres una mentira de agua y sombra
en el desierto de mi existir.
Espejismo,
tú no brillas en mi vida,
aunque brilles con una luz de agua.
No amarras aunque amarres la vida.
No llegas aunque llegues,
no besas aunque beses…
Reflejo,
falsedades de agua en tus ojos
que como prismas de plata
no brillan con el amor que dices sentir.
Espejismo,
eres el verde que no existe,
la frescura de ninguna brisa,
la palabra de fuego
que nadie escribió sobre el muro
de mi vida…
Yo misma,
proyectada en la noche por mí,
en ensueño,
¡eso eres tú!...
Espejismo,
sólo eres el espejismo de lo que un día fuiste,
una luz difusa que se apagó en la nada
cuando la memoria del tiempo
se propagó en el más allá.
Espejismo,
ilusión de entretejer
lenguajes entrecruzados,
engaños de tu voz,
de tu susurro,
de tus te quieros apasionados,
eras delirios de un amor fracasado,
antes del sollozo de los sauces
y de las flores que acabaron en rimas,
versos que empezaron tallos.
Espejismo,
fuiste tan sólo inocente tacto
de tu trémula mano
que volvió derrotado como visión de engaño.
No eres más el único y verdadero
ni el gran dolor que consuela
al desnudo del alma.
Espejismo,
sólo pasiones aparentes,
falsos besos,
¿de dónde se han oído?
¿Cómo se creen reflejados
en esa forma turbia de un espejo de agua?
Cruzando concéntricas tinieblas entre luces,
vagas historias de amor,
creídas por mi verdaderas y por ello,
día a día,
noche a noche estoy volviendo a mi interior
para encontrarme a mi misma,
limpia, casta y pura,
con fe en que los espejismos desaparezcan
ya de mi vida y broten nuevos arrullos
a mi alma triste,
dulce y melancólica en claridades de luna
y brisas del jardín florido.
El húmedo espejismo
borró toda la gala matutina,
ni un árbol,
ni una nube se destaca y
a en esta blanquecina cerrazón
que entristece el alba y no ilumina,
débil luz crepuscular y opaca,
¡eso eres tú!
Espejismo,
¡hálito de abismo!
flotas en esta alborada agonizante
que me fatiga y marea
y me marca de oscuros pensamientos,
obsesionantes.
¡Desaparece ya!
¡húndete en el más allá,
en el desierto lejano!
¡Déjame vivir esperando
sin cansancios ni desalientos,
el amor que me busca detrás de ti.