Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 20 de agosto de 2015
Volver el tiempo atrás
Volver
el tiempo atrás,
nunca
más , no quiero sufrir con tu presencia a mi lado,
ni
un solo pensamiento de lo que fue mi vida contigo.
Te
despediste sin un adiós,
el
adiós viene de lejos, de muy antes,
largo,
claro, lo sentíamos venir.
Mi
cabeza esta inclinada,
pensando
en el sufrimiento pasado.
Sin
amor, ¿ilusión, sueño?
Quieta
ya, estás contigo misma.
Me
desarmo como una nave deshilachada,
en
penas.
Quiero
volver al pasado, pero debo estar acá,
buscando
escribir poesías de amor,
cartas
sobre mi dolor y pasión,
frases
que te erizan la piel.
Por
su amargura y pensamiento sin forma.
Volver
el tiempo atrás,
y
estas cartas deshacían como telas en desuso,
como
cenizas de la hoguera apagada.
El
amor nunca perdona a quienes saben amar.
Se
cobra su tributo, le pago sin demora,
con
el dolor de la distancia… Y ahora.
La
luna es una espada en cuyo filo duerme el amor,
ese
amor ya perdido, al cual no buscaré más,
tu
sombra de fuego enloquecido es ahora un fantasma,
sin
asideros,
horizontes
sin llegada.
Si
éramos nubes yo volaré más lejos a las altas y grises,
tú
volaras en remolinos a los algodones sin rumbo.
No
quiero ni debo volver al pasado,
esté
ya olvidado del todo.
Volver
el tiempo atrás,
La
tarde reclinada en el poniente,
cuelga
en los bordes de la blanca nueve,
llevando
mis plegarias y mi lloro.
Siento
pena por tantos sueños muertos a mis espaldas,
Siento
un dejo de lástima por ti,
mi
amor ya ido a otros lares donde la maldad te rodea.
Tú
ya no eres más mi respaldo, mi derecho,
eres
el fin, mi revés, acabemos con esto por última vez.
No
quiero saber más tu derecho y tú revés.
¡adiós!
marcha a tu paso.
Yo
iré al mío.
Trota
mapas de tersa cartulina,
que
yo galoparé mi desvarío,
para
trocar un ya por un acaso.
¡adiós
por siempre amado ausente!
me
causaste mucha aflicción y pena,
pero
ahora basta ya,
¡vete
de mi vida!
¡vete
de mis pensamientos que ya locos,
aun
lloran por ti!
Alas caídas
Alas
caídas,
te
fuiste volando raudo y veloz de mi lado,
sin
una palabra de adiós,
buscando
desesperado tu nuevo amor,
que
te estaba esperando en el lugar equivocado
y
fue tan raudo tu vuelo,
que
caíste con tu cuerpo y mente en una mar de escombros,
donde
creíste encontrar el amor que esperabas.
¡
pobre hombre desgraciado y tonto!
tus
ojos no se dieron cuenta que te ibas de mi lado,
a
una cueva profunda y maldita,
donde
te iban a dejar en la ruina y destrozado.
Alas
caídas,
la
vida en sus múltiples facetas,
tú
el que decías que me amaba se omnibuló sorpresivamente,
de
otra mujer que tus ojos vieron como la belleza máxima,
quien
te hirió y te engaño con sus ojos pardos
y
maléficos.
¡pobre
de ti mi amado ausente!.
Mi
lástima te inundó y no te diste cuenta,
nunca
más te vi
y
ojala nunca te vea más,
pero
mi dolor y pena sigue por tu ausencia,
sangrando
las heridas de mi corazón,
que
aún no han podido cicatrizar.
Alas
caídas,
mi
vida continuó sin ti
y
surgieron mis poemas de amor
y
estas cartas que te seguiré escribiendo,
porque
el papel blanco me llama
y
me pide que vuelque todas mis penas,
mis
anhelos, mis pesares ocultos.
Y
tú en volandas arremolinadas volaban hacia tu nuevo amor,
ese
amor que te dejó en escombros de pobreza total,
te
cambió en tu país al que la llevaste,
por
otro amor y te dejó en crisis total.
Te
lo merecías , tus locuras provocaban en mí,
el
más grande dolor, mis manos quedaron vacías,
al
quedarme sola.
Alas
caídas,
por
ti la tristeza me la ha robado la noche.
Era
mía, bien mía, pensaba decirla en versos,
darle
forma como dan las lagrimas,
forma
tibia al dolor de adentro.
Pero
estaba clara la noche
y
el papel esperó en vano.
Anduve
sin ti por las estrellas y el aire
y
el olor de las amapolas,
todo
era como un corazón tendido a la confidencia.
Y
mi tristeza está ahora lejos, lejísimo, en las estrellas altas,
en
esa brisa fresca,
que
no puedo aprisionar aunque abro y cierro las manos,
está
ya fuera de mí.
¡gracias,
mil gracias!
soy
feliz en mi soledad,
esperando
el nuevo amor.
Pequeñas promesas
Pequeñas
promesas,
vienen desde muy lejos,
nos
atrapan, nos envuelven,
dándonos
alegrías al escucharlas.
Son
fugaces y tiernas,
nos
despiertan sentimientos
que creímos ocultos,
que ya
nos habían abandonado.
Pequeñas
promesas de amor,
de un
amor que arrastra recuerdos vagos,
ya casi
olvidados,
los
cuales creí inexistentes
pero
cuán profundos
se
arraigaron en nuestras almas.
Nos
hacen crecer poderosas alas
para
cortar como golondrina
el
cielo azul y celeste
de esta
aurora nueva
y me
siento casta, luminosa,
transparente, serena,
andando
libre y sin sombras
en un
camino de estrellas.
Pequeñas
promesas
que
pasan por el aire como ramos verdes,
cercando
mi sosiego,
posando
un viento en mis labios,
guardando tu augurio en cofre de plata.
Mis
manos están prontas
a recibir tu ofrecimiento,
rogando
que se cumplan mi deseo
de
estar junto a ti,
tan sólo instantes, minutos de mí existir,
calmo y
sereno.
Pequeñas
promesas,
te escucho, te nombro y te reclamo
y mi
deseo reverdece hacia adentro,
puliendo artesonados tu ausencia.
Recorre
mis orillas
un
viento adolescente en primavera
y en
este otoño mío
la
estirpe de mis cantos se levanta
y la sangre vibra, palpita,
te
convoca y te necesita a mi lado,
entre suspiros entrecortados y hondos.
Pequeñas
promesas,
el indicio de ti, es como un signo
de
dorada abeja en el aire de alelíes,
la miel de mis labios muda
al
carmín tus besos esperados.
Renuevas
mis anhelos y esperanzas
y
siento crecer en mis solares,
olivos,
laureles y mirtos blandos
y
proclama con todos mis sentidos
¡tuya
soy entre aires de cristal
y oros
perfumados!
Pequeñas
promesas,
tan
sentidas y anheladas
que
temo despertar en tus pupilas
por no
apoyar mis ojos en los tuyos
y por
un breve resquicio de mi frente
se
asoman a mi pecho tus sentidos
y
tiemblan las barandas de mi cuerpo
al
sentir apoyar tus leves
y
deseados brazos
en mi cuerpo estremecido.
Pequeñas
promesas,
siento
promisiones que de tu piel sin nubes
se
levanta un sol joven de rosas circuido
y mi boca en la boca del estío
se
inicia en el secreto de nombrarte.
Te
llamo hasta quebrar mi voz,
no me
defraudes,
prométeme no olvidarme,
sé que
el amor se despertó en los dos
y se
derramó en nuestras almas,
reflejándose
tu imagen en mi cuerpo
como el
frescor de la creación primera.
¡Pequeñas
promesas,
acérquense,
arrumáquenme,
denme
la tibieza primera
de un
amor amanecido y luminoso!