Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 9 de mayo de 2015
Ninfas encantadas
Ninfas
encantadas,
surgen
por el bosque
luminosas,
misteriosas,
travesías
que empiezan
rumbo a
Siempre,
buscando
en su camino
el alma
adolorida
de amor
para
darle calor,
luz
y
vestirla de armonía,
afanes
de
querencias puras.
Ninfas
encantadas,
geométricas,
columnas
de amor,
arquitectas
de sueños,
son un
todo invisible
pero su
suave roce
nos
acaricia al pasar
como
náyade del cielo,
nos
mima
y nos
ama.
Ninfas
encantadas,
como ayas
cuidadosas
e
institutrices permisibles,
nos
acogen
en su
seno
para
sentir
su
calor y su protección.
Nanas
prodigiosas
que
danzan
entre
duendes,
gnomos,
dando
vida al bosque umbrío
donde
tú y yo
nos
amamos sin cesar.
Son
balsas de salvación
con un
polícromo velamen de nubes
vestidas
de Venus
hendiendo
prodigiosas
auroras
y
crepúsculos,
espumas
del tiempo de los años,
siglos
y con
peripecias supremas,
día y
noche nos reúnen,
nos
hacen navegar
entre
besos dulces
y
abrazos fuertes,
empujándonos
a
nuestro tibio lecho
de
hojas de otoño,
para
que lleguemos
al clímax
supremo.
Ninfas
enamoradas,
dan
ansias de vida,
afanes
extrañísimos de amor,
de
querencias puras,
haciéndonos
recalar
en la
celeste ensenada,
segura,
la que
está lejos,
detrás,
a salvo
del Tiempo.
Ninfas
enamoradas
calculadoras
de sueños,
hijas
sin edad,
sólo un
diseño traslúcido
que une
nuestro cuerpo
a la
máxima plenitud
del
amar.
Abstractas,
sin
misterios,
serafines
o ángeles,
mensajeras
de pedazos de sonrisas,
de
besos,
de
caricias.
Ninfas
encantadas,
sus
alas,
yacen
en lo altísimo,
entre
plumas de ángeles,
que
encomiendan su vuelo
hacia
nosotros,
para
que en nuestro existir,
vivamos
amándonos,
entre
gemidos,
quejidos,
reclamos,
suspiros,
del
amor cuajado de estrellas.
Amante reviví
Amante
reviví
volví
a ser la mujer,
enamorada
del amor,
porque
encontré en ti
la
ternura, el mimo, la nobleza,
la
alegría de tú corazón.
Amándote
reviví,
mi alma
se colmó,
amor,
alegría, gozo,
Placer
de placeres.
Tú eres
mi amor de verdad,
lo
imposible siempre llega.
Felicidad
destilada
por el
tiempo en sus colmenas,
por el
aire o por abejas.
Aprendí
con paciencia a esperarte,
A
sentir tú presencia llegar,
despacito,
besándome
el cuello,
las
manos mi todo.
Amándote
reviví,
me
llevaste por el sendero,
que
inspiró la poesía.
En un
raudal de inspiración
que es
fragor de lucha en el día,
y en la
noche meditación.
Nuestro
primer beso de amantes
¡asombro!
¿Es
obra humana tanto gozo?
¿Podrán
los sabios repetirlos?
Vuelan
hacia el segundo beso
más que
beso claridad,
quieren
buscar la certeza alegre
de su
don de hacer milagros.
Amándote
reviví,
mis
armoniosas risas y lloros en flor,
se
congregaron al rumor de las alas de mis sueños.
¡Versos!,
con ímpetu alado
al
ideal ascended
y en
las estrofas verted
el amor
que por ti siento.
Ahora,
contigo a mi lado,
río,
canto,
bailo,
amo,
mi
cuerpo vibra junto al tuyo.
Amándote
reviví,
Cuando
abrí la puerta de mi vida,
el
perfume lejano de tú ausencia
me
acarició la piel.
Sentí
que me abrazaban,
‘’en su
silencio’’, me dije.
Era tú
silencio colmado de amor,
que se
acerco muy cerca mío
con el
fuego de tu piel .
Amándote
reviví,
obediente
al ardor de un mediodía
muerdo
la fruta nueva.
La boca
anhela el más celado jugo
del
anhelo que me pasa.
Besos
para ti,
contigo
reviví,
presiento
en cada instante,
la
dulzura de la primavera,
pulpas
de enero,
azúcares de marzo,
día a
día,
sumados
a la almendra.
Contigo
reviví,
Amándote
en una consumación feliz que trae amor,
A donde amor espera.
Mañana del ayer
Mañana
del ayer,
vivida con
intensidad total
como si fuera
un Hoy
último y
deseado.
Sobrevuelo
como una dinastía de soles,
amo y soy
amada,
estoy
envuelta en hilos
de unión
perdurable y recíproca.
Mañana del
ayer,
ya vivida
desnuda,
he soñado una
noche solar
con viento y
lluvia,
me borraron
como a un fuego,
como a un
poema
escrito en un
muro.
Mañana del
ayer,
más allá del
olvido,
alguna vez de
un costado de la luna
verás cómo
caen los besos
que brillan
en mí.
Las sombras
sonreirán altivas
luciendo el
silencio que gime vagabundo,
vendrán las
hojas impávidas
que algún día
fueron
lo que a mis
ojos vendrán
las mustias
fragancias
que innatas
descendieron del alado son.
Mañana del
ayer,
esperada,
ansiada,
deseosa de
vivir las rojas alegrías
que burbujean
intensas en el sol,
que redondean
las armonías
equidistantes
en el humo
danzante del
amor nuestro.
No me
abandones, mi amor,
en esta
verdadera mañana del ayer.
No quiero que
falte poesía,
en el Hoy del
hoy,
entre
ensueños rezagados.
Pido el
silencio entre nosotros dos,
que nos
amemos juntos,
como si
fuéramos uno,
solo tú y yo.
Mañana del
ayer,
sed
silencio
encuentro
amor.
Vida, mi
vida, déjate caer
déjate doler,
mi vida,
déjate
enlazar de fuego,
de silencio
ingenuo,
de piedras
verdes en la noche clara,
déjate caer,
ahora,
ya, mi vida.
Mañana del
ayer, cuando me miras
mis ojos son
llaves,
el muro tiene
secretos,
el temor de
no tenerte solo tiene poemas,
solo tú haces
de mi memoria
una viajera
fascinante,
un fuego
incesante.