Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Páginas
▼
miércoles, 7 de enero de 2015
El secreto de los siglos
El
secreto de los siglos,
raíces
en el tiempo,
eres el árbol
que enredas mi espesura
entre
ecos de los hombres,
del
reino del detalle.
¿Cuál
es el secreto
de los
siglos
entre
muros de agua,
anchos
fosos de aire,
setos
de piedra
o
tiempo guardián de voces,
y de pasados no encontrados?
Breve
instante de la vida,
una
hora siquiera,
somos
seres
que
como hojas desprendidas
donde
una ilusión
su nido
encuentra agonizando.
Esta
hoja fugaz,
pálida
vena del destino,
deseos
de ser un soplo vivo
en el
secreto de los siglos.
Fulgor
contra destello,
el
hombre abate,
espejo
frente a espejo,
reina
el mundo
y en el
sentir de la hoja
y de su
árbol,
árbol y
hoja se confunden
en el
secreto escondido de los siglos
pasados
y por venir.
El
secreto de los siglos
suspendido
en el aire volátil
del
orbe eleva e amor
como
puente de cristal
a
lugares misteriosos,
donde
en momentos preciosos
la felicidad renace.
Las
voces del mundo
han
levantado sus soles
en el
interminable
laberinto de la tierra
y nadie
ha podido aún
encontrar la esencialidad de su luz
porque
habita
en el
invisible corazón
de la eternidad.
El
secreto de los siglos,
de
fuegos en las manos del arco iris,
deshojado,
desdibujado,
donde
habitan las sombras
corriendo
libres por la luz.
En esta
vibración de latidos
que se
agitan,
se
entremezclan,
el amor
sueña libre
en su
soledad de siglos
y las
cruces desnudas
diluyen
su lenguaje de espumas,
recibiendo
la sencilla
y
límpida vibración
de corazones
puros.
El amor
en el secreto de los siglos
cae en
cataratas silentes
día a
día,
hoy,
ayer,
ayer de ayeres,
por las
curvas sencillas del viento,
desplazando
su caudal de perfume
en el
tiempo,
sin más
banderas
que el
acento claro de la paz.
El amor
es el secreto
de los
siglos en receso,
que va
dibujando
su
invisible rocío cósmico
en los
atardeceres
temporales
del espíritu
y
abraza en silencio
nuestros mundos
profundos
y luminosos.
El
secreto de los siglos
que se
quiere dilucidar
aunque
sea sólo
en la
oscuridad
o entre
tinieblas
que
como tules
envuelven
el amor,
lo esconden
para
que sólo
en la
esperanza del silencio oscuro
la luz lo ilumine
por
instantes
para trocar al mundo
sin
prisa
en el
paraíso
donde
se palpen soledades
o
nuevas ofrendas
de luz
y amor.
Mi viento eres tú
Mi viento eres tú,
el que me hace temblar,
estremecer entre tus brazos.
Me llevas flotando a la orilla
del nacer,
al lecho virginal y pleno de
candor.
Y lo que ha sido ya,
los años,
las memorias llamadas nuestra
vida,
tú, mi viento,
las alzas y las llevas
en vuelos ingrávidos
a lugares remotos como sombras,
dudas de existencia.
Mi viento eres tú,
tú me meces con amor,
me acunas y ante mi sorpresa
no me sueltas y suavemente me
izas
entre brisas inocentes
como en un mar inmenso.
Mi viento eres tú,
me llevas a lugares lejanos,
tembloroso de que la vida nos
separe,
retrasando desesperadamente
con abrazos apretados
la caída al borde del existir.
Mi viento eres tú,
el hacedor del milagro
de buscarme entre alharacas y
estrépitos,
hurgando entre los bosques
tupidos,
entre los campos florecidos,
entre las lianas de las selvas
tupidas.
Me encuentras y esa noche,
gran madre de nosotros
vamos hacia el nacer del amor.
Mi viento eres tú,
me envuelves,
me haces ir contigo
por encima del cielo y del suelo,
buscando el lugar exacto
en el fondo escondido del
horizonte,
en esa grieta exacta
donde sólo los dos,
alma contra alma nos amaremos
con pasión desbordante
que hará temblar al mundo
como estrellas puras y
rutilantes.
Mi viento eres tú,
escóndeme,
cubre mi vida con tu amor,
desbordante de huracanes de besos,
ciclones de ternura,
brisas de cálidos abrazos
y caricias sin fin.
El fuego que soy hoy
Hoy soy
fuego,
estoy
viva
y mis
manos
abrazan
la verdad
y baño
el aire
con mis
sonrisas
al
pensar
cuanto
me abrazan
tus
labios
al
besar
como la
boca derretida
de un
volcán.
Tarda
noches
la
noche en ser auroras,
la luz se hace despacio
porque es tu centro
una
fuerza sensitiva.
El
fuego que soy hoy
mi
cuerpo y alma
se
abrieron
ante tu
magia sensorial.
¡Triunfos,
revelación!
Hay
fulgores brillantes
en mi
alrededor
y me
llega el goce
como
espuma sin prisa,
en impolutas
láminas
de
sentimientos intensos
y
deseos
de que
aquel pensamiento
nacido
oscuro,
con mi
sol,
a tu
cuerpo
he de
bañar.
El
fuego que soy hoy
es luz
que
traduce incógnitas lejanas,
a gozos
inmediatos,
a placeres sentidos
hasta
los más íntimos.
Inconcientemente,
en mis
sueños estás,
donde
no mando yo,
sino sólo mi corazón
y allí
tuya
por siempre
puedo
ser por una eternidad.
El
fuego que soy hoy
no se
apagará,
es un
misterio velado
que la
mañana que asciende
hacia
su colmo esplendor,
paso a paso,
en
contornos
se goza aún más
y en
perfiles
rechaza
lo desconocido,
lo no
sentido con intensidad.
La
hoguera de mi interior
se
enciende
sólo en
pensarte
y se
alza arrebatadora,
velocísima,
como
alas
en el
confín del mar.
El fuego
que soy,
está
encendido
en mi
corazón para tí,
sólo
para tí,
eres mi
milagro de amor
y cada
vez que pienso en tí,
siento un cosquilleo
por todo mi cuerpo,
te
necesito a mi lado,
sin
tocarnos siquiera,
estremecidos
tan
sólo con mirarnos.
El
fuego que soy hoy
es un sortilegio de amor
y mis versos,
vibran,
al
volar
al
papel que los espera
con
ansia
para
que lleguen a tí
mis
palabras de amor.
Soy tu
amante escondida
que
alisa la arena,
bien
lisa,
para
que en rasgos levísimos
la mano escriba
lo que
siento por ti
entre
pudores de espuma
mensajes
de ondina son,
soy tu amada total,
te ofrezco mi vida.
El
fuego que soy hoy
alumbra
la marina,
en una noche estrellada
entre
abrazos truncos
y besos
que al
aire
fueron
entre deseos
que
se alzaron
y altas
quejas de espuma
que se
llevó el viento.
Sin
ansias
y sin
prisas
espero
el amor
que se
inicia como idilio
estrenado
en
fábulas no escritas.
Y
tejiendo y destejiendo,
el
fuego que soy hoy,
los
versos
permanecen
entre hilos de luz
de este
raudo amor
que se
inicia
para siempre.