Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 19 de junio de 2015
En un rincón de mi alma
En un rincón de mi alma,
escondidas, apretadas, enlazadas,
nacen mis letras, mis prosas,
mis poemas que nuestro amor creó.
Son los versos que lloran en la lira,
que se quedó sin cuerdas.
Son las aves de mi niñez
que buscan y no encuentran
un árbol protector en que posarse.
Las busco con desesperación
pero las estrofas de amor
se anidan en frases
que escribo como amor para ti.
En un rincón de mi alma
donde nadie lo encuentra,
se oculta el poema de amor,
el que nos unió,
poema que escribí
con dedos de amor y llanto de cristal
por la falta de tu presencia
que tu ausencia se llevó.
Ausencia que se siente
como cuando el fuego se extingue
porque el aire ya no está.
En un rincón de mi alma,
se guarece entre frondas de lágrimas
el dolor de no tenerte a mi lado
y pido noticias de ti al viento,
al ave, a la flor, al bosque
y a los astros del firmamento.
Mas no he de dejar de buscarte
pues me dice una voz secreta:
¡sigue no te canses, mujer poeta!
Él ha de venir a buscarte
por tierras, mares y cielos,
en su cansada fantasía.
En un rincón de mi alma,
aturdida y desangrada
revolotean recuerdos purificados del pasado
y como en una tierra mullida
danza en amores trenzados
a mano delicada,
intrincada filigrana
como un gran amor donado.
En un rincón de mi alma,
mis sueños peregrinos
prosiguen sin tregua
la búsqueda de tu amor,
se afanan, luchan,
persiguiendo al mañana
que te traerá otra vez hacia mí.
Y como una luz como telar exangüe,
el cielo ilumina mis tristezas
e hilvana, enviando a mis páginas,
letras como poesías de la noche fría.
En un rincón de mi alma,
te tengo guardado,
tú, el soñador, el amor compartido,
luz del dolor cuando mi arpa reza
¡oh luz! ¡oh belleza blanca de ilusiones!
¡Cuánta esperanza
irradia en mi alma
la sombra de tu ser ausente,
siguiendo un ideal
y un sueño que no se alcanza!
Y hay en éste, mi otoño,
cuando la vida empieza a declinar,
mi corazón rebosa de amor
y mi espíritu se anega de ilusiones
en el silencio que flota
a nuestro alrededor,
rodeándonos como un tapiz vaporoso
entre hilos alados y brillantes.
El sueño de amor inunda mi alma
y en mis versos gira
como magia del más allá,
inundando mi alma
de un existir único y verdadero
donde no existe
el mago azul de la mentira.
Invadiendo mi silencio
Invadiendo
mi silencio,
tú el
que intentas murmurar,
constantemente,
tus
palabras sentidas de amor
no
dejando que me encuentre
a solas
conmigo misma
para
borrar de mi mundo interior,
antiguas
desolaciones.
Quiero
mi silencio mudo
incluso hasta en el viento que toca mi oído,
o el
eco que se asoma a burlar mi voz.
Hoy
necesito soledad,
el
cielo está oscuro,
la luna
se ha ido,
las flores no tienen la esencia de ayer.
Las
aves volaron dejando su nido,
me
siento sola,
pero sé
que tú vendrás
al
grito desesperado de
¡vuelve
a mí, no me abandones,
necesito
tu amor!
Invadiendo
mi silencio,
estoy
en penumbras con todo mi hastío
y en cada suspiro lloro una oración
que
clamo en silencio
porque
sé que todo fue pasado
y que
tú vendrás a mí,
dejando
en tinieblas, dolores ya idos.
Invade
el silencio todos mis espacios,
mi vida
marchita navega sin ti,
en un
triste andar
se mueren mis pasos,
te buscan sin tregua
para
que me traigas al hoy
donde
tú me esperas.
Invadiendo
mi silencio,
sin
ningún encuentro, sé mi amor,
vigía de esta silenciosa
que
quiere regresar
de su
viaje interminable
en el
desierto de su alma
y que
su corazón,
de la
mano dulce de la brisa,
llegue
hasta ti.
En la
caricia de tu voz,
yo era
el umbral de tu presencia,
yo
estaba en la sombra de tu nombre,
yo
habitaba en ti,
pero en mi mundo de silencio,
no te
encuentro
y un
profundo dolor invade mi corazón.
No me
dejes estar en el completo olvido,
hazme
llegar sólo una caricia leve,
el
recuerdo de una sonrisa,
la mano dulce de la brisa
y
acércate con ternura
a mi
mundo de silencio.
Invadiendo
mi silencio,
tú, sin prisa, despacio, lentamente,
te vas
adentrando en mi mundo
para hacerme beber
la
fuente de la vida,
aquella
que dejé
sin casi
darme cuenta.
¡Ven!
¡Entra en mi alma y hazla renacer!
Que
poco a poco
tu
magia invada mi ser
despertando
sus deseos
de gozar y amar
y así
lograrás detener el tiempo
entrando
al silencio de mi alma
para
vivir contigo
suspiros
leves y caricias cercanas.
No
quiero que seas
en mi
mundo de silencio
un
simple reflejo
en mi
imaginación
y que
al despertar mis ojos no te lloren.
Invadiendo
mi silencio
con tu
presencia en mi cuerpo
para
darme la flor del amor de la vida
que hoy
desvela mis pensamientos
con
silencio de olvido.
Luz en las tinieblas
Luz en
las tinieblas,
se asoma entrecubierta,
entre
neblinas grises y oscuras,
en
duras alamedas de cristal
donde
el aire es triste,
me
sigue y canta llantos de amor.
Necesito
la luz,
el
cielo amplio, el mar en calma
pero
las tinieblas
como
abismos sin fin
me
hunden en tristezas y llantos,
me
envuelven sin poder
ver ni
un resquicio de luz
aunque sea opaco y sin brillo.
Luz en
las tinieblas, risas
y
lloros sin flor, sin rumores
de alas
en mis sueños.
Mis
versos, mis poemas,
se
esconden,
cada
estrofa es una nube
y para
flotar en ella
hay que
tener luz de estrella
y
corazón de amor.
¡Versos!,
entre la luz en las tinieblas
con
ímpetu alado ascienden
al
ideal del alma enamorada
y en las estrofas vierten el cielo
y la
tierra cantando entre claros y oscuros
su
canto de amor.
Luz en
las tinieblas,
serenamente
triste,
colmada
de suspiros,
mi alma
entre mantos de nieblas
y de
misterios se viste
en
noches solitarias
entre
versos de angustia
y fragosas tempestades
que el
mundo me ha rodeado.
Luz en
las tinieblas,
en la
hora del recogimiento,
mi
espíritu duerme
en una duermevela sombría y torva,
sólo se
apacigua
cuando
ese pequeño rayo de luz
se
asoma entre los acantilados oscuros.
Las
nubes vespertinas se amustian,
los
bosques tupidos se adormecen,
la
humedad los torna grises
y en
las colinas,
un vaho
torpe y nublado
asciende
hacia el más allá.
Luz en
las tinieblas,
entre
la azul altura del vasto firmamento
creo
ver tu figura ágil y amada
llegar
hasta mí,
asomándose
entre los astros
cuyas
luces divinas como miradas
pesan
sobre mi pensamiento,
en mi
corazón solo y cansado.
Y de
sombras mi espíritu se anega
y entre
las tinieblas
una voz
se escucha que me dice:
¿Seguir?
¡Si no se llega!
Y seguir
es luchar,
¡qué
inútil lucha!
Ya
sobre mi arpa,
ahogando
sus rumores,
el
tedio pesa y el silencio flota…
Ya no
se escuchará
el reír
de la vibrante nota.
Ya la
luz de las tinieblas se extingue,
la oscuridad total y absoluta
sólo me
permite imaginarte a mi lado,
ya nunca más
te
besaré en la frente,
el
sueño alado
no
girará en mis versos.
Sólo
aspiro a encontrar,
evitando
el borde del abismo,
un
noble amor sincero
que no
me conduzca
a una
realidad abrumadora.