Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 31 de agosto de 2015
Tiempo de olvidar
Tiempo
de olvidar,
ya
sola con la verdad absoluta,
mi
único amante ya por siempre no está,
se
diluyó en la nada del horizonte.
Estoy
labrando su sombra,
la
tengo ya sin los labios rojos ardientes,
te
los habría besado aún mucho más.
Sonrosada
la piel disfraza levemente la diferencia,
absoluta,
de que tú serás el ultimo amor de mi vida,
pero
quizás no
y
otros labios besarán con pasión los míos,
no
lo sé.
No
preguntarte me salva,
si
llegase a preguntar antes de decir tú nada,
¡qué
claro estaría todo, todo que acabado ya!
Tiempo
de olvidar,
se
me ha perdido un nombre.
Ayer
nomás estuvo adherido a algún rostro,
a
una silueta que transitó por mí.
El
rostro lo rescato como no era,
pergaminos,
silencio,
dos
ojos sin mirada.
De
la silueta apenas sobrevive,
una
sombra gris, casi negra, alargada y sin final.
Se
me ha perdido un nombre y el rostro,
ya
la silueta, el olvido, los ha faltado,
el
tiempo, sordina y esmeril.
Tiempo
de olvidar,
el
recuerdo es olvido.
De
puntillas te fuiste, vete ya
y
blindaré un gran muro y el
aquiescente
portal,
echando
férreo cerrojo que tú no osarás destrabar,
ni
el Tempo que de los sueños suele la trama cortar.
Morir,
vivir, equilibrio estremecido,
igual
pesa en esta verde balanza que es la vida,
puro
silencio, pausa entre recuerdo y el olvido,
fascinada
tiene toda sin aliento a la mañana.
De
miedo nadie se muere,
la
inminencia de un peligro
muerte
de una gota clara
crea
entorno onda de calma.
Soledad desconsolada
Soledad
desconsolada,
miedo,
temblor en mí, en mi cuerpo,
terror
terrible, inmóvil, está ya cerca,
es
la soledad desconsolada,
pegando
el oído al cielo se la oiría,
en
su gran marcha subceleste,
hollando
nubes.
Ella,
la desmedida, remotísima,
se
acerca aceleradamente,
a
una velocidad de luz de estrella
y
tarda todavía en llegar,
porque
procede de mas allá de las constelaciones,
ella
tan vaga e indecisa antes…
tiene
escogido, cuerpo, sitio y hora.
Soy
yo su destinada presa
y
me doy cuenta que a mi lado solo hay,
un
hueco de tu ausencia,
a
ti mi amado ausente,
te
persigo por los más misteriosos recónditos,
donde
te has refugiado después de irte de mi lado.
Soledad
desconsolada,
no
te puedo hallar ni debajo de la piel de mis sentidos.
Tú
te has ido a una tierra burilada,
buscando
a otro amor que te atrape sin que te des cuenta.
¡oh!
mi blando corazón débil, solitario, llora,
para
que llorando mi desvelo vuele lejos
y
te olvide.
¡Todo
que acabado está!
como
un gran mundo a oscuras,
te
marchaste entonces.
¿Dónde
está tu cuerpo ahora,
vacilante,
todo trémulo recordando mis besos?
Sólo
queda la certidumbre de tu ausencia,
sin
labios.
¿y
dónde está ahora la angustia, el tormento,
cielos
negros estrellados que pueden ser,
que
quizás de haber sido tan solo un sueño?
y
en un cándido papel, que su candor se le aumenta,
necesita
el poema de amor,
la
carta suprema, para que del vacío,
se
salve de quedarse por siempre en blanco.
Tú
no eres de nada,
de
querer sin más, nunca supiste que eras un no querer,
pasaban
por ti los sueños sin ver que te traspasaban.
Mi corazón te llama
Mi
corazón te llama,
escúchalo
palpitar sólo en pensar en ti.
Tristeza
es que mi corazón
te
llama a gritos y tú no estás aquí
para
compartir su soledad.
No te
escribo poesías,
te
entrego poemas de amor,
no te
oculto que te amo,
te lo digo
en silencio con mi corazón
clamando
por tu presencia a mi lado.
En el
remanso de agua mansa
estoy
contigo bajo la verde cabellera
de un
sauce que se mueve a ratos.
Al río
la imagen del cielo
viste
su hermoso terciopelo,
en el
centro fulgura
el agua
con cristales de fraguas.
Mi
corazón te llama,
respiran
gozos mis anhelos,
cantos
en la lira y en el alma vuelos,
sólo en
pensar que estarás a mi lado
susurrándome
palabras de amor.
¿Qué
bien a tu bien se puede igualar?
Clamo
por ti,
vibro
tan sólo en pensar en ti.
En la
amable brisa que besa mi frente,
oigo tu
sonrisa fugaz y clemente.
Mi
corazón te llama,
porque
en ti todo es suave,
la luz
del rocío,
el
cantar del ave,
el reír
del río.
El
cielo tan azul que amas tú
en
nuestro fragante edén
nos
espera siempre.
Mi
corazón te llama
al
despertar la aurora
su
mirada de alegre claridad,
de los
campos brota un perfume de paz
y mi
cuerpo ansía estar entre tus brazos,
sintiendo
tus dulces caricias
sobre
mi piel ansiosa
y
deseosa de ellas.
Un
alegre cantar de frescas notas
van
despertando el campo
en la
mañana de mi alma,
surgen
palabras de amor
con
inocente ritmo.
Mi
corazón te llama,
clama
por ti con desesperación,
late
con cadencia inspirada
es un
millar de notas que me subyugan
y un
millón de arpegios que me elevan hacia ti
cuando
al brillar la aurora
todo el
paisaje canta.
En
fantásticos pentagramas,
plenos
de dicha y luz te espero
en
nuestro lecho de amor.
Mi
corazón te llama
y como
ardiente orquesta palpita,
late,
en un
alado idioma sin palabras
surgiendo
estrofas en torrentes
que en
sones se precipitan.
Redoblan
los vibrantes tambores
en mi
pecho con tan sólo pensar en ti,
son
orquestas con música de mares
y como
estruendosas cataratas
de
alegres notas van a la lira
que los
espera ansiosa.
Mi
corazón te llama,
con
amoroso sentimiento,
como
cuando los pájaros cantan en coro
y el
río ajusta a la sonata
las
liras de cristal sonoro
que
tañen las ondas de plata.
Contigo
a mi lado amado amante,
vuelan
los ritmos
entre
aromas de amor y los poemas,
las
prosas,
interpretan
raudos y veloces
todo lo
que por ti siente y arde mi alma
de
poeta todo el trémulo esplendor
de
estar junto a ti.