Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 12 de marzo de 2015
Mi viento eres tú
Mi viento eres tú,
el que me hace temblar,
estremecer entre tus brazos.
Me llevas flotando a la orilla
del nacer,
al lecho virginal y pleno de
candor.
Y lo que ha sido ya,
los años,
las memorias llamadas nuestra
vida,
tú, mi viento,
las alzas y las llevas
en vuelos ingrávidos
a lugares remotos como sombras,
dudas de existencia.
Mi viento eres tú,
tú me meces con amor,
me acunas y ante mi sorpresa
no me sueltas y suavemente me
izas
entre brisas inocentes
como en un mar inmenso.
Mi viento eres tú,
me llevas a lugares lejanos,
tembloroso de que la vida nos
separe,
retrasando desesperadamente
con abrazos apretados
la caída al borde del existir.
Mi viento eres tú,
el hacedor del milagro
de buscarme entre alharacas y
estrépitos,
hurgando entre los bosques
tupidos,
entre los campos florecidos,
entre las lianas de las selvas
tupidas.
Me encuentras y esa noche,
gran madre de nosotros
vamos hacia el nacer del amor.
Mi viento eres tú,
me envuelves,
me haces ir contigo
por encima del cielo y del suelo,
buscando el lugar exacto
en el fondo escondido del
horizonte,
en esa grieta exacta
donde sólo los dos,
alma contra alma nos amaremos
con pasión desbordante
que hará temblar al mundo
como estrellas puras y
rutilantes.
Mi viento eres tú,
escóndeme,
cubre mi vida con tu amor,
desbordante de huracanes de besos,
ciclones de ternura,
brisas de cálidos abrazos
y caricias sin fin.
Ni un movimiento
Ni un movimiento,
la inmovilidad absoluta,
seré como estatua de sal,
alta y enhiesta,
en medio de la nada
y haré que mi mundo gire
a mi alrededor y sin
movimientos.
En la quietud absoluta,
veré alargarse hasta el
infinito
mi vida rota en mil
cristales
puros y límpidos.
Ni un movimiento,
emanando de mí el más puro
amor
que está esperando darse
con total y absoluta
entrega.
Porque no sólo debemos vivir
sino honrar la vida.
Sola, muy sola,
pero sin soledad interna,
en mi alma las letras,
los abecedarios,
siempre quieren lanzarse al
espacio
para llegar allí lentamente,
sutilmente,
sin apenas unirse sin
palabras
de este amor sentido,
a las hojas en blanco
que las atraen como imanes
brillantes y anhelosos.
Ni un movimiento,
llegó el momento,
debe pasar la vida ésta,
la del hoy,
en quietud como un remanso
de aguas
que vienen corriendo,
danzando hasta la orilla,
a mis pies,
para reconfortarme el alma,
esta alma dolorida y triste
que con total desapego
hirieron sin culpas ni
razones.
La vida nos presenta a cada
instante,
en lapsos impredecibles,
situaciones no esperadas
que revolotean a nuestro
alrededor
dándonos fríos helados
de inviernos crueles
o estíos venturosos y
cálidos
como tentadoras sensaciones
de amor puro.
La felicidad es un instante mágico
que debemos gozar
plenamente,
nos invade de improviso,
en el momento no esperado,
el que nos atraía sin saber
el porqué.
Ni un movimiento,
no esperen de mí, nada,
seré invisible para los que
me rodean,
no seré nada,
no seré nadie,
seré sólo yo,
con mi interior colmado de
amor
y ansias de ser amada.
Mi espíritu,
aún dentro de un ser
inamovible vibra,
ríe, llora,
canta y ama.
Ni un movimiento hacia el
exterior,
ni un murmullo,
mi voz queda y callada,
pero movilidad intensa,
impetuosa,
en torrentes caudalosos
espera al que me hará
estremecer
y romperá en mil pedazos
el mármol que me envuelve
y los azogues que me ahogan,
llevándome hacia lo
esperado,
al mundo de amor
que inundará mi alma
regocijada del haber
esperado.
Amor en vuelo
Golondrinas,
se las ve llegar,
en un
vuelo perfecto, seguro,
surcando
el aire como arcos de luz.
Vienen
ahora,
en
primavera,
de
lugares lejanos
y
rodean mi paisaje
con
suaves aleteos,
bajando
secretos divinos de otros mundos
a donde
huyeron para salvar su vida.
Amor en
vuelo,
mi alma
se abre para recibir
el gozo
y la alegría
de
verlas rondando
en
suaves caídas
mis
retamas en flor
y mi
techo rojo
y
ventanas abiertas al todo.
Anuncian
lo tan largamente esperado,
el
calor tenue y cálido
de los
aires marinos.
Flotan
en el aire,
en la
luz clara del día,
en
aleteos rápidos y raudos.
Golondrinas,
símbolos
del amor esperado,
nos
traen la felicidad anhelada
con su
perfección de formas.
Su
plumaje corto y liso,
su
oscuro color
algunas
como azogue negro,
otras
azules con tenues blancos y rojos,
destacan
la diafanidad del cielo azul.
Su
silueta y forma inconfundible,
vienen
de lejos ágiles y veloces
buscando
el ansiado calor.
Amor en
vuelo,
su
danza elegante describe en el aire
luces
de goces y alegrías de vida.
Sus
corazones en latidos intensos
me
inundan de felicidades y alborozos,
han
llegado a mí por fin,
trayéndome
a mi alma
sus
voces de amor.
¡Cuánta
alegría nos brindan
en sus
raudos vuelos!
Buscan
sus nidos,
los del
ayer y los cubren
con sus
caricias breves e intensas.
Amor en
vuelo,
venido
de la inmensidad del mar
para
dar calor a mi alma
y
agitar las fuentes de mi ser.
Golondrina,
en tus
alas llevas todo el tiempo
la
eternidad del amor
y con
tu aura tenue llevas mis letras,
mis
palabras,
mis poemas
al compás de tu corazón
a
lugares remotos y lejanos
para
que en susurros
acaricien
el alma del que espero…