Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 11 de enero de 2016
Alma vagabunda
Alma
vagabunda,
levantaste
vuelo hacia horizontes infinitos,
áureas
nubes que te hacían danzar
entre
silbidos de vientos suaves
como
gemidos de un amor lejano.
Alma
vagabunda,
perfumes,
luces, formas y sonidos
desentrañados
de su cautiverio,
azuzan
y apaciguan los sentidos
en
un riesgoso y repetido juego.
Detrás,
la espesa niebla del misterio
y
más allá un Dios mudo, sordo y ciego.
Alma
vagabunda,
vagabunda
que el aire hace
que
hienda en pos
de
las campanas,
averigua
el río de los cristales,
la
dulce redondez de la manzana,
la
cruenta hostilidad de los cardales.
Alma
vagabunda,
¿cuál
es el motivo que no te deja detener
en
ningún lugar?,
¿qué
buscas?,
¿qué
signos y enigmas
vas
señalando como cada minuto el reloj
desgrana
con sus pinzas prolijas y puntuales?
Mi
entendimiento se afana
por
descifrar esa búsqueda inútil
de
recalar tu alma vagabunda.
Alma
vagabunda,
en
tiempo diferido,
en
una odisea sin fin
no
puedo dejar de pensar
por
qué abandonaste la mansión de tu ser.
¿Fue
por desconsuelo de amor?
Te
dejaron sola e incomprendida
y
emprendiste el vuelo eterno.
Alma
vagabunda,
pura,
virgen, desamparada,
te
mueve sí el pensamiento
lo
más sublime e inefable energía universal
creando
palabras, poesías de amor,
volátiles
e inacabadas
para
que nadie las descubra,
son
para ti, sólo para ti
amado
amante.
Alma
vagabunda,
no
vueles tan alto
que
no puedas apreciar
la
hermosura de la senda
que
te conducirá hacia él,
tu
enamorado de siempre,
caminando
en puntas de tiempo.
Caminante silenciosa
Caminante
silenciosa,
mi paso leve,
despacio,
viajando por
la vida
va buscando
el Amor que
anhelo tanto.
No me
anuncian lúbricas ceremonias
ni sordas
campanas
de
ancestrales reflejos.
Mi ruta es la
música salvaje de los pájaros
que sueltan a
los aires
mi bondad en
revuelo.
Caminante
silenciosa,
en búsqueda,
con sed ávida
y perenne del
amante único,
y que también
me busca sin denuedo.
Con gran
esfuerzo tendida en playa firme
grita mi
corazón vacío,
en la nave
del mundo.
Caminante
silenciosa,
elegante,
sobria,
aparenta
calma,
pero en su interior
bullen mil
sentimientos
de nostalgias
y desesperación
porque el
amor no llega.
¡A veces, la
vida me quiere estallar
en canciones
de angustia inesperada!
Hay una sola
puerta abierta
en mi camino
silencioso,
¿A dónde va
mi vida,
desconocida de
sonrisas?
Busco su
rastro,
como si el
cosmos se hubiese concentrado
en su energía
y hasta ella
fuese
mi emoción
hecha pedazos
de mariposas
destrozadas.
Caminante
silenciosa,
con mi
emoción que rueda ahora
por una de
esas islas salvajes
de dolor y
pena.
Me he sentido
llegar allí,
donde se
mueren las canciones felices
y el dolor se
da cita
con la
pintura transparente del cielo.
Sangra el
dolor del atardecer
caído a mis
espaldas,
la pena del crepúsculo
que quizás
no podré encontrar
el Amor
y seré como
una margarita
pálida en el
bosque.
Y de pronto,
mi caminar se detiene,
porque
vislumbro
vuelo de
lirios estirando colinas,
llanto de
arroyos enloqueciendo brisas,
furia de
estrellas en un azul cielo,
El amor se
acerca,
trae aroma de
alelíes,
de azahares,
de
junquillos,
trae un
paisaje de un inmenso mar,
casi
riachuelo.
Lo siento
llegar,
mi corazón
vibra, tiembla,
y mil poesías
danzan en mi mente,
son para él,
el esperado,
el que en una
cita eterna
trae el beso
enamorado.
En el pecho
del viento
van diciendo
los lirios
que en el
horizonte del mar
dos auroras
se besan.
Más allá de
tus ojos,
mis
crepúsculos sueñan
bañarse en
tus luces.
Mi caminar en
silencio
se hace más
rápido,
va hacia ti
sobre un
inmenso azul de sueños y alas.
Quiero acallar tu voz
Quiero
acallar tu voz
en mi alma
y no quiero
perder
ni una sílaba
de tus frases de amor,
que aunque
sea sólo una fantasía,
lo siento
real.
¡Cómo suena
en mi alma la idea,
que nunca
será verdadera,
de una noche
completa en tus brazos,
diluyéndome
toda en caricias,
mientras tú
me las das,
extasiado!
Quiero
acallar tu voz
en mí.
Te has ido
para siempre de mi lado
y sueño en
las horas,
tendida en
tus brazos,
sin más luz
que la luz de tus ojos,
sin más lecho
que aquel de tu pecho
¿Qué sucedió?
¿Por qué nos
separamos?
Yo sigo
amándote
y siento mi
amor floreciendo
en la mística
voz de tu canto,
notas tristes
y hondas
que unen mi
dolor por no tenerte.
Quiero
acallar tu voz,
mi senda de
amor vacía
es una
tragedia del alma.
Hay un aire
muy suave
en cada estrella,
removiéndome
el polvo de los años.
Hasta mi cara
en vuelo,
las cortinas
del mar se treparon
y mis ojos se
unieron a los ojos
de todas las
pupilas del espacio.
Quiero
acallar tu voz
anudando
emociones
y una larga
ilusión se va rodando
y hace
inclinar la sombra de mi mente,
sin el rayo
de luz de tu regazo.
Como corola
al viento
mi desilusión
y mi pena
abrióse paso
al cosmos
quedando en
el pétalo
de una rosa
solitaria y triste.
Despedida en
silencio,
me solté a la
pureza
de un amor sin ropajes,
que cargaba
mi vida
de lo irreal
a lo humano
y hube verme
toda
en un grito
de lágrimas,
en un
recuerdo añorado
de tus besos
suaves y de tus abrazos íntimos.
¡Yo sentí la
Vida amándote!
He de volver
conmigo misma
a buscar lo
perdido,
en un
profundo batir de inquietas fuentes,
en inmenso
río, blanco,
corriendo
hacia el desierto
con
esperanzas nuevas.