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Perfume


Perfume

El silencio me trae tus ojos de perlas temblorosas.
El murmullo de la calle fragoso, miro por la ventana en oleadas,
de viento y humo con la esperanza de que vienes.
Y ya vienes.
Pero no vienes.
El silencio sigue, pienso en tu sonrisa.
Y tu sonrisa está conmigo y está clavada en mis ojos.
Pienso en tus caricias.
Y tus caricias corren hambrientas sobre mi piel dormida.
Me niego a despertar.
No quiero ver la soledad detrás de tu perfume que se negó a partir.
Tu perfume sigue en mi piel.
Me hace recordar los momentos en que la felicidad inundó nuestra vida.
Cae la lluvia donde tu sombra vive de eternidad.
Te amo y nunca dejaré de amarte.

“Ayer acaricié el
pétalo de tu sombra.
¡Qué extraño fue!”

Distancia


Distancia

Distancia, me desarmo como una nube deshilachada en penas.
Quiero estar allí, no a distancia lejos de ti, pero debo estar acá.
El amor perdona a quienes saben amar.
Se cobra su tributo.
Le pago sin demora aún desde tan lejos,
con el dolor de la distancia antes y ahora.
El perfume lejano de tu ausencia me acarició la piel.
Sentí que me abrazaban y me besaban.
“Es su silencio”, me dije.
Era su silencio. Un silencio vivo, bullicioso de recuerdos,
de manos de papel, que acariciaban mi pelo desprolijo.
Un silencio a la distancia de voces mentoladas y ojos cenicientos de cristal.
Te amo en la espera porque se ama con el tiempo.
Letargo impreciso que arrastra en sus alas minutos y tormentas,
para acercar a mis caricias el fuego de tu piel.

“Cae la lluvia donde tu sombra,
 vive en la eternidad”

Regresas


Regresas

Regresas, te veo llegar a prisa hacia mis brazos que estaban abandonados.
Regresas con deseos de que nuestro amor lleno de pasión,
inunde nuestras vidas.
Y mi mirada que lo hacia hacía el suelo se elevo con dulzura,
viéndote venir hacia mí, mis ojos desorbitándose de amor,
los que lloran debajo de tus pies.
Aplaudo alabanzas, sin arpas ni prodigios, bajo esta ceremonia de amor.
Miro la vida ahora con placer y alegría, estoy contigo, en tus brazos,
nuestros cuerpos juntos.
Tus caricias tiernas, dulces, me inundan de aroma de amor.
Ahora quiero vivir así siempre.
Como los días pasan a escondida y como el humo se pierden los años,
ahora de nuevo bailo, me levanto, giro a toda música vago por mis ojos.

“Una lagrima encendida limpia,
 una noche procaz”