Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 28 de febrero de 2015
Préstame tu luz
Préstame
tu luz, la tuya,
la que
ilumina con fulgores mi cercado todo,
dándome
las rojas alegrías
que
burbujean intensas
en el
sol que redondea las armonías
equidistantes
en el humo danzante del amor.
Préstame
tu luz,
es el
color del tiempo
donde
aun me atrevo a amar,
ilumina
mi mirada
que
creí perdida en una lejanía distante.
Te
llamo hasta quebrar mi voz,
por aso
me derramo
en
llantos y sangra mi corazón.
¡Préstame
tu luz, la necesito!,
mis
manos se angustian en el aire
por el
largo alumbrar del movimiento.
Quiero
sentirla como se siente
el agua
del puerto, pensativa, calmada.
La
gozaré en un temblor de hojas
en que
se paran gotas del cielo al suelo.
La
quiero para soltarla al viento
al son
de mis deseos,
eres la
luz de mis mañanas
que
aguardo entre mis cantos,
risas y
sones de poemas
que tú
me inspiras,
que
caen sobre el papel
como
manchas florecida del azar.
Dame tu
luz,
no me
dejes en las sombras
entre
las angustias,
los
deseos no cumplidos
y el
dolor de no tener la luz
que no
se tiene
y el
gozo de esperar la que vendrá.
Quiero
colmarme
con la
claridad que tú tienes.
Vamos
hacia ella los dos,
nunca
más solos.
Mundo
de dos,
verdad
de dos,
verdad
paradisíaca
iluminada
por tu luz prístina y pura
ya no
más días y noches solos.
Préstame
tu luz
la que
abre mis caminos
y pone
en sus finales
embarcaderos
con alas,
en un
nido nuestro
donde
nos encontramos
con el
alma y las manos,
en
suaves y aterciopeladas caricias
y
alegrías en un final cierto
en
nuestro existir.
Préstame
tu luz,
mi
cuerpo tiembla,
es la
felicidad que está ya cerca
en su
gran marcha subceleste,
hollando
nubes, quebradas, roquedales,
a una
velocidad de luz de estrella
desde
las lejanas constelaciones
donde
mis ojos bien abiertos
las
esperan con frenesí y anhelo.
Es tu
luz,
la que
buscaba,
no
luces soñadas, sólo la tuya,
la que
ilumina mi vida toda
y se
expande
luciendo
en mi alma su forma decisiva.
Me
estremezco sólo de pensar
que mi
alba iluminada en desatada prisa
me
transporta a tu mundo,
amado
mío
en alas
leves hacia la felicidad
del
gran gozo de amar y ser amada.
Prefiero la noche
Prefiero
la noche,
son las
horas en las que amustian
las
nubes vespertinas,
sobre
la azul altura
del
vasto firmamento.
Asómanse
los astros,
cuyas
luces divinas como miradas
pesan
sobre mi pensamiento.
Y es mi
hora,
en las
que entre la voz lejana
de la
campana
que con
lentitud las notas
del
Ángelus desgrana,
a mis
hojas en blanco
los versos de amor anidados
en mi corazón
se vuelcan sin cesar, con prisa
para
que no sean olvidados.
Prefiero
la noche,
porque
mi fantasía con audacia inquieta
sin
cesar te busca.
¡Oh,
poesía!,
en la nocturna soledad secreta.
Muchas
veces,
misteriosa
poesía,
frases de amor dolido,
manchan
mis páginas albas
en el
tedio de las noches acíbaras
y
vuelan por todas mis visiones de armonía
que se ocultan cuando el cielo aclara.
Prefiero
la noche,
en ella
te busca mi cansada fantasía
y mis
sueños se tienden como aves raras
cuyas
alas exploran
hasta
horizontes lejanos y oscuros
tanteando
tu imagen,
la
única imborrable,
para mí por siempre.
Como
solitaria misteriosa,
vago
volando bajo el cielo
y sobre
el mar
en la
noche profunda y estrellada,
tratando
de percibir tu figura
que
añoro
y tu
dulcísimo firmamento
y en
instantes como un sueño
que se
esfuma,
creo entreverla en un revuelo de la espuma
o en
los astros del Universo.
Prefiero
la noche,
porque
la Luna me acompaña
con su
fulgor, blanco y brillante.
Mi
corazón puede correr
a
regiones ignotas
apareciendo
en el pentagrama
vacío
de mi alma
las notas que buscaba
y no
encontraba y que inútilmente
yo
clamaba para inundarla de amor
como en
un agitado río
entre
tupido follaje.
Prefiero
la noche,
con la
Luna como nota errante
que
parece que extravió su cantar
pero aún así con su luz agonizante sigo,
en mi
perenne búsqueda
de
aquel a quien no puedo hallar,
mi
ideal no encontrado.
Prefiero
la noche,
porque mis versos me aroman el alma
y los
busco en los sones de liras
que van
brotando
entre
pasos de visiones
que
conmigo los van buscando.
En
algunos momentos
no
responden,
no
aparecen en ningún lugar
de mi
mundo interno
y
entonces me inquieto.
¿En qué
lejanías mi númen se esconde?
¿Bajo
qué estrella se guarece?
Vuelve
a mí, en esta noche mía,
nuestra,
ven con
el viento,
las
brisas,
los
astros del firmamento.
Prefiero
la noche,
quedarme un instante suspendida en lo Eterno
e ir
como el viento,
nómade
del existir
transitando por la expansión del Universo.
Perdida en el tiempo
Perdida
en el tiempo,
mi memoria se pierde en pasados ignotos,
perdidos en el olvido,
en ayer
de ayeres,
de
siglos escondidos.
¡En
este hoy mío, cuánto ayer se vive!
Me
encuentro envuelta
en
poblados de antiquísimos regresos
y ahora
aquí, frente a ti,
toda arrobada aprendo lo que soy,
soy un
momento de tu larga mirada
que me
acaricia, desde ayer,
desde hoy, desde mañana,
paralela del tiempo.
El
tiempo no existe,
aunque
exista la templanza
y la
experiencia de nuestras vidas
pues
cada resurgir de nuestro nacimiento
es la
consagración de nuevos acontecimientos
que nos
llevarán
a
nuestra auténtica realidad y destino.
Perdida
en el tiempo,
en una
interminable búsqueda
de la
verdad, de la esperanza,
necesito
escuchar el resonar del agua
para
que caigan en mi sueño del Hoy
las
palabras de amor
sobre
las hojas que las esperan,
dibujando
en mis ojos
mi
mirada enamorada.
Perdida
en el tiempo,
que me
transporta a fantasmas impacientes,
a la
nada olvidada,
a dudas
disipadas,
a
realidades que aparecen
en la
luz del amanecer
que nos
muestra la verdad
y el
color del ayer.
Parece
perderse en sueños
durante
el día para volver a caer el sol
recordándonos
que el mundo podrá cambiar
lo exterior a nosotros
pero nuestra realidad
interior
exacta y pura
nos acompañará siempre.
El
tiempo ya no es tiempo,
el
tiempo es oro,
pasando
las horas, los días,
luchan los nombres con las cifras,
lo exacto triunfa de lo incalculable,
las
palabras vencidas se pierden en el infinito.
Perdida
en el tiempo, te busco a ti,
el amor inconfesado entre mañanas
sin neblinas ni misterios astrales.
Por el
aire revuelan
gemebundas voces apocalípticas
y rozan
nuestras frentes alas
venidas de tiempos lejanos
como
profecías de regresos de ilusiones perdidas.
¿Qué
haces alma mía perdida en el tiempo?
¿Vives
en el pulso lento del existir sin tregua?
¿O en
las grietas de ayeres pasados,
que
vencen al futuro cercano?
¿O
presientes las celadas,
traiciones,
mentiras
que te aguardan?
Perdida
en el tiempo,
te
busco donde tú habitas
escondido en el corazón del mundo
y viajo
lenta en el espacio
mirando
el lugar donde tú descansas.
¡No me
dejes, no me dejes
que me
pierda en el tiempo de la nada!
Necesito
vislumbrar desde lejos
tu lámpara encendida
entre
las tranquilas sombras
para saber que existes
y estás
presente
en este
perdido tiempo
de mi
existir verdadero,
el que
tú sólo comprendes
y que
me salva de olvidos y tristezas.