Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 28 de abril de 2015
Tengo
Tengo las manos colmadas
de deliciosos momentos vividos
con intenso amor,
plenas de recuerdos inolvidables
y de penas ya olvidadas.
Tengo mi cielo de día
con un vestido azul y un botón de oro,
de noche con un vestido de luto
y un botón de nácar.
Tengo de día
todo el esplendor y el brillo
por que es cuando llega el amor,
de noche me sumerjo en la invisibilidad
porque es cuando el amor se aleja.
Tengo todos los encuentros fugaces
entre luces distantes
y azares sin respuesta.
Toda mi vida me palpita
encendida entre tus brazos,
cuerpos finos y delgados,
todos miedosos de carne.
Tengo,
desde que naciste,
al son de mis deseos viola de amor,
altar en el Olimpo,
cintura cincelada en nácar verde
y perfil modelado en blanda cera.
Tengo el calor de tus hombros enlazado,
apretado en mis brazos
y me siento en la cima de los cielos
con la tierra.
Crecías hacia dentro de mis dedos
cuando herías mi piel con tu belleza
y al roce y al llamado de tus ojos
tengo en mi alma
todos los poemas alzados
desde mi sangre.
Te tengo en el verde follaje
levantado del árbol
donde pierdo mi albedrío
y en el viento caliente de estío
y en la orilla del amor enamorado.
Tengo mis sentidos
creciendo a tu espalda,
flamígeros cipreses
en hileras por los aires,
un círculo amarillo
me inundaba de cuerpo entero.
Tengo tu figura vedada a mis poemas,
a mis prosas de amor
como un cerco de jóvenes olivos.
Tengo en mi boca tu nombre
y llevando las manos a tu pecho,
amor,
desnudándote,
caminas sobre el muro
que cerca mi silencio.
Tengo un aire domado por donceles,
ramos verdes que rodean mi sosiego
posando un viento en mis labios
que te acercan más a mi
y soy feliz.
Eres mi sol y mis cánticos unánimes,
el brillo de mis bienes ya logrados
y el aire para el vuelo de mis ángeles.
Tú conservas los labios
sobre el musgo
y tu nombre en el silencio,
riela,
espero que no te apartes nunca
y siempre nazcan de tus ojos
el verde azul que refresque mis sentidos.
Tengo,
te tengo,
tengo todo en mí,
eres mi luz en el zócalo del viento
rezagando mi camino,
ancla de oro y cadenas de mis anhelos.
Eres mi música del viento,
tan leve en extensión
al amparar su son
tan breve tiempo.
Te tengo y al tenerte
¡qué sensación tan profunda arranca
de mis entrañas!
¡qué grito de amor
desgarras de mis poros
y mi sangre!
Regálame tus secretos
Regálame
tus secretos,
los que
tienes escondidos allá,
detrás
de la esperanza.
Enséñame
los que tienes ocultos
en la
sombra de tu corazón,
y yo te
regalaré mi alma.
Concédeme
la luna,
envuelta
en tu sonrisa
y los
mimos tibios
que
florecen de tus fuertes manos
y
despiertan la esencia íntima de mi ser.
Regálame
tus secretos,
los más
íntimos,
los que
como en un ritual
te
envuelven en ellos,
compartámoslos
juntos
aunque nos entretejan,
consumiéndonos
en temblores,
en una desgarradora verdad que nos ahoga.
Te amo,
perfil
solo, nube gris, nimbo de olvido.
En el
misterio de tus miradas,
bajo la tormenta oscura de las palabras,
desde
la tristeza o puñal de cada beso
hasta la ira o la melancolía de tus caricias,
te sigo
amando.
Regálame
tus secretos
aunque
no sea más que el pequeño
y yo te
enviaré los míos,
los que
en el recóndito rincón de mi alma,
te
pertenecen
y te
los haré llegar
como un
relámpago
entre
sueños de amaneceres,
atravesando
la aurora
para
que tú los descifres
en el
sueño del horizonte
donde
todo se olvida.
Y si tú
los quieres,
irán
hacia ti como un alarido
gimiente
y doloroso
que
llega de tan hondo
que han
deshecho su quemante raudal,
desfallecientes
para que tu alma los sienta.
Regálame
tus secretos,
así
estarán unidos a los míos
en
nuestros corazones de agua y miel,
prisioneros
de cascadas de sonrisas
como
cadenas de flores suspendidas
en
nuestros suspiros,
en nuestro tiempo imaginario
donde
rumorea una bandera de rosas.
Regálame
tus secretos,
los
guardaré en mi cofre de tesoros ocultos
con
siete candados y llaves
que
nadie encontrará,
estarán
conmigo comulgando en silencio
el amor
sin límites que siento por ti.
Y entre
goces, placeres,
caricias
que desgarran,
besos
que dibujan
nuestros
rostros temblorosos,
el amor
nace, renace,
en cada
instante
de este
nuevo amanecer.
Regálame
tus secretos,
los que
no huyen a su guarida oscura,
los que
trepan, sí,
por las
paredes húmedas
para
llenar mi alma
como en
un juego
de risas
y tristezas compartidas
como
canta el río,
mojando
las veredas y empedrados
en la
sed del silencio y el anhelo.
Mis
palabras de amor,
más que
mías son tuyas
y para
que tú las oigas
son
como cascabeles de cristal
para tus manos suaves
como la
seda,
van
trepando despacio,
sin
prisas
en mi
viejo dolor
como
las hiedras de no tenerte.
Ahora,
conmigo, tú y tus susurros
que van
tiñendo con tu amor mis poemas
porque
todo mi mundo interior
lo
ocupas tú,
todo lo
ocupas,
fundiéndome
en tu regazo
con tus
secretos en mis labios.
Quiero acallar tu voz
Quiero
acallar tu voz
en mi alma
y no quiero
perder
ni una sílaba
de tus frases de amor,
que aunque
sea sólo una fantasía,
lo siento
real.
¡Cómo suena
en mi alma la idea,
que nunca
será verdadera,
de una noche
completa en tus brazos,
diluyéndome
toda en caricias,
mientras tú
me las das,
extasiado!
Quiero
acallar tu voz
en mí.
Te has ido
para siempre de mi lado
y sueño en
las horas,
tendida en
tus brazos,
sin más luz
que la luz de tus ojos,
sin más lecho
que aquel de tu pecho
¿Qué sucedió?
¿Por qué nos
separamos?
Yo sigo
amándote
y siento mi
amor floreciendo
en la mística
voz de tu canto,
notas tristes
y hondas
que unen mi
dolor por no tenerte.
Quiero
acallar tu voz,
mi senda de
amor vacía
es una
tragedia del alma.
Hay un aire
muy suave
en cada estrella,
removiéndome
el polvo de los años.
Hasta mi cara
en vuelo,
las cortinas
del mar se treparon
y mis ojos se
unieron a los ojos
de todas las
pupilas del espacio.
Quiero
acallar tu voz
anudando
emociones
y una larga
ilusión se va rodando
y hace
inclinar la sombra de mi mente,
sin el rayo
de luz de tu regazo.
Como corola
al viento
mi desilusión
y mi pena
abrióse paso
al cosmos
quedando en
el pétalo
de una rosa
solitaria y triste.
Despedida en
silencio,
me solté a la
pureza
de un amor sin ropajes,
que cargaba
mi vida
de lo irreal
a lo humano
y hube verme
toda
en un grito
de lágrimas,
en un
recuerdo añorado
de tus besos
suaves y de tus abrazos íntimos.
¡Yo sentí la
Vida amándote!
He de volver
conmigo misma
a buscar lo
perdido,
en un
profundo batir de inquietas fuentes,
en inmenso
río, blanco,
corriendo
hacia el desierto
con
esperanzas nuevas.