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Duérmete conmigo


DUÉRMETE CONMIGO
Duérmete conmigo
Aquí en esta carta tuya
Yo acariciando te el cabello suavemente
Como si un soplo de brisa le regalara amor
Déjame deslizarme por tu piel con ternura
Y dulzura imaginando tus sueños
Y creyendo que me ves desnuda u tus pies.

DUÉRMETE CONMIGO
Me acerco con mi imaginación en la larga dulzura de momento
y fijo mi mirada en tus ojos cansados y lánguidos
besándote desde el aire de tiempo a tiempo.
¿A qué darle palabras a un poema si lo estoy viendo a mi lado,
respirando letras, monosílabos, poemas,
que de tu cuerpo se elevan al aire cálido del amanecer?

DUÉRMETE CONMIGO
Te contemplo alucinada, presa de amor
y me voy al infinito contigo a  mi lado
en ondas sosegadas.
te sigo amando sin tocarte,
en susurros ondulantes escuchando cada palabra de amor,
frases tiernas, q me llevan a amarte cada día más.

DUÉRMETE CONMIGO
Una lagrima salada callo de mis ojos a tu rostro
y te moviste inquieto como cuando quieres estar abrazado a mi
ya despierto y con deseos de estar conmigo
Queriendo sentirme tuya poco a poco
tus manos me buscan a tientas ,
Tu cuerpo sema dormido no me deja alejarte de ti.

DUÉRMETE CONMIGO
Y  al despertarte en tu duermevela
Fue como un choque de materia  combate de pecho contra pecho
Que a fuerza de contactos
Se convirtió en victoria gozosa de los dos
En un prodigioso pacto.

DUÉRMETE CONMIGO
Mis versos mis poemas de amor,
Caen sobre ti con ansias de despertarte pronto
Para que me envuelvas en tus brazos y nuestros cuerpos se unan
¡Despierta ya mi amado amante!
¡Hazme tuya al fin!
que tus besos recorran mi cuerpo
Y yo tiemble de placer en cantares dulces de dicha eterna.

DUÉRMETE CONMIGO
Esta carta es tuya para ti mi amado amante
Es la expresión del deseo que siento por ti
Guárdala muy despacio,
En un lugar secreto, es un tesoro inimaginablemente tuyo.

Al cielo me deslizo


Al cielo me deslizo
contigo entre tus brazos,
quiero ser en tu vida
algo más que un instante,
algo más que una sombra
y algo más que un afán;
que una vehemencia,
un ansia.

Al cielo me deslizo
y dejo en ti una huella imborrable,
un recuerdo constante
y una sola verdad
palpitando con temor  a abandono.
Ser en todo
y por todo complemento de ti.

Al cielo me deslizo
y me hundo muy despacio
en el paraíso cierto
para ser tuya llegando a ti
hollando nubes,
rasgando velocidades de luz de estrellas,
decidida escogiendo cuerpo,
sitio y hora.

Al cielo me deslizo
con los ojos bien abiertos
esperando la dicha
franqueando todo lo imposible puertas,
rejas y cornisas a mi paso,
con un gran temblor de víspera
y de alba.

Lo fácil en el alma
es lo que tiembla al sentir llegar el amor
porque para que llegue
hay que ir esperándolo bien desnudos,
tensas las fuerzas vírgenes
dormidas en el ser.

Al cielo me deslizo
con una sed infinita de caricias y besos,
quiero ser en tu vida
una pena de ausencia,
un dolor de distancia,
un ansia de amar,
algo más que una imagen
y algo más que el ensueño
que venciendo caminos
llega y se detiene ya.

Al cielo me deslizo
quiero ser el fin y el principio,
la tiniebla y la luz,
la tierra y el cielo
y en tu vida anidar diciéndote
en mi verso:
tú que tienes la palabra exacta
y los silencios largos.

Al cielo me deslizo junto a ti,
con las señas de la playa,
entre auroras con espumas
con nubes en los ocasos,
para  entregarme a tu resplandor dorado
sintiendo las dichas
de lo que es este milagro.

Al cielo me deslizo
y nuestro amor
va por el aire de los ojos,
entre el vivir y el recuerdo,
suelto,
flotando para que esté mejor guardado
el recuerdo del ayer
y del mañana.

Nació nuestro romance


Nació nuestro romance
como una ráfaga,
violenta, como un huracán vertiginoso,
desde lugares distantes.

Fue como una nube,
tal vez una corriente renovada,
fue como estrella,
como lucero que brilla,
que titila y parpadea.

¡Ah, nuestro amor!
Fue un viento pasajero,
fue como el mar,
más bien como marea.

Nació nuestro romance
y se clavó como una espina o dardo
sin dolor en la hondura de nuestros corazones,
es como el bello canto de la alondra,
es como un sol que en el ocaso se desliza.

Hoy nuestro amor
se torna transparente y es nuestro presente.
Nació como un manantial puro
y virgen de la montaña,
recorriendo caminos diferentes y pendientes
hasta llegar al remanso de paz.

Nació nuestro romance desde lontananza,
más allá del cosmos
y se fue acercando para unirnos cada vez
en forma más entera y profunda.

Nos buscamos hasta en la penumbra,
donde nuestras almas
en dicha total se encuentran
y nos vamos lejos, juntos,
a estar en completa comunidad de espíritus.

Entre ríos de música
y lluvia de pétalos de flores,
serenamente, nos abrazamos,
somos uno en dos.
Somos árbol que va floreciendo
de a poco y hoguera sin humo,
sólo con luces multicolores.
Y nos envuelve el olor de las glicinas
y de las madreselvas,
derramándose por doquier.

No dejemos que este romance termine
en espejos de recuerdos
del áureo paraíso logrado.

Busquemos esa perfecta unión
que acerca más que abrazo
o beso de nuestra vida
y de su gran proyecto de dichas de futuro,
acercándonos al presente
para darnos largas dulzuras del minuto,
del tiempo que estamos viviendo.