Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 10 de agosto de 2015
Espejuelos del amor
Espejuelos
del amor
nos
miramos sin vernos
nos
amamos a través
de la
nada del espejo.
Te amo
como aman los poetas,
con
palabras dulces,
con
caricias prohibidas,
con
metáforas inventadas
de un
corazón que ama
con lágrimas
derramadas a través de espejuelos
guarnecidos
de oro y plata
donde
solo nosotros sabemos que existen.
Escribo
porque nací escribiendo sin saberlo,
porque
me sale del alma
y cada
verso es mi vida
reflejada
en nuestros espejuelos
ya que
mi vida es la palabra.
Sin mis
poemas estoy muerta,
sin mis
versos no soy nada,
soy
como una sombra perdida
que por
el silencio vaga.
Espejuelos
del amor
escribo
lo que me dicta el corazón
y mi
alma expresa lo que tú sientes
sin
melodías vibrantes y altisonantes.
Espero
pacientemente
que
penetres en mi ambiente
con tu
mirada independiente
la cual
se grava en mi corazón.
Espejuelos
del amor
en los
que mi deseo
es
estar sin tocarnos ni vernos
en un
continuo sentir queriendo
volar a
tu cama,
arroparte
con mis brazos,
queriendo
darte mi todo,
arrullarte
en mi canción,
alimentando
con mis besos
imaginarios
a través de los espejuelos,
El
hambre de tu pasión.
A
través de los espejuelos,
los
besos y el pecho se conquistan,
en
afanosas lides entre gozos,
parecidos
a juegos,
días,
tierras,
espacios
fabulosos,
a la
gran disyunción
que está
esperando,
hermana
de la muerte o muerte misma.
Cada
beso perfecto aparta el tiempo,
le echa
hacia atrás,
ensancha
el mundo breve
donde
puede besarse todavía.
Ni en
el llegar ni en hallazgo,
tiene
el amor su cima,
es en
la resistencia a separarnos
en
donde se le siente desnudo,
altísimo,
temblando
entre los espejos de jade.
Invisibles en el Paraíso
Invisibles en el Paraíso.
Nuestro lugar secretísimo
donde nadie nunca nos
encontrará, nadie
y es allí donde te siento cada
día
rozándome sutilmente con todo
tu amor
que es como una mariposa
que vuela en el aire de la
mañana,
como el viento suave que roza
mis cabellos.
Nos amamos sin prejuicios ni
condiciones,
sin esperas ni reservas,
sin egoísmos ni sombras,
sin cadenas ni sumisiones,
el mundo real para nosotros no
existe.
Invisibles en el Paraíso.
Nos amamos con la profundidad insondable
del océano,
con la claridad del Sol en las
montañas
con la fuerza suprema de
vientos huracanados.
Nuestras almas se buscan tras
toda emoción.
Invisibles en el Paraíso.
Frente a nosotros enmudece el
mar,
la arena,
el cielo y la mirada
y desde la lejanía se sienten
ecos,
palabras,
voces que suenan clamando por
la claridad y el amor.
¡Paz!
¡Vida!
Nacidos para la vida
y el amor fuimos creados.
Invisibles en el Paraíso.
Cogidos de la mano,
con pasos errabundos y lentos,
emprendemos nuestro camino solitario
y hemos subido al cielo,
a las estrellas luminosas,
en la inmensa noche azul llena
de temblorosos ojos.
Lengua del Paraíso,
sones primeros,
vírgenes,
entre tanteo de los labios en
el aire del mundo
para que estrenemos los besos,
los abrazos,
los nombres de los gozos
primigenios
que nuevos son para el júbilo
nuestro.
Invisibles en el Paraíso.
Que en los tiempos del alma,
allí,
en el más antiguo nos
encontremos sin buscarnos,
sin seguir huellas ni en
nuestra memoria,
ni en ningún signo nos guiaremos,
nos veremos percibiéndonos
nítidamente
entre la niebla gris que poco a
poco se fue abriendo
para que nos viéramos y nos
amáramos por siempre.
Invisibles en el Paraíso.
Y así,
lo que tú eres cuando yo te lo
digo
no podrá serlo nadie,
nadie podrá decírtelo.
Nuestras almas están juntas,
tú me sientes en la tuya,
yo te siento en la mía sin
poder entenderlo,
sin saberlo nosotros mismos.
Invisibles en el Paraíso.
Nuestro aire está lleno de
esperanzas en vuelo,
las encontramos y las
traspasamos
con nuestras alas tiernas
y con un soplo imperceptible
nos decimos
¡Te amo!
Aunque estén contra nosotros,
el aire y la soledad,
nos seguiremos queriendo
sobre todo en la alta noche
cuando el sueño,
ese retorno al ser desnudo y
primero rompe desde las estrellas,
nos queremos sin querer a
fuerza de estar queriendo.
Alma errante
Alma errante.
Volando en el horizonte
de la noche misteriosa y oscura,
acariciando el día luminoso,
va por los caminos solitarios,
va desasistida,
de puerta en puerta,
entrando por ventanas entreabiertas,
de ojo en ojos,
errabunda y frágil,
vagabunda,
profundizando abismos.
Alma errante.
Por inercia ella cruza lentamente,
sin ánimo el sendero,
con la esperanza de hallar un cuerpo que a
ella la habite.
Cualquier oreo la conmueve,
cualquier paja a ella la irrita,
está hecha de retazos,
de cicatrices,
de heridas punzantes.
Alma que anhela anhelos
que invisible te deslizas deseando
que
otros te mojen de miradas tus pupilas solitarias.
Alma errante.
Perdida en el sueño,
dormida vas por la vida,
fantaseando en tus míseras miserias
volando entre la neblina.
Barco naufragando siempre en mares
que
no la invitan por eso navegante
y
sola vas deshojando margaritas.
Alma errante.
Triste y meditabunda en el vaivén de las
horas,
en la brisa que musita en el canto del
silencio,
en la soledad del día.
Alma errante.
Buscas el círculo que incluye los lugares,
mares, estrellas,
cielos, árboles,
flores, puede ser pequeño,
grande
infinito según el alma que quieres habitarlo.
Alma errante.
En lo triste de la noche,
entre
la densa neblina,
golpeada por la lluvia interminable,
envuelta en el mar salado,
en lágrimas se destila.
Hasta que se vuelve un cauce,
un torbellino de brisa,
una nota en el vacío,
un
eco que no termina,
un silencio atormentado,
un pentagrama vacío.
Alma errante.
Anda entristecida con la esperanza
de
darle reposo a su travesía.
Un alma que anda buscando en otra alma
hallar vida.
Escala las altas montañas,
espera a que otras miradas surjan para verla
de cerca
y descubran qué oculta su interior que sólo
es amor y luz.
Alma errante.
Desgarrante e infeliz,
ten paciencia,
clama por la paz y la felicidad
y alguien con ligereza encontrará tu mensaje
en el bosque,
en el cielo,
en el este por donde sale el sol
y con delicadeza te cubrirá en tu tierra
herida
a fin
de que puedas renacer de prisa
y
encontrar por fin lo que tanto tiempo necesitaste para ser feliz.
Alma errante.
Distante,
ya casi la última,
sal de tu gran mundo a oscuras y trémula
y vacilante ve en un gran vuelo irreal en
búsqueda de la verdad,
labra tu vida,
camina deslizándote para renovarte y vivir
de vuelta a ti,
aumentada en tus dones sin fin.
Cierra las preguntas,
húndete en tu querer,
llenándolo de síes,
de
gozos,
de algarabías y no vueles por el aire
como
las mariposas o las nubes flotantes,
busca donde te espera el amor total de otra
alma errante.