Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 11 de marzo de 2015
Una luz encendida
Una luz encendida,
un deseo infinito de encontrar
ese amor verdadero y pleno.
Cuando un rumor ambiguo y exigente
se me estanca en las venas
y mi voz se resquebraja,
se reseca como un erial de cuero,
acudo al largo camino iluminado
y le entrego el impulso circular
que pudo ser un verso,
un poema,
una prosa poética de amor.
Una luz encendida, hacia ti voy,
a encontrarme con mi amado amante
en los jardines en donde nos acogen
y sus duendes nos inventan matices
singulares,
dejándonos gotas de sueño
hasta el más allá,
donde el temblor pluvial nos hace
falta.
Una luz encendida,
íntima,
nuestra,
que emerge del vegetal periplo
con un guiño punzante
trasmutando en estrella el cielo
circundante.
Alquimia secular de los jardines
donde se trueca la sigilos
a confidencia en altos aires tallados,
esclarecidos.
Una luz encendida
entre nuestros cuerpos de mármol y
perfume
y el amor se desliza en nuestras manos
acariciando la piel desnuda ungida
hasta nuestros dedos,
en brazos de estatua
esculpidos por la pasión fresca.
Te siento junto a mí,
estás como una mariposa de fuego y de
tormenta.
Una luz encendida entre tú y yo,
quiero que aturdas todos mis sentidos,
quiero sentir un cerco
que confunda mi cuerpo con tu carne,
mi aliento con tu boca,
mi piel con tus ojos ardientes
acariciándome toda,
casi sin tocarme.
Apaga el viento que delira,
desboca los temores indefensos.
Quiero al fin la comunión total,
la unión que será lo sumo del amor.
El abrazo de tu piel de nave
humedecida,
me sacude y me hiere,
me desdobla y me lleva.
Mi vida es un cielo trivial de
jovialidades
que llenas con tu aliento
de argonauta errante y taciturno.
Una luz encendida aprieta mis deseos,
caliéntame las carnes con tu pasión de
viento.
El sol será mañana una fuente de
lujurias
y tú serás mi boca
y mis manos desgajadas de rocío
serán tu placer máximo.
Cual hambrientas sensitivas,
con suavidad de jazmines,
tus manos cuajan mis senos doloridos
de deseo que se entregan
agitándose a la soledad que se beben.
Una luz encendida,
mis formas inanimadas viven,
tiemblan,
se hace carne,
bajo el cincel embebido
de tu pasión noble y pura.
¡Qué sensación tan profunda arranca de
mi alma!
¡Qué grito de amor desgarras
de mis poros y mi sangre!
Una luz encendida
nos envuelve como capullo en flor,
otra vez mis ojos
en el fuego de la tarde y todo
perdurará…
hasta tu ausencia…
Frenesí de pasión
Frenesí de pasión,
exaltación y delirio
por estar junto a ti,
sentirte a mi lado en
un arrebato
de entusiasmo y
alegría.
¡Qué felicidad es la
apoteosis del amor!
Tu fragancia me
atrapa,
golpea todos mis
sentidos,
me deja llevar por la
pasión,
no veo más allá de
donde estoy,
se me nubla la vista
al mirarte,
mi cuerpo sólo desea
fundirse con el tuyo y amarte.
Frenesí de pasión,
me invade una intensa
emoción
al estar entre tus
brazos,
mis labios buscan con
ansia
el antídoto de tus
besos.
Necesito colmar el
sonido de tus susurros
y poseída estoy
por el delirio con
sólo mirar tu figura.
Frenesí de pasión,
el deseo recorre cada
rincón de mí,
acaricio tu piel de
melocotón,
beso tus labios con
sabor a guayaba,
tu cuerpo sabe a
fresa y limón
y tu aliento a fruto
de la pasión.
Eres una macedonia
para mí,
agitas mi interior
con tus dulces
miradas de miel
que saboreo poco a
poco
para alimentar la
pasión de este loco frenesí.
Tu voz ya no es
ausencia,
eres el eje de mi
intenso amor
y en torrente de
ardores
haces que vuelen
locas las blancas aspas
apuntando hacia el
cielo,
uniendo nuestras
manos
en ansias de abrazos
y besos intensos.
Frenesí de pasión,
en prolongado vaivén en
la semipenumbra
escalamos juntos la
hiedra silenciosa.
Enredada entre las
ramas de tus bosques
de almendros eres mi
dueño,
eres el dueño de mi
sendero
de la grama y de la
blanca aurora.
Como vías de amor
pasa un aire domado
por donceles,
ramas verdes que
cercan mi sosiego,
pasó un viento en mis
labios
y al volar ha
guardado tu nombre en mis joyeles.
Frenesí de pasión,
eres tú el solar que
corona mis vientos serenados
y el río donde boga
el artificio de tu sol y mis poemas,
mis cánticos de amor
unánimes para ti,
dan brillo a mi
mirada y mi alma
se entrega plena a
todo tu amor.
Frenesí de pasión,
cae el pulso agitado
de la sangre
sobre el plato sonoro
del silencio,
quema la llama
hirsuta de tu frente
como un ave de marfil
en primer vuelo.
Frenesí de pasión,
muerta de amor en
lecho entibiecido,
pasto de celo en
huerto clausurado,
corazón por tus
flechas percutido,
así estoy en tus
islas encallada
ya que hambrienta de
amor soy
una llama que reclama
tu abrazo eterno.
¡Qué dicha sin
sonrojos
los que por mi rostro
titilan
ya que corre por mis
venas
el deseo de estar
siempre contigo!
Magia de un día
Magia de un día,
mi amor tu eres magia,
en cada instante de mi vida
en mi cielo resplandeces
y son tus ojos que me iluminan
con un fulgor de estrellas que me
cautivan
y me ocultan sin quererlo en tu
mirada.
Magia tiene tu voz,
tu dulce acento,
el cual lo escucho dormida y aún
despierta
que me dice dulcemente con el viento,
me confiesa y me repite:
“que me amas”.
Mis pinceles más leales
se han propuesto apresar tu verdadero
rostro:
desentrañar las esenciales líneas
donde tu fuero el aire acata y el
aurea alba,
espiar el múltiple venero
donde emerge a raudales toda la luz
que quiero para tu piel,
tus ojos cenitales.
Magia de un día,
en la que la recta se espírala,
la curva se endereza
y por la emoción y el sentimiento
sin acertar el rumbo ni la escala,
la alta luz tropieza o en su ímpetu
resbala.
Magia de un día,
estás a mi lado,
entre mis brazos,
cubriendo mi cuerpo con calor y
caricias.
¿Cómo apresar la sosegada llama que te
entibia los ojos?
¿O el frenesí que tu mirar proclama
cuando se incendia prodigo de rojo?
¿Cómo apresar la tímida piel que en
tus mejillas convoca?
¿O la mañana asomada a tu boca?
Magia de un día,
mi afiebrada plata se anubla
enamorada.
Se pierde en la enigmática y secreta
zona
de la alborada donde digo carmín,
azul,
violeta
y al nombrarlos se esfuman en airada,
fantástica pirueta.
Magia de un día,
en tu silencio eres un volcán
que se activa aquí en mi pecho,
cuando llegas y desciendes a mi lecho
y en tu ternura me abrazas.
Mágico es este momento cuando respiro
tu aliento
y mi alma se entremezcla con la tuya
para volar por los cielos
y marcar el universo entre suspiros,
siendo uno,
envuelto en hilos,
envuelto en hilos de plata.
Magia de un día,
con este nuestro amor
que no se acaba nunca
porque prolongando
de que uno y uno sean dos
ya que el amor es el retraso milagroso
de su término mismo.
Con los besos, con la pena
y el pecho se conquistan en afanosas
lides
entre gozos parecidos a juegos,
días,
tierras,
cielos abiertos,
espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está
esperando
hermana de la muerta o muerte misma.
Magia del beso perfecto,
aparta el tiempo,
échalo hacia atrás,
ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.
Ni en el llegar,
ni en el hallazgo tiene el amor su
cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo,
altísimo,
temblando.
Magia de un día
que se va en una despedida larga,
clara,
con lo más seguro que es el adiós…