Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 8 de diciembre de 2015
Desdén
Desdén,
palabra no
pronunciada
cuyo significado hace estremecer mi alma,
nunca lo sentí en ningún momento de mi vida hacia
nadie,
pero en este
instante surgió en mi mente,
¿cuál es la
razón?
Desdén,
es lo que conmueve las fibras más íntimas de mi ser,
es el desaire que a veces por instantes inunda
nuestras almas por el dolor que alguien nos provocó.
Si se acerca el desdén muestro desprecio
poniendo a
prueba el ingenio con sagaces aforismos
que me llegan subrayados con significativas miradas de
envidia,
celos, menosprecio,
a los que respondo con total
indiferencia
sin inquietarme un ápice,
sin juzgar actos y pensamientos malsanos,
me inunda una
tolerancia objetiva hacia su existencia
y por segundos
me invade un profundo desagrado.
Frío desdén,
mi rostro llevado del desprecio y la diversión esboza
una expresión
de ira y amargura que dura tan sólo un instante
ya que vuelvo a
ser yo,
la pura mujer poeta que es totalmente ajena
al mundo
material que me rodea.
Mantendré con aguas descendidas
por las fieles
veredas de mi pecho
todo el amor
que me inunda cuando el cielo se afila al conjuro
de un sutil
cosquilleo de flautas
que alejan de
mí sentimientos malvados.
La última estrella remisa abandona su puesto de
guardia
desde donde los
ángeles me protegen y cuidan
para que mi alma encendida y liviana
lleve su amor
por doquier.
Desdén,
no estás en mí tratando de sacarme de mi vida casta
para arrástrame
con sed de verme
en el silencio del mundo de las sombras miedosas,
delgadas,
oscuras,
para que me interne en el inframundo de lo
desconocido.
No lo lograrás,
la luz brillante me envuelve en el gran aire vacío de
dudas,
dolores,
penas y soledades,
entre azares sin respuestas.
¡Qué gran plenitud vivir en paz y armonía
desoyendo las
palabras sin color,
tan vagas como
las sombras!
Entre jazmines,
rosas, azucenas,
alelíes,
están los nombres de los que no mienten
ni hacen daño
ni te hieren,
mientras haya
cantos en la oropéndola,
la vida es felicidad plena.
El futuro es distancia,
no deseo
perderme en lo venidero,
quiero
acercarme a mi presente sin desdenes
que me acosen
en las largas dulzuras del minuto
de tiempo al
tiempo,
sin torpes atropellos,
entre quietudes y calmas,
el alma se enaltece en búsqueda de la verdad.
Claroscuro
Claroscuro,
mi vida se desliza
lentamente por un fuego helado
que deja mi corazón
apesadumbrado
y entre quejas y penas
mi alma en un grito de
silencio ensordecedor
clama por paz sin lágrimas
dulces.
Claroscuro,
entre mares de letras,
monosílabos,
frases como en una marejada
con oleaje alto
me interno en mí misma.
Se me vuelan los ojos
entre colinas y llanos
en este mediodía cielo de
raso
y me tiendo en el verde prado
entre el roquedal y el bosque.
Claroscuro,
amarillos y verdes,
amariverdes,
escuadras implacables y
sutiles
pinceles duendes fríos y
cálidos.
Fuiste y serás
el amor de mi calma
y excitación ya y nunca.
Mis poemas se irán al mar o
al rio
entre las sombras de los
sauces
y llegarán a ti para
aceptarlos
o rechazarlos.
Me los devolverá
la tarde en un claroscuro
entre puñados de agua
cristalina y turbia
entre ristras de voces
bajo los árboles frondosos
y raros
Claroscuro,
mi corazón late en una
acertada
y confundida alquimia
secular de los jardines
trocando la sigilosa confidencia
en alto aire cercano y
lejano,
tallado,
esclarecido.
Claroscuro,
de mi sombra ingrávida y
caduca
entre promesas huidizas
y venideras del amor en las
manos.
Te veo llegar con tus dos
ojos
sin mirada
y tu silueta apenas
sobrevive
difusa y estival.
Claroscuro,
se me ha perdido tu nombre
y tu rostro y tu figura,
los ha filtrado el tiempo,
en anexar y desunir,
entre sordinas atronadoras.
Claroscuro,
el recuerdo es olvido,
de tu silueta apenas
sobrevive
entre alegrías y hastío
una imagen cercana y lejana
a la vez.
Eres de un país de hechicería
donde la brasa ignora la
ceniza
y el mirar es un modo azul
que atiza la brasa
y arremansa la alegría.
Claroscuro,
amor impetuoso y calmo
que llevó a una pasión
desbordante,
avasalladora y tierna.
Sueño crecido,
impulso que descarta la
unidad.
¡Oh milagro realizado!
¿Es esto un diálogo
inventado?
¿O es que mi sangre harta
de pájaros y de sueños
busca enhebrar la perfecta
compañía
de tu amor imposible y
verdadero?
Amor perdido
Amor perdido,
¡qué dolor!,
¿sabes?
¡Perder al amor!
Es como arrancarte el corazón
en mil pedazos y toda la luz del alma.
El amor se lleva en lo hondo de la sangre,
el sol que te compaña y te reviste,
brazo en que te apoyas por el camino incierto del vivir,
escudo que te resguarda el pecho de muertes o borrascas.
Amor perdido,
¡quiero llorar entre escombros!,
nos separamos tú y yo en la cuesta para siempre.
¡Algo de mi luz en el polvo se ha perdido!
El miedo a no poder encontrarlo
ahuyenta de los ojos las palomas del sueño
entre clamores de lloros y penas,
apurando en la breve llama la inmensidad del tiempo.
Amor perdido,
ha de haber un portal sin cerrojos
por donde podré entrar
y como atisbando de a poco
te buscaré entre la raíz de los quebrantos.
Otearé para estar otra vez contigo
desde las colinas cercanas y veré
el fulgor que tú irradias desde la lejanía
y así secarás las fuentes de mi llanto.
Amor perdido,
en la flor te recuerdo y amorosa te exalto,
guardando en mis entrañas
los bálsamos de tu amor
y mi secreta lumbre que ilumina
de a poco mi pecho cansado
se refugia en el orillar del mar
bajo las blancuras del astro.
Amor perdido,
¡que hundimiento del mundo!
Un gran horror a columnas quebradas,
tiempos sin imágenes,
cielos intemporales,
entre estíos e inviernos.
Amor perdido se extinguieron las alegrías,
las risas, las danzas,
pero perduran las frases de amor,
aquellas que te escribí con todo mi corazón.
Ahora,
sin tenerte, todo va hacia atrás,
la vida se va quitando frenéticamente horas,
minutos, segundos de encima,
destejiendo,
galopando su curso del lento existir,
queriendo borrar recuerdos,
historias para hacer otra vez
el anhelo de volver a empezar otra vez.
El futuro se llama ayer.
Ayer oculto,
secreto,
escondido entre verdes follajes,
de esperanzas,
hay que empezar otra vez,
reconquistar la vida con toda el alma
y todo el corazón detrás de aquellos otros ayeres conocidos.
¡Vamos hacia el mañana entre estrépitos besos,
inventando las ruinas del mundo,
de la mano tú y yo
por entre campos florecidos
de amapolas ondulantes!
Y ya no más amor perdido,
amor encontrado entre tactos,
abrazos,
piel,
entregándonos al palpitar de sentirnos juntos,
sin caos ni penas,
sólo luz y belleza del vivir.
Amor perdido,
encontrado entre la luz del alba y las estrellas escondido,
tendiéndonos las manos para coger las nubes,
las flores,
las alas,
los mil sonidos del aire
para existir flotantes en el puro vivir,
salvados por milagro de no estar más juntos
y así estrenar el beso,
el amor,
sin sufrimientos ni quebrantos.