Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 12 de mayo de 2015
Tuya soy
Tuya soy,
tiéndeme tu abrazo,
¡ay!, ¡cómo te
necesito,
apóyame, respírame,
grita que me amas!
Cascarón de hojas,
vahos de campo,
de vida, de viento,
de lluvia.
Hueles a cuerpo
húmedo,
mi pasajero fugaz,
necesito tus besos
apasionados
con sentimientos
profundos y tiernos.
¿Cómo puedo pensar o decir esto?
¿Casi sin respirar o
atontada?
Cada día quiero más
de ti.
Tuya soy,
hoy y siempre,
no te pierdas en lo
venidero,
a ti me acerco en tu
presente.
Ser es estar siendo.
Prisa, apetito de las
lejanías,
torpe atropello
de las largas
dulzuras del minuto,
da tiempo al tiempo.
¿A qué darle palabras
de amor
al poema si lo estoy
siendo?
Tuya soy,
mi amor es lento.
El caudal de mi dicha
eres tú
y como el del agua
fluyen parejos,
lo que ellos hablan
y la espuma dice
suenan de acuerdo.
Tuya soy,
tan sencillo es
quererte
que a veces se me
olvid
a que vivo de milagro
el amor fabuloso
que al cargar sobre
ti ingrávido se torna
y como lo redimes de
sangre o de tormento,
por fuerza de tu
pecho,
con corazón de magia,
siento la ilusión de
que estás conmigo,
muy cerca,
a mi lado.
Tuya soy
encuentro la ternura
en que se injerta el
color de tu piel
que me soborna y
adoro tu palabra
que trastorna y apura
mis sentidos
buscándote siempre.
Pienso en acariciar
tu pecho al descubierto
y todo lo invisible
que te rodea,
me complazco en la
luz que te contorna,
muerta de amor en
lecho enfebrecido,
pasto de celo en
huerto clausurado,
corazón por tus
flechas percutido.
Tuya soy,
hambrienta de amor
soy una llama que por
ti clama.
Un agua no pausada sí
cantada,
se allega por tus
manos a mi pecho,
¡oh ríos sin espuma,
tan alzado,
que moja las puertas
de mi cielo!
Tuya soy,
los signos de tu
grave y dulce voz
me reclaman a cada
instante
y despiertas mi
ternura
y mis requiebros.
¡Qué umbría en verde
valle,
qué collados!,
¡qué rama sumergida
en niebla y cielo!
Tuya soy,
tú eres la música de
mi vida
en todo mi tiempo.
¡Te ansío ya!
No sé quién eres
No sé quién eres,
ser anónimo,
desconocido,
que quiere entrar
por resquicios de mi
entreabierta vida
para escudriñar mi
alma
que como alba nube
se eleva hacia el
infinito.
En los duros biseles
del silencio,
inmóvil como águila
señera
no permitiré que
hurgues mis deseos
ni roces el llamado
de mi voz.
No sé quién eres,
te desconozco,
tu voz es extraña
para mí,
te desconozco en mis
miradas,
desnuda o disfrazada.
Eres el desconocido
por estas tierras de
mi hoy
y de mi mañana.
No quiero tener cerca
el aire que te cerca
la garganta
ni despertar en tus
pupilas
por no apoyar mis
ojos en el aire.
Tus llamadas son nada
para mí,
tú no estás en el
verde levantado del árbol
donde pierdo mi
albedrío
y en el viento
caliente del estío,
ni en la orilla del
mar enamorado.
No sé quién eres,
tú estás contra un
muro hablando
y mis sentidos crecen
a tu espalda,
flamígero cipreses en
hilera
y por los aires un
círculo amarillo
huye demudando mi
casta y pura alma.
Quieres hurgar la
raíz de mis sentidos vedando
con tu figura con un
cerco de jóvenes olmos
mis poemas de amor
que se esconden de
ti,
el desconocido.
No sé quién eres,
muda su verdura el
monte nuevo
con un temblor tocado
de rocío
y tú el anónimo como
un árbol
doncel quieres
irrumpir en mi vida
con un viento por
vientos perseguidos.
Crece en mí una
hiedra pálida
de dudas ahogando
en desazón al
pensamiento
y buscas de tener las
horas de la espera
en la ramazón
elástica del viento.
No sé quién eres,
sólo sé que estás
rezagando mi camino
como cruz que aprieta
las nubes contra el
cielo.
Es inútil que me
busques
me persigas con tu
voz,
tú pisas otro suelo
y lo ignoro cuál es
tu anhelo,
yo soy vagabunda del
cielo,
tú un vagabundo de la
tierra.
No sé quién eres,
no me busques, no me
podrás hallar,
la luna es una nota
errante
que se extravió de su
cantar
y con su luz
agonizante me esconde
y entre secretos me
cobija
para que tú no me
encuentres jamás.
No sé quién eres
y prefiero no
saberlo.
La vida es...
La vida es,
mi existir en un
sueño hecho realidad,
un himno que canto a
cada instante,
una aventura en la
que arriesgo
todos mis sentimientos.
La vida es un desafío
continuo
que enfrento cada día
dominando penas,
luchas, tristezas, envidias;
es un himno que canto con alegría y gozo,
es bienaventuranza
que la saboreo
en cada amanecer
y en cada crepúsculo.
La vida es puro volar
sin hora quieta,
es la salvación por
querer salvarnos,
es amor para disfrutar en cada segundo,
en cada instante.
La vida es una
mariposa de abril
que revolotea feliz
en mi jardín florecido
y ahora en mi otoño
fugazmente miro sus colores brillantes al sol.
La vida es una gota
de rocío al amanecer
que se desvanece en
el cielo
al mediodía de mi existir.
Cae en lluvia al
atardecer
para fundirse con el
mar al anochecer.
La vida es color en
la música del viento,
leve en extensión
pero intensa de dicha y amor
en su breve tiempo
en esta
reencarnación.
Mantendré con aguas
descendidas
por las fieles
veredas de mi pecho
el esplendor del
alabastro
de mi amor sentido
siempre.
La vida es cornisa y
ornamento de mi cielo,
sangre del buen amor,
amor callado,
firme hiedra de amor
en mí plantada.
Estoy en mi existir
soñando semidespierta
en un sol desmayado
y en un musgo
amaneciendo
y tiendo puentes con
mis flechas
bajando sombras de amor a mi tierra.
La vida es también
dudas que ahogan
en desazón el
pensamiento
y detiene las horas de la espera
en la ramazón elástica del viento.
A cada hora recorre
mis sentidos sin orillas
el deseo de ser amada
por ti
y un remolino
adolescente de primavera
atraviesa mi cuerpo
y la estirpe de mis cantos se levanta
y mi sangre convoca
la apetencia de estar
entre tus brazos
acurrucada.
La vida es amor,
¡bendita sea!,
con felicidad e
infelicidad,
es un camino a seguir
con momentos gratos e
ingratos
y un destino a
cumplir.
Si se aquieta la
sangre
o ya niveles desborda
consumiéndose en
fuego toda mi piel,
están prontas mis manos a mi ruego
pidiéndote que vengas a mí,
ya que eres tú el solar de mi vivir coronando
los vientos serenados hacia el río
donde bogan los besos no dados de tu sol
y mis cánticos unánimes
le dan brillo a mis
bienes ya logrados
para que el aire en
su vuelo
te traiga hacia mí.