Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 3 de febrero de 2016
Palabras al viento
Palabras
al viento,
se
fueron tras la cálida brisa,
dejando
en su eco,
susurros
en mi alma.
Palabras
al viento,
se
llevan mis monosílabos,
mis
frases, mis palabras quedas,
mis
versos de amor,
¿a dónde llegan?
¿qué
buscan?
Se maduran
los mundos a su llegada,
nada se
puede ver ni tocar,
sólo
están arremolinadas,
sueltas,
desmadejadas,
deshilachadas,
destejidas,
pero
aún frente a todo,
son
Amor, Amor único
que
recorre el orbe,
dejando
estelas
y
perdurando en corazones
puros y
embelesados.
¡Santas
palabras!
Bajan
por los tiempos milenarios,
necesitadas
por almas
como
tenues alas
viniendo
del ayer hasta el hoy
y yendo al mañana.
¿De qué
lejos, misterioso su vuelo arranca,
nortes
y sures, orientes, horizontes sin fin?.
Palabras
al viento,
como
innúmeras sombras calladas
llegan
a ti, mi amor,
cada
día más sentidas,
cada
día trasmitiéndote más
mi todo entero,
nunca
desaparecen
ni se
escapan.
Y entre
temblores de risas,
como
voz de vigía gritando
¡Tierra!
llegan
una a una
a
acariciar tus labios,
tu
rostro, tu cuerpo
que
siento ya mío.
Palabras
al viento,
todas en un sol tras otro
se
vuelven claras, soñando,
cantan
delante, detrás de ti,
ofreciéndose
sin guardarse nada,
onda
tras onda,
rompiéndose en mil,
cien
sílabas en tus brazos.
Palabras
al viento,
se
esfumaron de mi vida
como la
niebla al amanecer,
para
llegar a ti, mi amado amante,
así es
su destino y
¡qué
confusión,
sin
ellas me siento perdida,
mis
sentidos se bloquean
y mi
cuerpo empieza a temblar!
Pero…
sueño o realidad,
las
palabras no se han perdido,
fueron hacia ti, en secreto,
en
suaves movimientos,
llegando
a tu mundo interior,
bloqueando tus sentidos
y
haciendo que tu cuerpo temblara
tan
sólo de escuchar sus susurros.
Palabras
al viento,
libres, airosas, juguetonas, necesitadas,
atraviesan
cielos y cantos,
mares y
horizontes,
ecos y
silencios,
fronteras
y murallas,
van a
encontrarse,
a
inquietar o a asombrar
al
revelar lo sentido y expresado
en todas las emociones
que
ellas conllevan
pudiendo
fundir tu corazón
en un
profundo acto de amor.
Palabras
al viento,
en
volandas te envían belleza,
alegría,
paz
que
trasmiten en su canto
la verdad de nuestro existir.
Palabras
al viento,
vírgenes, radiantes,
van
como fulgores en monosílabas,
trisílabas, frases
en busca de la aventura
de
estar en ti
entregadas
una a una
en tu
corazón apasionado.
Candidez amorosa
Candidez
amorosa,
mis
pasos de alondra,
pisaron
el otoño húmedo
y te
sentí volar entre la fronda
indiferente de viejos pergaminos,
te
fuiste lejos,
a
lugares inciertos.
Quise
seguir tu vuelo solitario,
quise
amarrar mis ojos
a tus
amadas alas,
quise
rehacer mis dedos
con tus
plumas,
quise
volar cerca de ti,
entretejiéndome
entre
tus cálidas caricias.
Candidez
amorosa,
inocente,
crédula,
creía
fácil seguirte y tenerte cerca,
más tú
volabas, volabas…
Autómata,
juguete de papel y cielo
y te
tragaba el viento
y te
mordía la distancia luminosa.
Y yo,
soñaba… soñaba…
que
hoy… tal vez mañana…
quizás
un día
yo
sería la rama de tu nido.
Candidez
amorosa,
entre
trinos y cantos, versos y metáforas,
tejiendo nuestro hogar
para
ser tuya en nuestra rama
y donde
allí posarás tu piel
con el
ahogo de tu aliento.
Pero el
tiempo pasó,
lento, muy lento,
no hubo
nido, tú volaste…
Fuiste
un cuento, mi sueño,
mi
leyenda de otoño en serenata.
Candidez
amorosa,
cuando
mis ojos gritan tu nombre
en la
soledad de la distancia imperdible,
el
recordar el abrazo de tu piel,
de nave
humedecida,
me
sacude y me hiere,
me
desdobla y me eleva,
buscándote
en esa distancia lejana
donde
tú te resguardaste,
te escondiste.
Mi vida
es ahora
un
cielo trivial de sueños locos
que
llenas con tu aliento
de
viajero errante y taciturno.
Aprieta
mis deseos,
caliéntame
las carnes
con tu
pasión de viento.
El sol
será mañana
un
plato de lujurias
y tú
serás mi boca
y mis
manos desgajadas.
Candidez
amorosa,
¿adónde
me conduces?
¿Por sendas de ingenuidad,
candor,
inocencia?
Creo en
todo lo que me rodea
y a
veces agobiada, debilitada,
por creer en imposibles,
me
tiendo
en el
manto oscuro y plácido
del
campo abierto a la noche
y entre
las estrellas rutilantes
me voy en tu búsqueda
con tus
sueños y pensando imposibles,
que
nuestro amor como pájaro sin alas,
se
acurruca desarmado
en
nuestros cuerpos,
en
nuestras bocas,
en
nuestros corazones.
Candidez
amorosa,
canta
el río mojado de tipas
y
empedrada en la sed del silencio
se
consumen nuestras formas
fundidas en el tiempo inagotable.
Placeres
y gozos,
caricias que desgarra,
besos
que dibujan
nuestros
rostros temblorosos.
Es
nuestro amor
que
muere cada noche
para
nacer…
y volver
a morir a cada instante.
Amor
mío,
desboca
los temores indefensos,
mi
aliento con tu boca,
haz mi
piel con tus ojos de humo
y del mundo sin final
la comunión de una eterna entrega.
Desarraigada
Desarraigada,
su
significado profundo y hondo
hiere y lastima el alma,
trastorna mi mundo interior,
confunde
mis amores
en
desamores.
¿Por
qué me siento apartada,
alejada
del
mundo que me rodea?
Soy una
emigrante itinerante,
mi lar
está fuera del real,
mi imaginación me transporta
a un
mundo
donde
vivo dando amor,
traspasando barreras,
cadenas,
prejuicios,
críticas,
¿cómo
no sentirme perturbada
al
vivir desconectada,
descuajada
de la
rama alta del ciprés
verde y frondoso,
cima en
la que creí vivir,
levantando vuelos cortos
y veloces
para
regresar
al
lugar que creí era amada?
La vida
tiende sus redes
y en un
instante
me
siento dañada
pero,
¡ya no más!
No
pueden arrancarme de la luz
que me
conduce a un orbe nuevo
y
maravilloso,
desprendiéndome
de lo que el amor
me hace escribir,
inundar
páginas en blanco
que me buscan desesperadamente
con
ansias de volcar en ellas
mis
inquietudes,
mis sentimientos,
mis
deseos de escaparme
a otro
lugar distante
y vacío
donde encuentre la paz ansiada
en mis
ideas locas
de
estar enamorada de la vida.
Desarraigada,
desterrada de este mundo real
para poder irme
al
mundo mágico,
puro y
límpido
donde
nacen mis prosas poéticas vírgenes,
sin causas ni porqués.
Desarraigada,
me voy,
no
tengo tiempo de volver a empezar,
de
regresar a ese pasado
cercano
y lejano a la vez,
debo volver al hoy,
plenamente,
entre
cielos azules
y nubes de algodón,
entre
desprecios de lejanías,
mares
transparentes,
turbulentos y calmos,
entre
rojizas puestas de sol
en el
horizonte lejano,
donde las
nubes danzan
a su alrededor,
en
silencios y vientos calmos.
Desarraigada,
¿por qué ocurrió?
No lo
sé,
son
diferencias de vida,
de
sentir el amor y de ser amados,
como
ídolos de mármol,
duros,
impenetrables,
rígidos
y no
con el corazón abierto
para
dar lo mejor de mí,
de
sentir cálidos sentimientos
y
brisas frescas
y
limpias en mi mente.
Ya me
desprendí
de todo
el manto de llanto,
ahora
sólo correré tras la música,
las risas,
las bellezas del verde bosque,
el azul del mar
y los
corazones tibios y verdaderos
que se
me acercan
y me acarician
con sus
miradas dulces
y
palabras tiernas
buscando en mí
el amor que aflora
sin
saber por qué.
La
pesadumbre se fue lejos,
no
quiero pensar en los recuerdos
que me
hicieron mal,
busco la luz,
quiero sentirme envuelta
en ese
capullo que me protege
entre
palabras de amor
en mi ser entero
y que
la alegría me invada entera,
no sintiéndome desolada
y
triste,
si no plena de amor
para
dar a raudales
por el
mundo que me rodea
y lo
quiere recibir.