Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 7 de octubre de 2015
Perfume
Perfume
El silencio me trae tus
ojos de perlas temblorosas.
El murmullo de la calle
fragoso, miro por la ventana en oleadas,
de viento y humo con la
esperanza de que vienes.
Y ya vienes.
Pero no vienes.
El silencio sigue, pienso
en tu sonrisa.
Y tu sonrisa está conmigo
y está clavada en mis ojos.
Pienso en tus caricias.
Y tus caricias corren
hambrientas sobre mi piel dormida.
Me niego a despertar.
No quiero ver la soledad
detrás de tu perfume que se negó a partir.
Tu perfume sigue en mi
piel.
Me hace recordar los momentos
en que la felicidad inundó nuestra vida.
Cae la lluvia donde tu
sombra vive de eternidad.
Te amo y nunca dejaré de
amarte.
“Ayer
acaricié el
pétalo
de tu sombra.
¡Qué
extraño fue!”
Distancia
Distancia
Distancia, me desarmo como
una nube deshilachada en penas.
Quiero estar allí, no a
distancia lejos de ti, pero debo estar acá.
El amor perdona a quienes
saben amar.
Se cobra su tributo.
Le pago sin demora aún
desde tan lejos,
con el dolor de la
distancia antes y ahora.
El perfume lejano de tu
ausencia me acarició la piel.
Sentí que me abrazaban y
me besaban.
“Es su silencio”, me dije.
Era su silencio. Un
silencio vivo, bullicioso de recuerdos,
de manos de papel, que
acariciaban mi pelo desprolijo.
Un silencio a la distancia
de voces mentoladas y ojos cenicientos de cristal.
Te amo en la espera porque
se ama con el tiempo.
Letargo impreciso que
arrastra en sus alas minutos y tormentas,
para acercar a mis
caricias el fuego de tu piel.
“Cae
la lluvia donde tu sombra,
vive en la eternidad”
Regresas
Regresas
Regresas, te veo llegar a
prisa hacia mis brazos que estaban abandonados.
Regresas con deseos de que
nuestro amor lleno de pasión,
inunde nuestras vidas.
Y mi mirada que lo hacia
hacía el suelo se elevo con dulzura,
viéndote venir hacia mí,
mis ojos desorbitándose de amor,
los que lloran debajo de
tus pies.
Aplaudo alabanzas, sin
arpas ni prodigios, bajo esta ceremonia de amor.
Miro la vida ahora con
placer y alegría, estoy contigo, en tus brazos,
nuestros cuerpos juntos.
Tus caricias tiernas,
dulces, me inundan de aroma de amor.
Ahora quiero vivir así
siempre.
Como los días pasan a
escondida y como el humo se pierden los años,
ahora de nuevo bailo, me
levanto, giro a toda música vago por mis ojos.
“Una
lagrima encendida limpia,
una noche procaz”