Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 26 de mayo de 2014
Tu huella que mi mar se llevó
Tu huella que mi mar se llevó,
lejos, lejísimo,
ni se verán más tus pasos firmes y seguros,
ni sentiré tu húmeda piel sobre mi cuerpo,
desnuda está mi carne,
colando entre mis dedos mansa arena
aunque a veces hacia adentro
el deseo reverdece puliendo
artesonados por tu ausencia.
Tu huella que mi mar se llevó,
otras aguas se mueren en tu pecho
que son mar a mis sueños y mi olvido,
mas tus naves combaten y naufragan
en un abismo de geográfico equilibrio.
Iré a vivir el mañana sin que tú cerques mis huellas,
temblando de futuro,
a sentir la vida de prisa,
segundos, siglos,
siempres,
nada.
Alfabetos de mi espuma
un día te alejaron de mi mar
y yo por perdido te di,
quizás por un instante tan sólo.
Tu huella que mi mar se llevó,
porque ya no sentía las alegrías altas de tu querer
y las angustias de estar aún queriendo
poco me inundaron con lagrimones que anegaron mi pecho.
Sólo quedaron en mi alma los poemas,
las frases,
los monosílabos de amor
que se escondieron dentro,
muy dentro,
para que tu huella no se lo llevara a la nada.
Desde la tarde aquella que mi mar te llevó
aún andan por mis venas mis versos despacito
y muchas cosas he visto que pasaron traídas
y llevadas por el tiempo.
Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos,
sobre mí tú seguiste como el sol en los pétalos.
Y tu huella mi mar se llevó en la brisa de mi dolor caído,
con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto,
tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes
en inmenso río blanco corriendo hacia el desierto.
Tu huella que mi mar se llevó,
te llevaste mis caricias en el gesto de tu abrazo
y en tus palabras quedaron rumores
parecidos al lenguaje que llevabas en tu boca de agua
desde el más quieto charco al más agreste risco.
Entre el hombre y mi alma
se ha cruzado una espada de espumas blancas.
Ha sonado la lucha y me siento intocada,
mi mar te llevó,
estoy sobre los siglos con fiereza de olas…
¡Nadie palpe la sombra
que mi impulso ahuyentara!
¡A veces la vida me quiere estallar
en canciones de angustia inesperada!
Yo quisiera quedarme en el secreto
de mis penas punzantes como estrellas,
pero mi alma no puede alcanzar
el silencio del poema sin palabras.
Presagios tormentosos
Presagios
tormentosos,
¿es que
acaso la tormenta,
furiosa
y creciente
en el
cielo oscuro y misterioso
abruma
nuestro amor
o a la
inversa lo acrecienta
entre
los truenos y los relámpagos?
Palpita
un viento ardiente
como el
que sopla de un gigantesco incendio
y una
tromba guerrera brama truenos
que
prestos estallan en aullidos
de
airadas tempestades.
Presagios
tormentosos,
el
cielo,
impenetrable
y duro nos hace unirnos
en un
abrazo total y apretado
como
queriendo alejar el escudo de granito
que se
nos acerca queriendo hundir
el
mundo con su enorme paso.
Parecen
descender del infinito
invisibles
espíritus blandiendo
espadas
de relámpagos
y
nosotros corremos manos entrelazadas,
pies
desnudos buscando
una
cueva secreta para encontrar el refugio
ante
esta majestad abrumadora
que nos
hace desfallecer
ante la
belleza y el miedo.
Nuestro
amor se agiganta
ante
tanta inmensidad
que
hace retemblar el firmamento.
Presagios
tormentosos,
el
perfume de la tierra mojada
nos
inunda al peso de sí misma,
después
irá veloz como un meteoro
al
fondo del abismo.
Con
galas de volcán,
el sol
radiante en niebla roja
de
fulgor metálico
traspuso
lentamente el horizonte
y nos
asombramos ante la llegada
de una
noche sin astros,
entre
las sombras,
la
tormenta avanza rodeada
de
grises nubarrones.
De
pronto,
el
viento silba más agudo
y la
tierra se puebla de visiones,
buscando
en vano nuestras miradas
un
salvador escudo.
Ya los
truenos errantes retumban
con
salvajes estampidos.
En
tropel se suceden los relámpagos
a cuyo
parpadeo la tierra,
loca de
pavor,
se
humilla.
Presagios
tormentosos,
la
tormenta está aquí,
entre
nosotros,
chocan
los truenos entre sí
y
estallan.
La
tempestad en sus furores crece,
es más
viva la lumbre del rayo,
mundos
hechos campanas
que
repican por todo el firmamento conmovido.
Cuando
se apaga la lumbre de un relámpago,
se
puebla la noche de una sombra,
tan
oscura que nos oculta a los dos
como
dos figuras misteriosas e inexistentes.
Se
desata la lluvia,
bajo el
soplo de un viento
huracanado
que sacude los árboles,
diluvia
y nosotros bajo el agua
como
fantasmas aturdidos,
corremos
y danzamos
entre
truenos y viento.
¡Por
fin,
desde
la altura de un cielo azul profundo,
las
estrellas de cándida hermosura,
llenas
de compasión y de ternura
dejan
caer sus luces sobre nuestro mundo!
Presagios
tormentosos
que nos
lleva a unirnos
más en
un revuelo de besos
bajo un
manto tembloroso a la tibieza
de
nuestro nido dejando lejos
la
fiera luz de las voces
de
huracanes lejanos.
Aquí estoy
Aquí estoy viviendo,
añorando tu presencia,
anhelante en la espera,
oyendo tu voz muy queda.
Aquí estoy hundiéndome muy
despacio,
con la satisfacción clara en
mi rostro
porque sumergiéndome,
buscándote en mi interior
voy hacia un final cierto
que es encontrarnos.
Aquí estoy,
puerta virgen para estrenar
el todo
hacia el paraíso de amarnos
hasta el fin.
¡Y aquí estoy feliz!
¡Aquí estoy amando!,
con miedo,
temblor en mí, inmóvil,
en busca de la felicidad
que está ya cerca.
¡Aquí estoy!
¡Te espero!
Ya estás conmigo,
se acelera su curso la
sangre
y en un latir poderoso
parece castigar mi corazón.
Nuestras almas vibrando
en unísono canto
enlazan sus ritmos
en nuestros sueños de amor
con el lírico trino del
rumor
del arroyo que canta
y el suspiro levísimo
que me llegó desde mi alma.
¡Aquí estoy contigo al fin!
Plenos de amor
los ojos nos besamos el alma
y un invisible abrazo
rubricó nuestra unión,
transparencia de cielo,
vaporosa ilusión,
pureza fecunda,
fue germen de ternura
que se arraigó en mi alma
y en mi corazón.
¡Aquí estoy
con mi bagaje de sueños
y tú a mi lado!.
Como tiembla la hoja en la
rama
y al pasar por la brisa
proclama,
así tiembla mi ser que te
ama
cuando tu alma a mi alma
reclama.
¡Aquí estoy
mirándome en tus ojos!
y al igual que las nubes
se trisan en mil copos de
nácar,
mi pudor se irisa en tu
abrazo
y se quiebra en un ansia de
amor
que me sofoca.
¡Aquí estoy
consumiéndome en llamas!
¡Aquí estoy dispuesta a
amar!
Soy ya tuya antes de tu
llegada,
esperando la dicha con mis
ojos abiertos
plenos de ternura
y mis labios despertando
sonrisas
entre luces soñadas llegadas
al fin.