Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 8 de julio de 2015
Magia de un día
Magia de un día,
mi amor tu eres magia,
en cada instante de mi vida
en mi cielo resplandeces
y son tus ojos que me iluminan
con un fulgor de estrellas que me
cautivan
y me ocultan sin quererlo en tu
mirada.
Magia tiene tu voz,
tu dulce acento,
el cual lo escucho dormida y aún
despierta
que me dice dulcemente con el viento,
me confiesa y me repite:
“que me amas”.
Mis pinceles más leales
se han propuesto apresar tu verdadero
rostro:
desentrañar las esenciales líneas
donde tu fuero el aire acata y el
aurea alba,
espiar el múltiple venero
donde emerge a raudales toda la luz
que quiero para tu piel,
tus ojos cenitales.
Magia de un día,
en la que la recta se espírala,
la curva se endereza
y por la emoción y el sentimiento
sin acertar el rumbo ni la escala,
la alta luz tropieza o en su ímpetu
resbala.
Magia de un día,
estás a mi lado,
entre mis brazos,
cubriendo mi cuerpo con calor y
caricias.
¿Cómo apresar la sosegada llama que te
entibia los ojos?
¿O el frenesí que tu mirar proclama
cuando se incendia prodigo de rojo?
¿Cómo apresar la tímida piel que en
tus mejillas convoca?
¿O la mañana asomada a tu boca?
Magia de un día,
mi afiebrada plata se anubla
enamorada.
Se pierde en la enigmática y secreta
zona
de la alborada donde digo carmín,
azul,
violeta
y al nombrarlos se esfuman en airada,
fantástica pirueta.
Magia de un día,
en tu silencio eres un volcán
que se activa aquí en mi pecho,
cuando llegas y desciendes a mi lecho
y en tu ternura me abrazas.
Mágico es este momento cuando respiro
tu aliento
y mi alma se entremezcla con la tuya
para volar por los cielos
y marcar el universo entre suspiros,
siendo uno,
envuelto en hilos,
envuelto en hilos de plata.
Magia de un día,
con este nuestro amor
que no se acaba nunca
porque prolongando
de que uno y uno sean dos
ya que el amor es el retraso milagroso
de su término mismo.
Con los besos, con la pena
y el pecho se conquistan en afanosas
lides
entre gozos parecidos a juegos,
días,
tierras,
cielos abiertos,
espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está
esperando
hermana de la muerta o muerte misma.
Magia del beso perfecto,
aparta el tiempo,
échalo hacia atrás,
ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.
Ni en el llegar,
ni en el hallazgo tiene el amor su
cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo,
altísimo,
temblando.
Magia de un día
que se va en una despedida larga,
clara,
con lo más seguro que es el adiós…
Mensajes sin destino
Mensajes sin destino,
flechas en el aire,
poemas de amor que he
ocultado
en un lugar
secretísimo para no ser encontrados
ya que sólo por ti
están inspirados.
Son frutos nacidos
del amor
intenso que por ti
siento
ni están apegados a ningún
estilo.
Fluyen del río del
tiempo,
se empapan escondidos
en sus aguas
y la flauta que los
acompaña haciéndolos vibrar en mi interior
se vuelve poco a poco
reticente y opaca.
Mensajes sin destino,
ayer quise gritar en
una alud de palabras
las prosas de amor
guardadas para abrir
causes nuevos
y derribar murallas,
pero no pude,
fue un imposible
deseo.
Ayer mis ojos
acertaban distancias
y como un remolino
dos brazos
giraban desbrozando
malezas.
Mensajes sin destino,
piernas y corazón con
los versos de amor
apuraban su marcha
ora explorando amores,
ora andando comarcas,
buscándote sin cesar
para entregarte mis
mensajes de amor.
A todos pedía por ti
y algún sueño
prometía mi flauta,
no el sueño que se
sueña,
sí el sueño que se
arranca de la tierra renuente.
Un mar de letras
impresas te quieren encontrar
son frases de amor
que sólo para ti las escribí
y en las que me
interné con todo mi amor
y el fragor de llegar
a tus brazos
en una marejada leal
y pura.
A veces te busco en
el jardín florecido
que me llama cuando
en rosas,
jazmines y geranios
estalla o verdea,
modoso en la paz de
su grama.
Mensajes sin destino,
los envío cantando
bajito sin ahondar las pisadas
con un dejo de gozo
para que lleguen a ti
mi amor amante.
No quiero penas ni
dolores,
sí sueños a mis
espaldas
para que absorban mis
tormentas
y tan sólo compartir
contigo mi bienamado
mis bonanzas y mis
prosas de amor.
La flauta está en su
estuche y la espalda en su vaina
porque espero que mis
mensajes sin destino
lleguen pronto a tu
noche como un libro fiel
que cuenta mi espera
ansiosa y vibrante.
Mensajes sin destino,
van por un mar terso,
sin oleaje,
en un mundo como de
sueño
en un eterno
recomenzar para que se oculten,
no queden o se
pierdan en la nada.
Mensajes sin destino,
viajan en el
silencio,
en el viaje completo
de proezas musicales
en los confines del
paisaje.
En mi voraz silencio
grito mis mensajes
para que se alcen
hasta el cielo
en una gama de
colores
en las que las
palabras se entienden
una vez más a sí
mismas.
Mensajes de amor,
no se oculten ni en
un veraz espejo
muestren las palabras
de amor
que mi numen siempre
inspiró.
Donde habitan los sueños
Donde habitan los sueños,
en lugares recónditos,
en praderas florecidas,
en mares embravecidos,
en cuevas hondas,
en follaje verde y tupido,
los busco.
Donde habitan los sueños,
los de amor,
se sienten en el corazón arrebolado
y trémulo de dos
almas que se aman.
En esta vida,
los sueños nos columpian
en dulces momentos
que nos estremecen al recordarlos
como en la punta de un ramo
cuando el peso de la gota
hace inclinarse a la hoja
ya acaso rendida.
Donde habitan los sueños,
en un puro silencio,
se transforma en un escenario
del drama del vivir.
Son una pausa
entre la vida y la muerte,
sin aliento nos lleva a la mañana
entre sueños y nada se mueve,
se crean en torno nuestro,
ondas de calma.
Donde habitan los sueños,
recorriendo senderos
y esteros buscándolos en estrellas,
las que iluminan nuestras vidas,
bajo una luna que atestigua nuestro amor.
Donde habitan los sueños,
las hadas y los gnomos
van tras ellos,
perdiéndose en noches eternas,
caminando sobre el mar
o sobre el tupido verde del prado,
dejándose llevar por el aire
que dispersa el amor
que nuestras almas sienten.
Donde habitan los sueños
se siente el ruego de amar
que delira en murmullos
junto con tu nombre y el mío,
esos sueños perdidos
entre ráfagas de besos y miradas profundas,
como el inmenso océano
donde viven escondidos
y unidos los paradisíacos recuerdos
de nuestro amor.
Donde habitan los sueños,
allá en los límites del tiempo,
donde las puertas
a nuestros corazones
se abren en un sinfín de sentir,
maravillando al amor verdadero.
Quisiera más que nada,
más que buscar nuestros sueños,
ni hondos signos por celestes
mundos supremos,
ir tras ellos,
donde habitan,
para sentirlos latir
y vibrar con ellos
entre luceros remotos.