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Torrente De Amor


Torrente de amor
es un fluir
del sentimiento ardiente
que vive en mí
desnudando mi alma
frente a tí.

Lenguaje de armonías
flotando
en nenúfares en flor
y por al aire
revuelan golondrinas
 anunciando
nuevas primaveras.

Ecos halagadores
de la eterna música
 de la tierra prometida.
Torrente de amor,
mis manos
buscan el agua fresca
de tu manantial
en este Hoy mío
pleno de sensaciones nuevas.

Río,
 bailo,
 me desarmo
como una nube soñando,
 sueña que sueña,
canta que canta.
Te bebo con mi aliento,
toda canción está en ti,
que acuna en mis labios
el beso
que te está aguardando.

Torrente de amor,
 agua que modela tus formas,
de tus labios la sonrisa,
las nuevas,
las no estrenadas
que de entre tantas una se alza
y mi alma la reconoce,
es la tuya.

Torrente de amor,
se desata la lluvia
con tu ausencia a mi lado
y mi corazón palpita
con la esperanza de verte.
La tormenta está aquí,
 sobre mi pena por no tenerte,
¡pobre herida de amargura!,
 ¡ven a mí!,
¡no me dejes!

Torrente de amor,
agua clara,
cristalina,
nos reflejamos en ella
y así vivimos
este idilio esperado,
que como un rayo
entre las nubes vibra,
buscando las promesas
de los ensueños
que ofrecen tesoros
 en tu sentir
y en tu piel,
en donde el soplo de la brisa
va brotando
como retoños recién nacidos.

Torrente de amor,
límpido,
corriente rápida
y sonora
que nos conduce
a nuestro lecho de amor,
unidos sin tocarnos,
sin sentirnos,
sin abrazarnos
en una noche pletórica
de armonioso vuelo.
Dejémonos flotar,
cara al cielo,
hundiéndonos despacio,
hacia lo alto,
en la vida del aire
porque seremos
náufragos de los cielos.

Torrente de amor,
rápidos de agua tumultuosa,
te llevan
y te traen hacia mí.
¿Cuándo estaremos juntos
para entregarme entera a tí
en el mar de tus pasiones
 y arrancar de tu pecho
 suspiros leves
como temblores de pájaros?

Torrente de amor,
empújame,
lánzame desde tí
al manantial de la dicha
que suave mana
entre sueños y esperanzas
llevándonos a una paz intacta
y cristalina
para quedarnos
en esplendores de luces
y destellos brillantes
de mil colores.

Torrente de amor,
 entregas el secreto de mi alma,
despertando mis gozos escondidos
y llevándome
a un paraíso
solos tú y yo.

El tiempo vuela


El tiempo vuela
con alas de golondrina
cuando debería permanecer quieto
para estar acurrucada a tu lado
y parece inmóvil
cuando debería volar
al no estar juntos.

Soy soñadora de infinitos
porque hondas vibraciones me llegan,
penetran en mí y hacen surgir esperanzas,
deseos, anhelos,
de que es verdad,
de que el amor me busca
y vuela hacia mí
desde valles de calma,
para darme paz y ternura
el resto de esta vida
y no breves dichas transitorias,
ni horas de dulces
amarguras o dolores
y temblores de miedo.

Déjame escribir los versos
de los vuelos incorpóreos
en lluvias de ideas
espontáneas y necesitadas.
El tiempo vuela,
pudiendo percibir la plenitud
de lo verdadero y profundo,
permitiendo a la flor
de la esperanza
surgir del firmamento.

Tú,
que desde la lejanía
me haces estremecer de placer
con sólo saber que existes
en este exacto momento
y que piensas en mí.
El tiempo vuela,
y mi alma tiembla al sentirlo venir.
Silencio de dos,
sólo silencio de amor
idealizado por ansias de amar
y ser amada.

Ni un movimiento


Ni un movimiento,
la inmovilidad absoluta,
seré como estatua de sal,
alta y enhiesta,
en medio de la nada
y haré que mi mundo gire
a mi alrededor y sin movimientos.
En la quietud absoluta,
veré alargarse hasta el infinito
mi vida rota en mil cristales
puros y límpidos.

Ni un movimiento,
emanando de mí el más puro amor
que está esperando darse
con total y absoluta entrega.
Porque no sólo debemos vivir
sino honrar la vida.

Sola, muy sola,
pero sin soledad interna,
en mi alma las letras,
los abecedarios,
siempre quieren lanzarse al espacio
para llegar allí lentamente,
sutilmente,
sin apenas unirse sin palabras
de este amor sentido,
a las hojas en blanco
que las atraen como imanes
brillantes y anhelosos.

Ni un movimiento,
llegó el momento,
debe pasar la vida ésta,
la del hoy,
en quietud como un remanso de aguas
que vienen corriendo,
danzando hasta la orilla,
a mis pies,
para reconfortarme el alma,
esta alma dolorida y triste
que con total desapego
hirieron sin culpas ni razones.

La vida nos presenta a cada instante,
en lapsos impredecibles,
situaciones no esperadas
que revolotean a nuestro alrededor
dándonos fríos helados
de inviernos crueles
o estíos venturosos y cálidos
como tentadoras sensaciones
de amor puro.

La felicidad es un instante mágico
que debemos gozar plenamente,
nos invade de improviso,
en el momento no esperado,
el que nos atraía sin saber el porqué.

Ni un movimiento,
no esperen de mí, nada,
seré invisible para los que me rodean,
no seré nada,
no seré nadie,
seré sólo yo,
con mi interior colmado de amor
y ansias de ser amada.

Mi espíritu,
aún dentro de un ser
inamovible vibra,
ríe, llora,
canta y ama.

Ni un movimiento hacia el exterior,
ni un murmullo,
mi voz queda y callada,
pero movilidad intensa,
impetuosa,
en torrentes caudalosos
espera al que me hará estremecer
y romperá en mil pedazos
el mármol que me envuelve
y los azogues que me ahogan,
llevándome hacia lo esperado,
al mundo de amor
que inundará mi alma
regocijada del haber esperado.