Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 15 de octubre de 2015
Quimera
Quimera
Cuando la tarde apaga sus
colores y los astros encienden sus lumbreras
y se duermen las aves y
las flores, surgen llena de encantos las quimeras.
Surgen en luminoso
arrobamiento.
Parece que flotan…
Es tan suave de su rítmico
andar en movimiento que sus pies no son pies.
¡Son alas de aves!
Llegan en grupo hermoso y
una a una me miran y prosiguen su camino.
Bajo el fanal errante de
la luna confidente del bardo peregrino.
Entonces cariñosas me
miraron, un laurel a mis sienes prometieron,
con vino de ilusión me
convidaron y al irse,
“hasta la vuelta”, me
dijeron.
“Entonces
te diré como flor sangrando desde mi
hoja
venciendo el papel que voy llenando
poesía es soledad”
Renacer
Renacer
Había perdido para siempre
la fragancia del sueño
y me voy al mar a medida
que mi cuerpo ágil corta la corriente salada,
las manos de las ondas nos
arranca, hábilmente de la piel, del cansancio de los días,
las cruces de la tierra
amarga.
Y envuelta en la túnica
del agua, doy muerte al hombre que me dejo,
recuperando la azucena
jubilosa de este otoño de mi vida que era solo gris.
Tras las calandrias y las
rosas de primavera lejanas.
Una dichosa arquitectura
de música y de formas consciente mente creo y destruyo,
en cada rítmica brazada y
me siento casta,
transparente, luminosa y
serena,
como la inmensidad verde y
azul que amorosa me abraza.
Ando libre, como Eva en la
primera hora del mundo sin que las sombras y las piedras pesen sobre las espaldas.
Siento que ángeles de
coral vigilan mi seguro cuerpo convertido en puente,
que al infinito por las
olas salta.
“Cae
la lluvia
donde
tu sombra vive
de eternidad”
Soledad
Soledad
Estoy sola bajo la opaca
multitud soterrada.
Todos pasan de prisa a mis
cuatro costados, como un naufraga que desde
la perdida playa llama
en vano.
Estoy, sola, angustia, por
el polvo rencoroso, pisoteada.
Estoy sola, olvidada.
¿ A dónde se alargan las
manos?
¿A quién abrir el corazón
desolado?
Todos llevan las tristezas
de la vida, sin recibir las señales de los astros.
Estoy sola, acosada.
Por los rostros repetidos,
renovados en quienes inultamente busco el rostro,
de un hermano.
¡Ay! si pudiera huir lejos
por el campo.
Y sin relojes echarme
sobre el pasto.
Estoy sola, encerrada,
quisiera correr descalza a las orillas de los ríos
y las manos de los aires
subir en pájaros o en nubes.
Y abrir la ventana a las
golondrinas del aire.
Para entregarles el
secreto de mi alma acongojada,
porque mi alma alucinada
hace lluvia en mis ojos siempre azules,
dulcemente despierta a las
glicinas.
“El
silencio
me trae tus ojos
de perla temblorosa”