Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 16 de marzo de 2015
Preguntas sin respuestas
A la noche
empiezan a encenderse
desde recónditos lugares,
las preguntas.
Las hay distantes,
quietas,
inmensas,
misteriosas,
distraídas,
como astros que preguntan
desde allá siempre lo mismo:
¿cómo eres?.
Otras, fugaces,
diáfanas,
menudas,
querían saber
cosas leves de ti y exactas:
nombres,
lugares,
esquinas,
viajes donde juntos estaríamos.
Tú no las puedes ver,
pero tienes el sueño cercado,
todo él por interrogaciones mías.
Preguntas sin respuestas,
tú, dormido o semidormido,
alguna vez soñando,
dirás que sí, que no,
respuestas sin tino,
al azar y de milagro
a preguntas que no entiendes,
ignoras la mayoría,
que no ves, que no sabes.
Porque ignoras todo en tu dormir,
absoluto y profundo
y cuando te despiertas,
ellas se esconden,
ya invisibles, misteriosas,
escabulléndose en mi mundo,
se apagan.
Preguntas sin respuestas,
seguirás viviendo alegre
sin saber que en media vida tuya,
la del sueño,
estás siempre cercado
de ansiedades,
de afanes,
de anhelos,
sin cesar,
preguntándose eso que tú ves
y no puedes contestar.
Preguntas sin respuestas,
y mientras te duermes a mi lado,
¡qué paseo de noche
con tu ausencia a mi lado!
Me acompaña el sentir
que no vienes conmigo,
estoy sola,
cavilando qué otras preguntas
pueden surgir de mi mente,
atiborrada de dudas,
temores,
ansiedades.
Los espejos,
el agua,
el viento,
se creen que voy sola,
se lo creen los ojos de la luna,
sirenas de los cielos,
aún titilando estrellas.
Tú, antes de dormirte me dijiste:
!No te vayas!
Fueron tus tres palabras últimas.
Yo sigo aquí a tu lado,
estrechada a ti,
dentro de ti,
hablando contigo.
Otras voces
me contestan sin cesar,
son espectros,
sombras,
fantasmas,
sueños,
amores de otras veces,
compadecidos de mí,
quieren estar conmigo,
van a darme sus manos
pero no se dan cuenta que yo llevo,
estrellada,
cálida,
tierna,
viva,
la forma de una mano amada
palpitando en la mía.
Y entonces me dejan sola
con el beso
que en mis comisuras
tú dejaste antes de dormir.
Tal vez
Tal vez
La felicidad nos inundará
si en este
crepúsculo de múltiple colores
los claros
ríos de aguas cristalinas
nos
brindarán su esplendor
y se reflejarán en ellos nuestro amor.
Los dos
Tal vez
Si las rojas clavelinas,
las perfumadas rosas,
los azules de los acianos,
si las
amarillas amapolas,
el amor de
la celidonia,
nos infundieran energía,
vitalidad,
estaríamos siempre juntos.
Los dos
Tal vez
Si las deliciosas cerezas de agridulce corazón,
las frescas
ciruelas,
las rojas
frambuesas,
los milagrosos arándanos,
las puras grosellas nos envolvieran
entre sus dulces sabores,
nos abrazaríamos muy fuerte.
Los dos
Tal vez
Si los vientos se congregaran
después de la puesta de sol
y soplando formaran
una gran
orquesta tocando,
homenajearían nuestra unión.
Los dos
Tal vez
Si las hojas del roble solitario
nos dieran su energía estimulante,
si las hayas que sólo saben hablar de amor,
sí murmurar
el nuestro,
los ombúes centenarios
con sus grandes copas
nos
ampararían entre sus ramas,
seríamos
muy felices.
Los dos
Tal vez
Si como una hoja amarillenta
transportada por el viento
me dijeras
cuánto me amas,
si una libélula bailarina
me rozara al revolotear con el viento
y me
recordara tus caricias
¡qué
felices seríamos!
Los dos
Tal vez
Si pudiéramos oír las palabras,
los
sonidos,
las frases
del lenguaje de las plantas,
de las
flores,
de la
naturaleza,
todos viviríamos una eterna fiesta
de dulce y
sereno amor
sin que todo fuera un sueño.
Los dos
Tal vez
Si en una noche larga y tormentosa,
juntos pudiéramos ver
cuando la aurora tiñe el cielo de rosa,
emergiendo poco a poco
por la
cresta de los montes,
estaríamos enlazados
en un apretado abrazo sensual
y casto a la vez.
Los dos
Tal vez
Si cae el pulso agitado de nuestra sangre
sobre el plato sonoro del silencio,
el que custodia el hechizo de nuestro sueño,
nos
besaríamos con pasión,
agitándonos en el aire
por el
largo alumbrar del movimiento.
Los dos
Tal vez
Si estás ahí,
rezagando mi camino,
serías
ancla de oro y cadenas de mi anhelo,
piel que
adivina el pulso de mis ojos,
cruz que aprieta las nubes contra el cielo,
nuestras voces se oirían sobre el mundo
como un
cántico puro de amor.
Los dos
Tal vez
Si la sabia naturaleza
nos envuelve y ampara
como el fresno colmado de amor y de poesía,
las aves que emiten una dulce melodía
que se
difunde entre el cielo y la tierra,
nosotros
nos elevaríamos
por el
infinito azul
entre loas de felicidad y alegría.
Somnolencia largo
Somnolencia,
instantes mágicos y fugaces
que en el amanecer me acunan,
me miman,
hacen que mil pensamientos se
crucen,
se enreden,
se enlacen
como bajo los efectos de un
encantamiento.
Y trazo un círculo de sueños
en torno a mi vida
para que uno tras otro se hagan
realidad.
Somnolencia,
sueño semidespierta,
escapo de la realidad,
a veces fría y cruel,
fantaseo,
imagino eventos maravillosos
y momentos inolvidables.
En alas del sueño
se puede encontrar el destino.
Gracias a estos instantes
imprevistos,
no buscados,
es posible encontrar objetos
perdidos
y personas amadas
que se alejaron ya,
de nuestra vidas.
Somnolencia,
en la penumbra de mi cuarto
invento diálogos,
percibo hasta el más pequeño
ruido
y desde mi ventana entreabierta
llega hasta mí
el murmullo del aire
al acariciar la hierba,
el canto de los grillos,
el roce de las ramas.
Quisiera tenerte a mi lado,
en silencio,
en este momento único,
en una comunicación mágica,
sin hablarnos,
entre un intrincado ovillo de
pensamientos,
jamás expresados,
todo aquello que nos impide
ser espontáneos.
Somnolencia,
letargo no esperado,
siento que estoy bajo los
efectos de un encantamiento
en un fugaz instante del alba,
perfumes,
luces,
formas y sonidos
me apaciguan los sentidos
en un riesgoso y repetido
juego,
pero aún así, pienso en ti,
amado mío.
Detrás. la espesa niebla del
misterio.
En mi sopor,
mi entendimiento,
tanto más se afana
por descifrar enigmas y
señales.
Somnolencia,
adormecimiento
que en las dulces horas
después del sueño
me inundan entre palabras,
poesías no escritas,
frases no dichas,
destellos de luz
que en mi mente se alzan
y me siento en esos momentos,
feliz y plena,
creo estar contigo
y no lo estoy,
siento que estoy entre tus
brazos
y no lo estoy,
siento tus besos buscados
y no los encuentro.
Somnolencia,
luz cenital,
perfecta y diáfana,
fui feliz en ese lapso de sopor
en el que,
ninfas del amor corrían por mi
piel
en un perfecto momento
donde mi cuerpo adormecido
dormía junto al tuyo.
Somnolencia,
siento que duendes y ángeles
acogen mis sentimientos
perfeccionándolos
e inventando matrices
singulares,
insertando una pizca de sangre
aquí,
una gota de sueño allá
para que el mágico instante
no desaparezca
y mi felicidad al pensar en ti
no termine,
sea sólo un comienzo nuevo.