Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 1 de febrero de 2016
Despertar a un nuevo mundo
Despertar a un nuevo mundo
cuando la tarde apaga sus colores
y los astros encienden sus lumbreras
y se duermen las aves
y las flores surgiendo llenas de encanto
las pasiones encontradas.
Surgen en luminosa arrobamiento…
Parece que flotan…
Es tan suave su rítmico
andar que sus pies no son pies,
¡son alas de aves!
Despertar a un nuevo mundo,
entre pasiones y seducciones de amor,
llegan en grupo,
hermoso y una a una,
bajo el fanal errante de la luna,
se esconden y juegan
entre palabras de amor.
¡Cuánto esperanza e ilusión
irradian siguiendo un ideal
que no se alcanza!
Despertar a un nuevo mundo
sin silencios ni tedios que pesen y floten,
sí colmado de inspiración
entre voces de campanas
que con lentitud las notas
del ángelus desgranan
y elevan por los aires,
las frases, las poesías,
perfumando de amores,
de violeta tu boca,
tus manos,
tu frente.
Despertar a un nuevo mundo,
muchas veces,
misteriosos poemas de amor vagan
en visiones de armonía
y se ocultan en el cielo cuando aclara
y no están ni las estrofas.
Los sones que de mi lira
van brotando
son los pasos de las visiones
que conmigo las están buscando.
Despertar a un nuevo mundo,
ya mis versos aroman tus pasos,
los trae el viento,
la flor,
los astros del firmamento para ti,
mi amado amante.
A los poemas,
vida les da el sentimiento,
cielo les da la conciencia
y en búsqueda de lo soñado
hacia todas partes vuelan.
Despertar a un nuevo mundo,
donde las palabras cruzan el éter,
beben luz en las estrellas,
dormitan en el silencio,
blanco de la luna llena
o como en potros de llamas
cabalgan en los cometas.
Otros bajan al abismo
donde la luz no penetra
y donde millones de ojos
los sorprenden y contemplan…
Son los diamantes de letras
que el gnomo amontonó en su caverna.
Otras palabras buscan
el corazón del poeta
y un rojo sol prisionero
en un secreto encuentran.
Despertar a un nuevo mundo,
después de volar por todo el universo
a tus brazos regresan
con las flores inmortales
del pénsil de la belleza.
¡Acércate amor y búscame!
Te espero siempre…
Secretos inconfesables
Secretos
inconfesables,
perdidos
entre mil pétalos
blancos,
amarillos y rojos
que
colman mi campo
como
manto entretejido
de “te
quiero y no te quiero”.
Son
conciertos
de
notas aterciopeladas
moviendo
a ratos el sauzal
y
después tornándose
a la
quietud hecha de amores perdidos
y
hallados sin saberlo
entre
cantos y sentires.
¡Oh,
vientos del jardín de los recuerdos!,
desde
el fondo soplad,
trayéndome
los secretos inconfesables
que los
quiero recordar.
Entre
albas transparentes
vestidas
de ilusión,
cuyos
llantos sin causa
derramaron
sobre las flores,
mi
inocencia pasó.
Secretos
inconfesables,
tengo
pétalos en los labios
y
palabras escarlatas
que
jamás he intentado pronunciar.
Tengo
secretos inconfesables,
que de
tanto guardarlos,
los he
perdido
entre
mil pétalos blancos
que mis
ojos viajeros del tiempo,
cansados
de pronosticar,
se
diluyen
entre
este mar de añoranzas perdidas.
Tengo
pétalos
pegados
en mis sienes,
en mi
pelo, en mis manos,
en mis
yemas,
como
plumillas
que
escriben sueños, nácares, tesoros…
Tengo
pétalos,
suaves
pétalos carnosos
de mis flores
preferidas,
debajo
de mis pies,
recorriendo
el gran sendero blanco,
amarillento,
de mi nido de amor.
Invierto
en el presente,
apuesto
a futuro, a poesía
y floraciones
perennes,
a todos
los secretos inconfesables
por
amor,
a los
pensamientos cárdenos de la vida.
Tengo
en suma
un chal
de pétalos tejidos
y
destejidos de flores deshojadas,
alegres,
coloridas,
al que
accedo una y otra vez
por
éste y otros poemas
inspirados
por ti, mi amor.
Secretos
inconfesables,
perdidos,
desperdigados
en el
manto de flores mágicas
de mi
lecho de ilusiones
de amor
por ti,
irradian
el fulgor que seca
las
fuentes de mi llanto.
En sus
pétalos te recuerdo
y
amorosa te exalto,
mientras
en la tarde
te inclinas
en tus largas manos
y te
envuelven como tules
que en
tu pecho se derraman.
Secretos
inconfesables,
manantial
de dicha
que
suave se extiende
entre
caminos y senderos
remontando
los sueños
a las
nubes altas
como
río de la música,
llovizna
de suaves pétalos,
que
serenamente,
por
dentro, nos abrazan.
Sabores y aromas del amor
Sabores
y aromas del amor,
nuestro
amor florece
entre
la lila buganvilla,
la
blanca,
amarilla y roja
de la
gracia que,
pensativa,
en el conjunto de pétalos,
lleva
su aroma al viento
y la
cala que tiene la forma
y el
declive de una lágrima,
pronta
a desprenderse
de unas
grandes
pupilas
invisible.
Nuestro
gozo es intenso,
la luna
empalidece
al
contemplar la naturaleza
que nos
ofrece,
en un
estremecimiento contemplativo,
en una
mullida alfombras de tréboles
y el manantial
su espejo
donde
nos mecemos suavemente.
Al
morir el sol,
en el
ocaso,
nuestros
anhelos se desangran
en
resplandores de sabores
y
aromas del amor
entre
alpinas rojas
y
heliconias naranjas,
rojas y
multifacéticas.
Néctares
de amor,
sabores
que inundan
nuestros
poros
y
llegan con deliciosa ternura
a
nuestras almas anhelosas de amor
entrelazándonos entre labios húmedos
de
perfumes,
entre carambolas suaves de sabor
y color
diferente,
verdes
y blancas.
Sabores
del amor
que nos
llevan a ser dos,
unidos
por la acidez del maracuyá,
la
dulzura de la melancia,
lo agridulce del abacaxi
y la
frescura de la Eugenia.
Sabores
que inundan como ríos
nuestras
venas
y nos
llevan
por senderos ondulantes,
transparentes,
a
nuestro nido de amor.
Amantes
de colores nuevos
y
aromas de blancas bromelias,
rojas
equisorias
que
como una sola flor une sus pétalos
en un gran resplandor rojizo
y entre estos aromas
vivimos
entre gozos y dichas,
lejos del mundanal ruido
y ecos
repetitivos
que nos
permiten comunicarnos
hasta
lo hondo del alma.
Silencios
sin ecos,
entre
perfumes envolventes
y
sabores deleitantes
que nos transportan
en tan
sólo instantes
a
sentirnos más unidos
en
verdes hojas
del
follaje del bosque,
moviéndose
al compás del viento
que nos
arrulla y acuna
en este
paraíso único que vivimos.
El
tierno mangostán
une
nuestros labios
con
gusto a manga y a cacao.
Sabores
y aromas del amor
que
como gotas minúsculas
invaden
nuestro cuerpo
y nos
hacen amarnos
con
total intensidad.
Nuestra
intimidad secretísima,
trémula
de dicha
se
rinde ante tanta belleza,
colorido,
hallazgo
necesario
para
que nuestros besos
vayan
más lejos,
estrechados
y plenos.
Lo
dulce del gusto
y la
vertiente de los olores
arriban
a nuestra carne
transcorpórea
del cuerpo
y ya
quedan en nuestras almas
como
campos florecidos
entre
azahares
de
frutos esperados.
Y el
zumo vital
es el
agua nuestra,
que fría corre
desde
nuestra boca
por nuestra piel,
haciendo
que el amor,
renazca cada día
con
nuevo y renovado
sabor y
aroma.


