Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 5 de abril de 2016
Nació nuestro romance
Nació nuestro romance
como una ráfaga,
violenta, como un huracán
vertiginoso,
desde lugares distantes.
Fue como una nube,
tal vez una corriente renovada,
fue como estrella,
como lucero que brilla,
que titila y parpadea.
¡Ah, nuestro amor!
Fue un viento pasajero,
fue como el mar,
más bien como marea.
Nació nuestro romance
y se clavó como una espina o
dardo
sin dolor en la hondura de
nuestros corazones,
es como el bello canto de la
alondra,
es como un sol que en el ocaso se
desliza.
Hoy nuestro amor
se torna transparente y es
nuestro presente.
Nació como un manantial puro
y virgen de la montaña,
recorriendo caminos diferentes y
pendientes
hasta llegar al remanso de paz.
Nació nuestro romance desde
lontananza,
más allá del cosmos
y se fue acercando para unirnos
cada vez
en forma más entera y profunda.
Nos buscamos hasta en la
penumbra,
donde nuestras almas
en dicha total se encuentran
y nos vamos lejos, juntos,
a estar en completa comunidad de
espíritus.
Entre ríos de música
y lluvia de pétalos de flores,
serenamente, nos abrazamos,
somos uno en dos.
Somos árbol que va floreciendo
de a poco y hoguera sin humo,
sólo con luces multicolores.
Y nos envuelve el olor de las
glicinas
y de las madreselvas,
derramándose por doquier.
No dejemos que este romance
termine
en espejos de recuerdos
del áureo paraíso logrado.
Busquemos esa perfecta unión
que acerca más que abrazo
o beso de nuestra vida
y de su gran proyecto de dichas
de futuro,
acercándonos al presente
para darnos largas dulzuras del
minuto,
del tiempo que estamos viviendo.
Espíritu triste
Espíritu
triste,
en
la profundidad de mi alma,
se
anidó oculta la tristeza, esa,
la
de las penas desconocidas,
la
que lleva ilusiones a las sombras.
Sin
quererlo,
la
suerte se mezcló en mi vida,
entre
recuerdos perdidos,
angustias
y desengaños,
la
tristeza que cruza aleteando
por
el espacio sombrío,
va
derramando ilusiones,
y
dejando tan solo
sueños
de angustia,
de
soledad y de frio.
Espíritu
triste
que
de a poco va derramando su tristeza
para
que llegue
de
algún lejano pensamiento consolador
una
lumbre de aurora,
una
voz de ternura,
que
me reclama con amor mi triste ausencia,
implorando
que la luz de nuestro amor
nos
alumbre a los dos.
Tristeza
aciaga, déjame,
vete
de mi mundo interior,
para
lograr una vida dentro de mi querer
como
vuelve hacia adentro,
amando
intensamente,
sin
aflicciones ni congojas
que
los desconsuelos vuelen
lejos
al cosmos infinito.
Abatida
mi alma,
nunca
más,
quiere
lograr una vida
que
por puro milagro
surja
nueva, pura, irrefutable,
entre
auroras seguras colmadas de amor
y
entonces de mi espíritu
libre
de tristeza
brotarán
cual suaves caricias
letras
estremecidas,
palabras
de pasión,
pensamientos
puros,
rimas
de éxtasis de amor,
para
ti mi amado.
Y
como campanas distantes
en
noches oscuras
tus
palabras con tus miradas
hondas
como de un ensueño
me
estremecerán entre tibias luces
donde
no hay mas tristezas,
solo
silencio creciente,
susurros
temblorosos,
murmurando
que el amor detuvo el vuelo
y
acogió bajo su manto
a
la plateada luz de la luna
a
dos seres temblorosos
que
vibran al calor de sus besos.
Te espero
Te espero en el umbral
de mi pasional abrazo
en la profunda noche,
desprendiéndose tizones
y luminosas chispas,
vertiendo los amantes
volcánicos
deseos de eclosión de amar.
Te espero en mi vida,
crepitaste ardiente
las brisas en el silencio
inmenso
de la oscura noche.
Ardió en mi delirio tu
abrazo creador,
intensa llamarada
de dos cuerpos pletóricos,
inmersos en el amor.
Te espero con ansias de
gozos,
con mi ternura ardiente,
abrevarás delicias
que de mi ser anhelante
van hacia ti.
Te espero,
soy tuya,
tómame, abrázame,
vierte en silencio
tus ánforas de fuego
que aceleran el latido de mi
corazón.
Te espero,
estoy cerca,
muy cerca de ti,
te quiero a mi lado,
se acelera el latido de mi
corazón amante
con tu abrazo leve y tu
aliento excitante,
donde enciende la llamarada
que me abraza el pecho.
Te espero
¿vienes amor?,
intensa llama mora en mi
pecho
que se inflama
despertando mi ardiente
fantasía
y transforma toda la faz de
mi destino.
No sé si espero,
amor,
ni si te espero,
pero de pronto estás,
inesperado y me envuelves
en un abrazo cálido de
estío.
Reconozco tus ojos de
viajero,
tu inseguro silencio,
tu llamado,
tus labios sin mañana
y sin pasado.
Te espero
porque eres un milagro de
ternura,
triste y feliz,
eterno y pasajero,
inquieto y firme.
Te espero,
amor ¡Cómo irme!
¡Cómo estar sin estar!
Te espero porque puedo
entristecerme tanto por tu
ausencia
que en fantasma de mí misma
me torno
y sentirme tan feliz por tu
presencia
que los cálices del regocijo
colmo.
Pletóricos de dicha,
con dulces sones de músicas
seremos astros del alba,
en la más alta estrella.
Ven…
te espero…
hasta la eternidad.