Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 15 de agosto de 2015
Después de tu amor
Después de tu amor,
no puedo vivir en paz
te necesito entre mis
brazos
mi corazón apura su
marcha.
Ora explorando amores
ora andando comarcas,
te reclamo cual
necesitadas
gotas de sangre
que mi corazón al
latir
hace correr por mi
cuerpo.
Y un torrente de
lágrimas
cual diluvio y riada
ahoga mi alma.
Después de tu amor,
mi ancha puerta está
sin cerrojos
esperando tu llegada.
Te quiero a mi lado,
en cada minuto de mi
existir,
mi voluntad se afana
casi tiene un límite
en el umbral de mi casa.
Un mar de letras
impresas
de poemas de amor
esperan en el dintel
de mi alma
y como marejada leal
del mar
impetuosa,
quiere acercarse a ti
con un poco de gozo
y otro dejo de
lástima.
Después de tu amor,
siento pena por
tantos sueños
muertos a mis espaldas.
En mi entorno me
elevo
enhiesta y altiva,
vertical,
necesariamente
buscándote,
absorbiendo mis
tormentas internas.
Mis poesías están en
su estuche,
cerradas al mundo,
ya que no te tengo a
ti,
no quiero que nadie
las lea,
son tuyas
nada más
tuyas por siempre.
¿Por qué esta sed que
crece
desde adentro
urge el deseo y
trueca lo deseado?
¿Por qué este
inexorable dolor
de no tenerte?
Después de tu amor,
un ronco sonido de mi
voz,
se me estampa en las
venas
y no puedo hacer un
poema para ti.
Mi cuerpo se
estremece,
un temblor pluvial se
desata.
Aguarda siempre con
fervores estivales
pero mi aliento ya no
deja huellas.
Sólo oigo cánticos
tristes
y quejumbrares de
palabras sin versos
y hasta mi corazón
doliente
echó férreo cerrojo
para que nunca más un
amor entre.
Después de tu amor,
que nadie que no seas
tú
ose entrar
ni el tiempo,
que de los sueños
suele la trama
cortar.
Después de tu amor,
todo en mí, es
remolino
donde confluyen todos
mis raudales
que nos arrastran
tiernos recuerdos,
otros, se encrespan
con furor felino.
Después de tu amor,
ya nada fue.
Deshojando margaritas
Deshojando
margaritas,
sus
pétalos blancos, amarillos,
van tenue mente volando hacia ti,
a
tu rostro amado
en
medio del campo floreciente
entre
vergeles frondosos de pastos tiernos.
¿Qué
te dicen sus pétalos de mí?
¿Te
preguntan quién eres?
¿Acarician
tus labios?
Deshojando
margaritas,
entre
te quiero y requiebros,
mi
amor se alza en vuelo
esquivando
temores, dudas, penas,
sólo
voy hacia ti
guiada
por mis margaritas puras y vírgenes.
Con
un te quiero mucho poquito y nada
voy
por la vida enamorada y feliz.
¡Viva
el amor!
La
vida es el verbo vivido del amor.
Las
margaritas tiemblan
en
mis manos cuando te ven.
Entre
mis brazos las acuno y las beso
sintiendo
su perfumado aroma
que
inunda todo mi cuerpo
que
va en tu búsqueda.
¡Vuelen
pétalos de margaritas!
¡Vuelen
lejos!
lleguen
a lugares donde el amor es necesitado
para
que todos nos amemos
y
sintamos el gozo del vivir.
Cubran
como un manto blanco, amarillento,
entre
velos envolventes todo lo que nos rodea
en
el floreciente rocío de los amaneceres
luminosos
de este mundo,
dejándonos
como un eco resonando
por
los rincones como rocío de luna
en
este tiempo que nos atrapa.
Y
aquí estamos en el camino primaveral
donde
se conjuga el tiempo y el beso
donde
la inocencia salpicada de te quiero
susurran
en el aire llevándolo por doquier.
Margaritas
deshojadas,
lleguen
lejos hasta él,
no
se reduzcan
al
estrecho espacio de mi verso
recorran
el paisaje perfecto del amor
donde
todos estamos reunidos
por
la calma primaveral
que
acarician nuestros rostros.
Pétalos
de amor recorran
los
caminos del mundo,
vuelen
con la brisa de la mañana
llevando
el mensaje de que la vida
merece
vivirse
y
que el amor existe, existió
y
existirá por siempre.
La vida es un trofeo
La vida es un trofeo,
que vivimos intensamente,
con alegrías y pesares
pero sintiendo la fuerza
que nos empuja a vivir
con deseos de superarnos,
de luchar, de prodigarnos,
de dar amor por doquier,
de escribir poemas
para unirnos en un largo puente
para salvar al mundo del caos
y la destrucción.
La vida es un trofeo
si la vives con pasión,
como recompensa
a todo lo que das
con ilusiones y anhelos.
¡Vida, mereces vivirla a pleno!
entre cálidos perfumes
de jazmines de fina espuma.
Arranco al cristal azul,
mil campanas anunciando
que vivir es recibir la luz del
cielo.
La vida es un trofeo,
entre amores y desamores,
fidelidades, inquietudes,
dolores, sufrimientos,
felicidades,
por todo es un don que recibimos
del más allá y debemos
dignificarlo.
La vida viene de lejos
a despertar el alma
y en el cielo de las aguas,
mis ojos al horizonte lejano
las flechas disparan.
Me siento con una máscara
tapando el rostro
y mi papel aprendido
que me quita los disfraces
y exige razón de la vida
me lleva a vivirla sin trampas.
La vida es un trofeo,
todo cabe entre sus fuertes muros
contra vientos y lluvia
levantados,
las ventanas del miedo y de la
duda
en la paz de mi umbral se han
quebrado.
La vida es un trofeo,
¡qué fácil es vivirla
en las altas cimas del cielo,
con tu mano entrelazada en la
mía!
La vida es un trofeo,
sólo hay que vivirla
y dejar que te viva
entre alturas del mundo
sin sentir la fatiga
de haber subido
como recompensa de vivir amando.
Mi ser en proa,
en velocísimo viento,
atraviesa la vida en segundos,
minutos, horas,
sin que se caigan o destruya
todo lo que deseamos,
nuestros esfuerzos que cuestan
a veces sollozos,
a veces risas
que como hojas secas
te alfombran el paso
convirtiendo los días
en peligros en llamas
al vivirlos con toda intensidad.
Y entre galardones de éxitos,
triunfos, amores milagrosos,
prolongamos el hecho máximo
de amar con la pena
y el pecho conquistados
en afanosas lides,
entre gozos parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos
a la gran disyunción que está
esperando
hermana de la muerte
o muerte misma.
La vida es un trofeo,
medalla que merece recibirse,
cada beso perfecto aparta el
tiempo,
le echa hacia atrás,
ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.
Ni en el llegar, ni en el
hallazgo
tiene el amor su cima,
es en la resistencia, donde se le
siente,
desnudo, altísimo,
temblando en la separación.
La vida es un trofeo,
pleno de laureles, de ilusiones,
de anhelos de vivirla enamorados
de ella.
¿Qué es la vida?
¿Se le coge a puñados
como al mar
o cae sobre nosotros
como el sueño sin despertar ya
más,
igual que la muerte?
Va suelta,
escapada va sin que se sepa
dónde,
si pisando los cielos que miramos
o bajo el techo que es la tierra
nuestra,
inasequible, incierta, eterna…
jugando con nosotros
a vivir a pleno.