Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 5 de mayo de 2015
Nadie
Nadie,
no fue nadie ni nada,
la Muerte me llevó
por vericuetos misteriosos
atravesando murallas,
abismos, cuevas,
llevándose con ella mis amores,
mis alegrías, mis
risas,
mis poemas, mis
danzas.
¿Por qué hizo esto?
¿Cuál es la razón de este secuestro no tan furtivo?
Me llevó lejos de ti,
mi amante, mi amado.
Nadie,
voy en busca de la clave
o algún poema en alguna flor
para descifrar el tiempo que nos queda,
mírame sin los ojos
para fraguar en el confín del infinito
y sobreviviré en la memoria de un beso.
Esto sería posible,
caer en el abismo
sin fondo
a inaugurar la memoria vacía
frente al silencio eterno de la Muerte.
Nadie,
sólo nos queda reptar
en los polvos de los huesos de nadie
y esperar en ese
sitio la luz
que borre mi nombre y mi sombra
de la historia de todos.
Tendré que escribirlo todo para no olvidar,
o morir con una granada de palabras
y miles de preguntas como esquirlas.
Danzan en el viento
las hojas amarillas del otoño
presagiando la arritmia
del pulso de la Muerte.
Cargo mi equipaje de rosas marchitadas,
el herrumbre de la sombra
y un nombre como tantos.
Arde y cruje la madera,
esparciendo las cenizas
de este crematorio de esperanza.
El tiempo acalla voces,
el recuerdo horada surcos de dolor,
todo conspira la herencia de los muertos,
el frio del invierno,
el silencio de los pájaros.
Nadie,
sin ti soy nadie,
te necesito muy junto a mí
en la vida y en la muerte,
acá y más allá,
cerca y lejos.
En el paisaje celestial se posa la mirada
del ojo que no existe,
bajo el pie del caminante,
el hueco interminable del abismo.
La memoria juega el juego del olvido
sin nombre que me nombre,
se agrieta esta montaña de silencio
y hace cumbre la última palabra
¡Adiós!
En busca de…
En
busca de…
en
mi alma,
la
idea de una noche
completa
en tus brazos,
diluyéndome
toda en caricias,
mientras
tú me las das extasiado.
¡Qué
infinito temblor de miradas,
requiebros
y trémulos besos!
Nuestra
piel tiembla
y la
tormenta se vuelca
en
nuestros cuerpos.
En
busca de…
esos
minutos en que parece
que
el firmamento cruje,
se
desquicia
y tú
y yo somos uno,
unidos
por un febril abrazo
que
une tu vida con la mía.
En
busca de…
encontrar
ese camino
pleno
de esperanzas,
en
el que tú y yo
estamos
juntos
logrando
la felicidad máxima
de
creer haber logrado
la
meta que tú hiciste crecer
como
hiedra de amor,
enroscándose
en toda mi vida.
En
busca de…
el
amor que siempre he querido
y
nunca he vivido,
que
sea pasión y ternura,
que
sea parte de mi vida.
En
busca de…
tus
manos para levantar vuelo
a
horizontes infinitos
ajustando
nuestro ritmo
en
un latir acompasado
de
nuestros corazones.
Al
sentirte
se
llena de ternura mi corazón vacío
y se
abren mis alas
para
abrigar tu frío,
se
centra en mis pensamientos
la
sola idea de hacerte libre.
En
busca de…
el
día de verte volar
con
tus propias alas,
viniendo
hacia mí, en mi búsqueda,
para
estar muy juntos,
amándonos.
En
busca de…
nuestro
amor,
que
como gota de agua
cae
desde lo alto del cielo
y
lentamente
se
desliza sobre el cristal,
dibujando
nuestros nombres entrelazados.
Nuestro
amor
es
como una larga mirada
sin palabras.
Como
una rosa sin espinas
impregnada
de la suave
y
cálida brisa del amanecer
En
busca de…
de
esta ilusión plena
de
encontrarte Hoy
y
dejarme estar
escondida
entre tus brazos,
en
un nido mágico
y
secreto de amor.
Despedida en silencio
Despedida en silencio,
te digo adiós para
siempre
quizás, queriéndote
todavía.
Enséñale a mi boca a que
no te nombre más,
no dejes que mis manos acaricien
tu pecho
ni que camines sobre el
muro
que cerca mi silencio.
Despedida en silencio
tu piel se me enciende
en mi cuerpo deseoso de
ti
pero no debo permitir
ni tan solo
pensarlo.
Balanceo en tu frente,
una corona
es el aire que se escapa
de mis dedos,
no saben mis labios
la palabra que une tus
oídos
a mis versos.
Despedida en silencio
te digo adiós
en este silencio mío,
con el dolor en el alma
impregnado.
Me marcho de tu lado,
mi amor para ti es
prohibido.
Fue un regalo en el
desierto
que la vida, a su
capricho,
me había ofrecido.
Te amo y te seguiré
amando,
desde muy lejos.
Te amo aún con derroche
de ternura
y te grabé en mi piel
con sólo una caricia
tuya.
Estoy sentada en
silencio
pensándote a gritos.
¡Cuánto dolor, dudas,
tristezas y amarguras,
produce el adiós a la
persona
que más amamos!.
¡Qué difícil entender y aceptar
una separación!
¡Qué difícil entender
que se fue
sin un merecido adiós!
Cuando entregamos la
vida entera
pensando que ahí, estará
siempre,
llenando nuestro corazón
de amor.
Despedida en silencio,
silencio entre los dos,
sin adioses, sin
palabras,
nos separamos en una
dura realidad.
¡Qué difícil recuperar
el honor que una vez
perdí
anhelando tenerte en mis
brazos!
Ya el muro se alzó entre
los dos,
infranqueable,
nunca más nos miraremos,
nunca más seré tuya.