Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 26 de abril de 2014
Templo del Amor
Templo del Amor,
lugar mágico y real,
antiguo e invencible,
monumento del ayer de los ayeres
en homenaje al Amor eterno.
Tus encantados crepúsculos
de amaneceres luminosos,
de infinitos colores,
nos llevan a historias del pasado,
a admirar el horizonte lejano.
Tú, castillo encantado,
áureo, inmaculado,
pareces con alas y vuelas lejos
trayendo la sabiduría
del tiempo a tus pies.
Como anfitrión del Amor
tiendes tus brazos al mundo
donde la luz se hace despacio
y adormece el alma.
Templo del Amor,
encendido en los espejos rotos,
la luna como una espada
en cuyo filo dormirá
siempre el Amor.
Templo del Amor,
imagen más de las que tienes
para que viva en mi rincón de este presente
del Hoy y de siempre.
Templo del Amor,
leyenda perdurable por siempre
de mi Amor eterno e íntimo,
de dos seres que se amaron
con total intensidad
a través del tiempo.
Templo del Amor,
tumba de esplendor clemente,
símbolo de luz áurea y calma total
en un edén de logros del corazón.
Armonía como guardián celeste de amor eterno
y como un poema rumbo al porvenir soñado
y el perfume en ondas se levanta,
meciendo el entorno en trebolar florido.
Templo del Amor,
eterno por siempre,
digno de admiración y respeto,
mi gran amor sólido y único,
como símbolo de un idioma
hundido en lo profundo del cielo y de la
Tierra.
¡Loor al Amor eterno!
La vida es un trofeo
La vida es un trofeo,
que vivimos intensamente,
con alegrías y pesares
pero sintiendo la fuerza
que nos empuja a vivir
con deseos de superarnos,
de luchar, de prodigarnos,
de dar amor por doquier,
de escribir poemas
para unirnos en un largo puente
para salvar al mundo del caos
y la destrucción.
La vida es un trofeo
si la vives con pasión,
como recompensa
a todo lo que das
con ilusiones y anhelos.
¡Vida, mereces vivirla a pleno!
entre cálidos perfumes
de jazmines de fina espuma.
Arranco al cristal azul,
mil campanas anunciando
que vivir es recibir la luz del
cielo.
La vida es un trofeo,
entre amores y desamores,
fidelidades, inquietudes,
dolores, sufrimientos,
felicidades,
por todo es un don que recibimos
del más allá y debemos
dignificarlo.
La vida viene de lejos
a despertar el alma
y en el cielo de las aguas,
mis ojos al horizonte lejano
las flechas disparan.
Me siento con una máscara
tapando el rostro
y mi papel aprendido
que me quita los disfraces
y exige razón de la vida
me lleva a vivirla sin trampas.
La vida es un trofeo,
todo cabe entre sus fuertes muros
contra vientos y lluvia
levantados,
las ventanas del miedo y de la
duda
en la paz de mi umbral se han
quebrado.
La vida es un trofeo,
¡qué fácil es vivirla
en las altas cimas del cielo,
con tu mano entrelazada en la
mía!
La vida es un trofeo,
sólo hay que vivirla
y dejar que te viva
entre alturas del mundo
sin sentir la fatiga
de haber subido
como recompensa de vivir amando.
Mi ser en proa,
en velocísimo viento,
atraviesa la vida en segundos,
minutos, horas,
sin que se caigan o destruya
todo lo que deseamos,
nuestros esfuerzos que cuestan
a veces sollozos,
a veces risas
que como hojas secas
te alfombran el paso
convirtiendo los días
en peligros en llamas
al vivirlos con toda intensidad.
Y entre galardones de éxitos,
triunfos, amores milagrosos,
prolongamos el hecho máximo
de amar con la pena
y el pecho conquistados
en afanosas lides,
entre gozos parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos
a la gran disyunción que está
esperando
hermana de la muerte
o muerte misma.
La vida es un trofeo,
medalla que merece recibirse,
cada beso perfecto aparta el
tiempo,
le echa hacia atrás,
ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.
Ni en el llegar, ni en el
hallazgo
tiene el amor su cima,
es en la resistencia, donde se le
siente,
desnudo, altísimo,
temblando en la separación.
La vida es un trofeo,
pleno de laureles, de ilusiones,
de anhelos de vivirla enamorados
de ella.
¿Qué es la vida?
¿Se le coge a puñados
como al mar
o cae sobre nosotros
como el sueño sin despertar ya
más,
igual que la muerte?
Va suelta,
escapada va sin que se sepa
dónde,
si pisando los cielos que miramos
o bajo el techo que es la tierra
nuestra,
inasequible, incierta, eterna…
jugando con nosotros
a vivirla a pleno.
Tuya soy
Tuya soy,
tiéndeme tu abrazo,
¡ay!,
¡cómo te necesito,
apóyame,
respírame,
grita que me amas!
Cascarón de hojas,
vahos de campo,
de vida,
de viento,
de lluvia.
Hueles a cuerpo
húmedo,
mi pasajero fugaz,
necesito tus besos
apasionados
con sentimientos
profundos y tiernos.
¿Cómo puedo pensar o
decir esto?
¿Casi sin respirar o
atontada?
Cada día quiero más
de ti.
Tuya soy,
hoy y siempre,
no te pierdas en lo
venidero,
a ti me acerco en tu
presente.
Ser es estar siendo.
Prisa, apetito de las
lejanías,
torpe atropello de
las largas dulzuras del minuto,
da tiempo al tiempo.
¿A qué darle palabras
de amor
al poema si lo estoy
siendo?
Tuya soy,
mi amor es lento.
El caudal de mi dicha
eres tú
y como el del agua
fluyen parejos,
lo que ellos hablan
y la espuma dice
suenan de acuerdo.
Tuya soy,
tan sencillo es
quererte
que a veces se me
olvida
que vivo de milagro
el amor fabuloso
que al cargar sobre
ti ingrávido se torna
y como lo redimes de
sangre o de tormento,
por fuerza de tu
pecho,
con corazón de magia,
siento la ilusión de
que estás conmigo,
muy cerca,
a mi lado.
Tuya soy encuentro
la ternura en que se
injerta
el color de tu piel
que me soborna
y adoro tu palabra
que trastorna
y apura mis sentidos
buscándote siempre.
Pienso en acariciar
tu pecho al descubierto
y todo lo invisible
que te rodea,
me complazco en la
luz que te contorna,
muerta de amor en
lecho enfebrecido,
pasto de celo en
huerto clausurado,
corazón por tus
flechas percutido.
Tuya soy,
hambrienta de amor
soy una llama que por
ti clama.
Un agua no pausada sí
cantada,
se allega por tus
manos a mi pecho,
¡oh ríos sin espuma,
tan alzado,
que moja las puertas
de mi cielo!
Tuya soy,
los signos de tu
grave y dulce voz
me reclaman a cada
instante
y despiertas mi
ternura y mis requiebros.
¡Qué umbría en verde
valle,
qué collados!,
¡qué rama sumergida
en niebla y cielo!
Tuya soy,
tú eres la música de
mi vida
en todo mi tiempo.
¡Te ansío ya!