Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 15 de abril de 2016
Tarde de lluvia
Tarde de lluvia,
la tarde está llorando
y es por ti.
La lluvia
se desliza por el vidrio de mi
ventana
y a lo lejos vislumbro tu figura
tierna y apasionada,
imposible acercarme para tocarla.
Tarde de lluvia,
te necesito a mi lado,
sentirte cerca,
abrazarte y estar oyendo el
viento
que apenas puede llevar al mar
las nubes con su carga.
Hay silencio,
nada responde y todo mi ayer
se junta en este instante.
Cuando llueve te mezclas con la
lluvia,
cuando llueve en la calma de la
tarde
te siento conmigo,
te siento en mi sangre,
cuando llueve te tengo,
nada puede sacarte de mi lado y
me duele…
¡Cómo duele la quimera del
tiempo!
escucho el eco del olvido
pero nada hay que no te recuerdo
mientras en la tarde llueve.
La lluvia cae,
moja mi alma,
¡cómo quisiera que aquí
estuvieras!
me dieras calma,
esa calma que el amor sólo sabe
dar…
y no mira nada para entregar.
La lluvia golpea
con sus caricias húmedas las
aceras quietas,
silenciosas,
tus pasos están en otras veredas,
mis pasos van en sombras a otros
destinos…
EL viento doblega los árboles,
sus hojas se sacuden
y mis manos te dibujan en la
oscuridad
donde te sueño.
La tarde se colma de lluvia
y cierro mis ojos,
te veo, te palpo,
te siento,
eres parte de las sombras
que me envuelve.
Escuchemos juntos
con la imaginación el ritmo de la
lluvia
y así seremos esta tarde,
los dos,
un mundo aislado por el viento y
la lluvia
entre la cuenca tibia
de nuestros abrazos.
Lluvia que penetra
en la bruma oscura,
grisácea,
arribas a los campos del alma,
levantas aquel grito de vida y
esperanza,
ven a renacer en gotas de agua lo
seco,
lo dormido,
yaciente en la calma.
Lluvia,
que en torrentes de cálida agua,
aviva el corazón,
el amor,
la llama,
vuélveme a la vida junto con mi
amado,
empápame mi razón,
dale el color que extraña,
trae luces nuevas a esta tarde
larga,
ilusiones,
sueños a la espera
del renacer del amor.
Tu voz me acaricia
Amor
mío,
tus
versos de renuncia,
tan
nostálgicos,
no
quiero,
no
puedo pensar que sean para mí,
ni
sobre nuestro amor,
porque
no puede negar que nos amamos.
Leerte
y sentirte
me hace
transportarte a mis brazos,
llenos
de rosas rojas,
esperándote
para acariciar tu piel
y rozar
tus mejillas con las mías,
como si
fuéramos niños embelesados
en un
amor
que ha
borrado todos los amores vividos,
para
convertirse en el único
y el
primero.
Todo en
ti vive,
todo en
ti palpita,
porque
eres vida, eres amor,
mi
generadora de los más dulces sueños.
Qué
lindo que sea así,
mi
amor,
las
lágrimas no son sólo
lenguaje
del alma condolida;
el
llanto es también
el
lenguaje del alma complacida
que se
asoma a los ojos
en
gotas de cristal.
Si me sigues dando este alimento de amor,
Si me sigues dando este alimento de amor,
todos
los instantes y por todos los motivos,
nos
vamos a convertir los dos
en un
solo poema inmortal
que sea
arrebatado al cielo
como
Elías en su carro de fuego.
Porque
¿sabes?,
estar
enamorado,
mi
amor,
es
tocar el infinito con las manos;
es
sentir que nuestro corazón palpita
al
mismo ritmo del mar
al que
mueve la luna enamorada;
es
creer que un instante es capaz
de
convertirse en una eternidad;
es
escucharte a ti
y creer
que existe la felicidad.
Amor
mío:
otra
vez tu don de seducción
de la
palabra y del verso.
Otra
vez el hechizo
con que
adobas tus mensajes
románticos
y poéticos,
abrazando
profundamente mi cuerpo
y
besando con ternura mi alma.
Otra
vez que me extasías de pasión
y me
haces desearte intensamente,
para
poseerte totalmente
y
demostrarte y demostrarme
que eres inmensamente mía.
A través del cristal
Desde mi ventana
miro la luna de cristal,
la rama roja del otoño
cercano,
los árboles en continuo movimiento.
Todo me lleva a pensar en
ti,
el fuego y la impalpable
ceniza de mi estufa,
todo lo que existe a través
del cristal, luces,
estrellas fugaces,
lunas iluminadas en el
tardío atardecer.
A través del cristal
recojo mis alas y tiemblo,
detengo el vuelo que iba a iniciar
porque te estoy esperando,
amor,
entre torbellinos de valses,
tules y gasas
ya que mis brazos te anhelan
entre cariñosas memorias
que vibran cual sones de
violines.
A través del cristal mis
ojos te buscan,
entre suspiros suspendidos,
lágrimas ocultas con
sollozos
que estallan en palabras de amor,
vibrantes y cálidas como notas,
cantos y músicas de campanas
vibrantes de sonidos huecos.
A través del cristal
la lluvia golpea rítmicamente
y el relámpago que brilla
ilumina los cielos cruzando
raudamente el firmamento
y pienso en ti,
deseo tu palabra,
cálida y única a mi lado.
MI infinita espera,
mi paciencia ilimitada,
mi devoción inconmovible,
mi resolución eterna,
me llevarán al desarrollo de
mi capacidad
para albergar el Amor.
A través del cristal
mis sueños se expanden y
estallan
como burbujas por tu
ausencia que se alarga
y la nostalgia inunda mi alma,
me acompaña el sentir
que no estás conmigo.
A través del cristal
veo el mundo irreal
como un lugar extraño donde
mi amado
lo iluminará con su presencia
bajo la lluvia suave
como mi llanto de soledad,
me siento ya en su pecho
en un palpitar sin tacto,
cerquísimo,
de estrella que viene de
otra vida.
A través del cristal te
espero,
se que vendrás
y mi alma va hacia ti.